Por Maquiavelo
Columna: Se dice
Hay que demostrar quién es el mejor
2018-08-20 | 09:18:32

Es demasiado pronto para los gobernadores electos de Morena que empiecen los problemas sobre las cuestionadas designaciones de los miembros de sus gabinetes estatales.  No es secreto para los que viven de la ciencia política conocer el origen y la obligación de acatar estas nominaciones.


Lo que más cuenta en una buena administración es la capacidad, talento, conocimientos y experiencia del equipo con el que se va a trabajar en la compleja actividad de saber gobernar.  Es lo mismo que ocurre en cualquier actividad comercial o deportiva. No depende del éxito del director de la empresa sino de su eficiente personal,  ni tampoco en el director técnico de un equipo de cualquier deporte, sino de los propios jugadores. Se trata de valores individuales.


No es con amigos y mucho menos con parientes para prevalecer en el quehacer oficial. No es cuestión de lealtades o circunstancias políticas sino de aptitudes y competencias.


El presidente electo López Obrador se ha inclinado por incorporar a su gabinete de gobierno a egresados y maestros de la UNAM, su alma mater fue la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.


Si bien ha sido cuestionado por el nombramiento de Manuel Bartlett,  ex secretario de gobernación y bien reconocido el exgobernador poblano de madre veracruzana,  como uno de los políticos más completos y de contar con el mayor currículo en el quehacer gubernamental,  es sin duda un gran conocedor de la entrañas del poder existente en México.


Luis Maldonado Venegas, veracruzano también,  catedrático de Derecho de la UNAM,  que quería Esteban Moctezuma proponer como subsecretario de Educación, no obstante ser una de las personas más calificadas en las áreas educativas y las mejores credenciales académicas con reconocimientos de la SEP además de contar con una extensa carrera política, ha sido senador por su partido de izquierda, pesa sobre él haber sido secretario de Gobierno del entonces gobernador de Puebla Rafael Moreno Valle, a pesar de haber sido líder nacional de Convergencia, cuando este partido apoyó a López Obrador en sus primeras incursiones para obtener la Presidencia de la República, se opuso a su designación el mandatario tabasqueño.  El pasado político no debiera pesar si se trata de los funcionarios con las mejores calificaciones para los puestos que son propuestos.


Para ser catedrático de la UNAM no es tanto de los grados  académicos alcanzados, sino haber pasado el riguroso examen de oposición y superar a los maestros universitarios que quieren dicho puesto. Por algo es nuestra máxima casa de estudios reconocida a nivel mundial y sus egresados son los más codiciados. Aspecto muy diferente a las universidades públicas de provincia donde los maestros son amigos del rector o cuates del director de la carrera.


En los Estados Unidos para ingresar a una de las universidades conocidas como las Big Ten, consideradas como las mejores del mundo por contar dentro de su roster de maestros a varios premios Nobel en sus diversas especialidades,  no se trata de tener solo el dinero para inscribirse,  sino de haber tenido los puntos necesarios del examen de ingreso para ser aceptado.


En todas las áreas de la vida hay que demostrar quién es el más idóneo para ocupar un cargo de  alta responsabilidad y máxime cuando se trata de saber gobernar a una población.

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