Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
Madrazo y Bonfil, otros accidentes
2018-12-26 | 08:54:05

En un país como México, donde siguen ocurriendo miles de homicidios y desapariciones en su mayoría sin esclarecer, es lógico que las trágicas muertes del senador Rafael Moreno Valle y de su esposa, la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, muevan también al sospechosismo.


Sin embargo, cuesta trabajo creer que este caso pudiera tener algún trasfondo político, pues el conflicto postelectoral, aunque de manera polémica, ya lo había resuelto el Tribunal Federal Electoral. Presuponer que Morena y su excandidato perdedor Miguel Barbosa pudieran ser los autores intelectuales de este atentado francamente suena burdo y estúpido, pues son los sospechosos principales.


Pero tampoco Moreno Valle y su esposa tenían los perfiles de otros líderes políticos mexicanos que han muerto en accidentes aéreos similares.


¿La pareja de panistas poblanos podrían equipararse por ejemplo al exgobernador de Tabasco, Carlos A. Madrazo Becerra, quien en noviembre de 1965 tuvo que renunciar a la dirigencia nacional el PRI luego de intentar democratizarlo para que el presidente de la República en turno ya no impusiera al candidato a sucederlo sino que se eligiera a través de una elección interna entre la militancia, lo que lo confrontó con el mandatario Gustavo Díaz Ordaz?


Madrazo Becerra falleció en un accidente aéreo en Monterrey el 4 de junio de 1969. Volaba en un Boeing 727X-SEC, de la Compañía Mexicana de Aviación, que se estrelló a las 8 de la mañana en el cerro de Tres Picos de la Serranía del Frayle. La especulación sobre la posibilidad de un asesinato político cundió porque testigos en tierra vieron y oyeron la explosión antes de tocar el cerro.


Otro caso fue el de Alfredo V. Bonfil, líder nacional de la CNC, quien falleció el 28 de enero de 1973 al desplomarse la avioneta que lo transportaba de Veracruz a Querétaro. Durante su liderazgo se enfrentó con otros miembros de su partido. Su muerte se dio en medio del conflicto entre los productores de caña de azúcar y los dueños del ingenio San Cristóbal que se negaban a incrementar el precio que pagaban por la gramínea. Hasta ahora persiste la sospecha de que el suyo fue un accidente provocado.


Pero respecto de Moreno Valle –en cuya administración como gobernador se disparó el robo de huachicol en Puebla– y de su esposa, sus trágicas muertes se vienen a sumar a las de otros panistas muertos en circunstancias similares: la del secretario foxista de Seguridad Pública, Ramón Martín Huerta, en 2005; y las de los secretarios calderonistas de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, en 2008, y Francisco Blake Mora, en 2011, cuyos “accidentes” aéreos generaron otro tipo de sospechas.

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