La militarización de la frontera con México por parte de Estados Unidos y la amenaza de Trump de cancelar el Tratado de Libre Comercio, si no detiene nuestro gobierno el flujo de migrantes mexicanos y centroamericanos que a través de nuestro país entran ilegalmente a esa nación, constituye una exageración y un acto populista.
Lo mismo sucede con la idea de construir un muro fronterizo que supuestamente evitará la entrada de los migrantes que carecen de papeles y aún así van para allá en busca del llamado sueño americano, que no es otra cosa que la búsqueda de oportunidades para tener una vida mejor en una nación donde las posibilidades de progresar son mucho mayores que las que hay en sus países de origen.
Sin embargo, resulta risible la postura de los gobernantes de las naciones, donde parte de su fuerza de trabajo tiene que emigrar al extranjero buscando oportunidades que no encuentra en sus propios países y les resulta más fácil a esos gobernantes culpar de sus problemas a los Estados Unidos por no dejar entrar a los ilegales, lo cual es su derecho soberano como nación independiente. Esto, en lugar de reconocer que la responsabilidad de no haber creado las condiciones para que la gente progrese en su país de origen, es enteramente de ellos.
Los Estados Unidos, nos guste o no, han alcanzado un éxito material impresionante, al grado de que siendo una nación relativamente joven, consiguieron en breve tiempo convertirse en la mayor potencia mundial.
Su sistema basado en la libertad de que gozan sus ciudadanos y en facilitar y estimular su capacidad de emprender, son junto con el respeto a la Ley y a las instituciones, así como el mayor nivel educativo de ese pueblo, las verdaderas razones de su progreso.
Es obvio que tienen otros problemas como el incremento de la drogadicción y la violencia; pero con todo y esto, nadie puede negar que su sistema permite elevar el nivel de vida de sus habitantes.
Su gran desarrollo material resulta ser un poderoso imán que atrae a ciudadanos de otros países, con economías estancadas debido al populismo, a la corrupción y a la falta capacidad de sus gobernantes, quienes anulan la iniciativa de sus ciudadanos sometiéndolos a un exceso de leyes, altos impuestos y trámites tortuosos.
Con tantas trabas impuestas, las posibilidades de emprender en algunos países, incluido México, se diluyen.
Contribuye a esto el deficiente nivel educativo que tenemos y el sistema de enseñanza prevaleciente en muchas escuelas, donde los alumnos aprenden pronto a exigir derechos sin antes cumplir con sus obligaciones. Esas enseñanzas preparan a los futuros ciudadanos para la dependencia, en lugar de hacerlo para la independencia y para la competencia, cuando en las naciones exitosas sucede exactamente lo contrario.
Allá se fomenta el respeto a la Ley y a la propiedad privada. (Por cierto, que tristeza da el ver las fotografías de las hordas de vándalos saqueando el camión refresquero que se accidentó esta semana en la carretera Xalapa-Veracruz. Tercermundismo puro).
Se estimula también en USA la creatividad, la capacitación y el anhelo de sobresalir y triunfar. Esto constituye un motor eficaz que alienta el desarrollo individual y genera más progreso.
Conclusión: Si queremos salir del atolladero, pidámosles a nuestros políticos que dejen el rollo, los lamentos y la demagogia. También que se olviden de los regalos y programas asistencialistas que solo provocan conformismo, dependencia y no resuelven nada de fondo, porque solo sirven para captar votos.
Solamente con trabajo, creatividad, unidad y quitando tantas trabas burocráticas saldremos adelante.
Para lograrlo, los ciudadanos tendremos que hacer nuestra parte fijándonos bien, para empezar, por quien votamos.
¿No les parece a Ustedes?.
Muchas gracias y un buen fin de semana.
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