Nadie pone en tela de juicio el enorme capital político con el que llegó López Obrador a ganar la presidencia de la república.
Sus propuestas de luchar contra la corrupción, eliminar el despilfarro y hacer un gobierno distinto, austero y cercano a gente, hizo que el 53 por ciento de los electores creyeran en su proyecto y votaran por él.
El efecto avasallador que tuvieron sus 3 campañas y su propuesta de enderezar las cosas en el país, haciendo todo de manera diferente, logró que no solo ganara él, sino que también en ciertos casos triunfaran algunos perfectos desconocidos, cuya capacidad está en duda y cuyo único mérito resultó ser el que fueran abanderados por Morena y respaldados por quien prometió iniciar la 4ª transformación de México. Hay casos especiales donde quienes ganaron lo hicieron por méritos propios, pero éstos desafortunadamente resultan ser una minoría.
En mi opinión, los 30 millones de sufragios que recibió López Obrador equivalen a un voto de confianza que le dieron la mayoría de los electores. Esto, no equivale forzosamente a un cheque en blanco, para hacer lo que quisiera.
Desafortunadamente, ese enorme capital político, lo está malbaratando con algunas decisiones equivocadas que está tomando y que si no corrige a tiempo, pueden causarle mas males que beneficios al país.
Su futura Secretaria de Gobernación ya ha externado la posibilidad de legalizar la mariguana y la amapola. También la eutanasia; como si esto lo hubieran pedido la inmensa mayoría de los mexicanos.
Esas no fueron propuestas de campaña de López Obrador y suenan más bien a ocurrencias de la señora Sánchez Cordero. Sin embargo, el hecho de que el futuro presidente no la haya desmentido, ni puesto en su lugar, ya causa preocupación y enciende las luces de alerta en diversos sectores de la población que no comparten esas ideas.
Otro tema que ha generado controversia es la condonación mediante un simple plumazo y sin un estudio previo, de los adeudos acumulados con la CFE durante muchos años por los usuarios morosos. Esta medida demagógica, hará que a los 50 mil millones que costará esta decisión se le agreguen los 40 mil millones que ya lleva perdidos la paraestatal solamente en el primer semestre del año y al final, ese enorme déficit lo terminemos absorbiendo quienes cumplimos pagando puntualmente nuestro recibo de luz y nuestros impuestos.
A manera de comparación, si el avión presidencial costó 6 mil millones, los 90 mil millones de pérdidas que deberá absorber de algún modo el gobierno federal con cargo a nuestros impuestos, equivalen a comprar 15 aviones similares. Si por uno solo ha habido tantas críticas, imaginemos lo que pensará la gente con un gasto equivalente a 15 de ellos. Para que nos demos una idea de lo que cuestan la ineficiencia y las decisiones tomadas sobre las rodillas.
Como ya es común en México, a los cumplidos los maltrata el sistema y a los morosos hasta les condonan las deudas.
Con esta política absurda, muchos preferirán convertirse en morosos.
Y eso no es todo:
Utilizando los mismos métodos del partido que tanto criticó, López Obrador ha nombrado director de la CFE, no a un técnico experimentado en generación de energía eléctrica o a un administrador prestigiado que combata la corrupción, reduzca el dispendio y promueva la eficiencia, para así revertir las enormes pérdidas que la empresa sufre, sino que ha nombrado director a un político experto en grillas y fraudes electorales, que además se opone a la apertura del sector eléctrico a la iniciativa privada, para poder generar competencia y con ello mayor eficiencia y rentabilidad, tarifas más bajas y en general un mejor servicio.
Porque resulta absurdo que siendo la CFE un monopolio, todavía pierda dinero, a pesar de que nos cobra vez más cara la luz.
En el caso de PEMEX las cosas parecen ir por la misma línea. Pondrá AMLO a un ganadero como director de esa enorme empresa.
En lugar de buscar entre tanta gente calificada que tenemos en México, a los verdaderos expertos en administrar grandes empresas y que con su atinada gestión las han llevado a competir exitosamente en los mercados internacionales; a CEO´s que entienden de producción, eficacia, rentabilidad, responsabilidad social, respeto al medio ambiente, negociaciones con los sindicatos nacionales, comercio exterior y producción a gran escala; designa el futuro presidente a políticos que deberán realizar tareas para las que no están calificados.
De no rectificar su decisión, a pesar de las críticas, seguirá imperando al igual que antes el dedazo presidencial y las ocurrencias. De continuar actuando así, muchos ciudadanos se preguntarán:
¿Dónde está el cambio?
¿No les parece a ustedes?.
Muchas gracias y feliz fin de semana.
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