Por Francisco J. Ávila Camberos
Columna: Con Sansón a las patadas
Con Sansón a las patadas
2018-09-01 | 09:49:14

La negociación del nuevo tratado de libre comercio con los Estados Unidos ha sido  tardada y desgastante, donde a pesar del esfuerzo realizado por los negociadores mexicanos, el gobierno de Donald Trump ha resultado ganador al imponernos condiciones que en determinados rubros benefician únicamente a su economía, afectando a la nuestra. ( Bien lo confiesa el presidente Trump en su ideario político: ¡América first! ).


Y es que negociar con la mayor potencia económica y militar del mundo no resulta nada fácil, sino bastante complejo. Si revisamos la historia esto siempre ha sucedido así. Los tratados de Bucareli, de Maclane Ocampo y de Guadalupe Hidalgo, son clara muestra de que al negociar con ellos casi siempre perdemos. Los Estados Unidos no tienen amigos, sino intereses.


Una cosa es el pueblo norteamericano, que es en su inmensa mayoría altruista, generoso y bien intencionado y otra muy distinta su gobierno. De ahí que la protección de sus intereses económicos domina siempre cualquier negociación. Su actual gobernante olvida un principio económico fundamental que dice: Para que verdaderamente haya negocio, las dos partes deben salir ganando.


El nuevo tratado, acuerdo se le llama ahora, contiene una cláusula donde se indica que deberá revisarse cada 6 años, lo que implicará incertidumbre para quienes deseen invertir en México y desgaste para los gobiernos mexicanos futuros, porque tendrán que padecer cada sexenio una nueva negociación.


Otra cláusula implica que deberán pagar un arancel los vehículos producidos en México, si nuestros trabajadores de las plantas automotrices no ganan al menos 16 dólares la hora.


Esto que aparentemente beneficiaría al trabajador mexicano de esa industria, resultará en perjuicio de todos, porque los autos producidos en México costarán  más  caros que los fabricados en otras naciones y no podrán competir en precio con aquéllos.


Además el incremento al salario debe ir siempre de la mano con el aumento a la productividad, de lo contrario provoca inflación.


Si nuestros costos suben, nuestras exportaciones de automóviles disminuirán y con ello la entrada de divisas a México caerá. Se perderían muchos empleos en ese sector y no tendríamos dólares suficientes para comprar en el exterior todo lo que aquí no producimos.


Es bien sabido que por desgracia en nuestro país la electricidad y los combustibles son mas caros que en  Estados Unidos. También los impuestos resultan más elevados. Nuestras carreteras tienen serias deficiencias y los costos que genera la inseguridad son muy altos. Todo esto repercute en los precios de lo que aquí se produce.


La única ventaja competitiva que tenemos son los salarios más bajos que los que perciben los trabajadores norteamericanos. Si nos obligan a igualarlos, el aumento en los costos nos sacará del mercado y terminaremos perdiendo porque será más barato para los fabricantes de vehículos llevarse sus plantas a otros países, en lugar de seguirlos produciendo en México.


Para corregir las cosas y prepararnos para lo que viene, tiene que revisarse a fondo el esquema fiscal mexicano. No podemos salir a competir con impuestos más altos de los que existen en otras naciones. Tenemos también que mejorar sustancialmente nuestra infraestructura carretera y ferroviaria para hacerla competitiva. Los precios de la electricidad y de los combustibles deben moderarse. Para lograr todo esto debe acelerarse la apertura del sector energético a la inversión privada, para eliminar los ineficientes monopolios gubernamentales que solo producen pérdidas para el país y eso sí, funcionarios multimillonarios.


También hay una tarea pendiente que está en manos del pueblo mexicano. Debemos trabajar con mayor eficiencia, con calidad y sin ausentismo, para producir con costos competitivos.


Para conseguirlo, deberemos superarnos y capacitarnos constantemente. De lo contrario nos rezagaremos.


También debemos comprar y consumir preferentemente lo hecho en México.


El reto es enorme. Sin embargo, unidos y  trabajando con excelencia podremos salir adelante.


¿No les parece a ustedes?.


Muchas gracias y un buen fin de semana.

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