Ciclos y contrastes de la política

En la ley de los ciclos naturales de la vida y del propio universo, interpretarlos se convierte en parte de la vida misma. Y por eso cada día es diferente, nunca nada es igual y siempre todo es cambiante, en un mundo en donde la evolución forma parte del día a día.
Así en la política, quienes no están prestos y dispuestos a ser parte de un mundo cambiante, hasta se amargan cuando se niegan a entender que la política como sistema o modelo no es perfecta, pero es el medio ya antiquísimo que sigue imperando a pesar del paso de los siglos.
También, hay quienes se niegan a dar paso a la transformación y a un cambio social, porque con el paso de los años, se puede llegar a entender, que la gente puede soportar y hasta cargar como una losa a la pesada democracia, que se resiste a cambiar, hasta que hay quienes se deciden y logran un cambio, que es mediante el ejercicio del voto.
Con un modelo democrático ciudadano y vigilado, aun así hay quienes pretenden generar desconfianza y más aun el desconcierto popular a quienes se resisten a entender que las practicas ociosas y negativas se cambian, cuando el clamor social y popular llega al límite de la resistencia.
Por eso, los asuntos de incomprensión a la voluntad popular que se tiene a través de la democracia, no es del gusto de la generalidad, pero sí de las mayorías que se inclinan por una tendencia electoral, cuando los ciudadanos sienten que ya se les agotó la paciencia.
En el estado de Veracruz, en las elecciones de gobernador del año pasado, la gente cansada de los excesos de poder del duartismo, se inclinó por un cambio y por lo mismo se dio un cambio de siglas partidistas en el poder estatal.
Es así, como Miguel Angel Yunes Linares, llegó a la titularidad del ejecutivo estatal al darse a la tarea de conformar una alianza partidistas entre el PAN Y el PRD, que sacó al PRI y sus aliados del palacio estatal.
Por supuesto, que esto trajo consecuencias para quienes disfrutaron de los beneficios del poder hasta por más de cuatro décadas y que estuvieron pegados a la ubre del gobierno.
Con los cambios en las estructuras, luego de un saqueo financiero inaudito, el nuevo gobierno estatal, se ha dado a la tarea de reencauzar a la economía y la obra pública, pero en primer término a tratar de conservar en movimiento y estabilidad a los dos grandes compromisos que han sido conservar parte de la plantilla laboral y cumplir con el pago de pensionados.
Las exigencias persisten, cuando hubo quienes se beneficiaron de distintas formas del erario estatal con tal magnitud que muchos se convirtieron en los nuevos ricos y otros a multimillonarios, ahora se rasgan las vestiduras y lloran a no estar pegados al presupuesto.
Lo más raro, es que después de las grandes críticas al gobierno de Javier Duarte, con los saldos ya conocidos y hay quien en aras de un proceso electoral hasta dicen “que ahora estamos peor que con Duarte”.
Lógicamente, en aras de un proceso electoral y con una visión proselitista con la carga natural ideológica, la frase más que ser parte, de una crítica constructiva, esto se convierte en el efecto boomerang y por lo mismo con su efecto de regreso que produce animadversión y resentimiento entre las grandes mayorías de la entidad que apenas comienzan a superar los días aciagos del pasado gobierno.
También hay que decirlo, en el asunto de las luchas partidistas, un elemento puede fallar y no por eso se puede culpar a toda una institución que está demostrado, gana y pierde, como parte de la alternancia.
Pero lo más preocupante, es que en la metamorfosis camaleónica urgente y rápida de muchos, como parte de un modelo democrático en donde todos han procedido de un mismo tronco o raíz, ahora muchos pretenden escapar a ser parte de una condición y se dicen que son santos,
El mejor ejemplo de la conducta humana es como lo diría Sor Juan Ines de la Cruz, en forma metafórica aplicado a este tema de política y personajes, en sus famosas “Redondillas” Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis…Así las cosas.