El periodista nace o se hace, esa sería la primera interrogante. Sin arrogancia alguna y con
la falsa idea del anhelo de poder, fama y fortuna. Es lo que en principio se busca el triunfo
en el periodismo, Gran error.
El que esto escribe y lo dice con la humildad del único esmero en un gran esfuerzo para
estudiar dos carreras escolarizadas al mismo tiempo. Derecho en la Universidad Cristóbal
Colon en la primera generación y al mismo tiempo la licenciatura en Ciencias y Técnicas
de la Comunicación, en la Universidad Veracruzana. Ambas de 1978 a 1982.
Inicio en el año de 1982 estudios de maestría en administración (UCC) sin concluir y
después la especialidad en docencia (UCC) y un diplomado en periodismo (Colegio de
Periodistas y la Universidad Veracruzana) nos damos cuenta de la realidad y exigencia de
conocimiento hacia el periodista, lo que se pudo constatar en la maestría en periodismo
bajo el auspicio del Colegio de Periodistas, la UV y la UNAM. Hoy cursamos el doctorado
en derecho, administración y educación en la Universidad de las Naciones con mucho
orgullo con el doctor Artulo Matiello Canales, rector de esta casa de estudios.
En la carrera de derecho se aprende la historia, la filosofía y todo el marco jurídico, acá en
la Facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana, la redacción y todo lo
relacionado en aquella época con el auge de los medios electrónicos la radio y la televisión,
no existía la Internet.
En la famosa FACICO, recuerdo desde las primeras clases el impacto en primer orden la
teoría de la comunicación con al maestro Romeo Figueroa Bermúdez, y de ahí para
adelante, Ignacio Oropeza con la semiótica, el maestro Francisco Blanco con la
investigación y los procesos de la comunicación, el Maestro Dámaso Nájera (QEPD) con la
redacción, el maestro Alberto Juárez (QEPD) todo al manejo de la televisión.
El maestro Armando Mejía Lavalle el cine, la maestra Rosario Cuesta (QEPD la materia
obligatoria de inglés, la maestra Sofía Esponda (QEPD) la mecanografía, el psicólogo
Rodolfo Morse todo sobre los efectos de la publicidad, la psicóloga Carolina la opinión
pública, el maestro José Luis Bolado (QEPD) la fotografía, la maestra Marcela Prado la
historia, el maestro Manuel Salinas con las grandes bases de la comunicación y la cultura,
el maestro Gerardo Macías Ávalos (QEPD), la economía, el licenciado Avelino Muñiz
Garcia, con el marco legal y la maestra Edelmira García Díaz, la materia vital de
periodismo, gracias por la rigurosidad extrema de la catedrática, hoy colega y gran amiga,
que no olvido nunca su expresión sobre el entonces corresponsal de Televisa, “yo siempre
dije que ibas a llegar lejos”.
Aun recuerdo cada una de las clases y es fácil, cuando la naturaleza me compensó con
excelentes maestros y una memoria biográfica, que propicia a que no se olvidan los
detalles, las palabras, las frases, los momentos a cada instante, lo que significa una gran
base de datos en la mente, todos los grandes y pequeños momentos de la vida y más del
conocimiento y que se traduce en una gran herramienta para el ejercicio del periodismo en
contraste también con mi déficit de atención.
La paradoja personal es desde que ingresé a la carrera de comunicación, siempre decía, “yo
no voy a ser reportero”. Simplemente no me veía corriendo atrás de alguna persona para la
entrevista.
La vida me jugo chueco y la historia comienza, cuando estaba en las calles de Arista y
Zaragoza, domicilio anterior de nuestra Facultad, y me saluda el maestro Nacho Oropeza,
quién desde que se ingresaba a la Facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación,
como lo hacían todos los maestros y los alumnos, no paraban de hablar y de reconocer al
periodista más famoso egresado de lo que había sido la Facultad de Periodismo, el maestro
José Pablo Robles Martínez.
El maestro Nacho Oropeza y todos en conjunto a los estudiantes nos hacían sentir y vivir el
anhelo de ser periodista y el respeto por los maestros Alfonso Valencia Ríos, Francisco
Gutiérrez y José Pablo Robles Martínez.
En ese entonces, sin un trabajo aun, el licenciado Oropeza, director del periódico El
Universal de Veracruz, con quién habíamos formado toda una confraternidad de maestro y
discípulos en donde presente mi amigo y compadre Marco Polo Villanueva (QEPD)
Generoso como siempre, el maestro Oropeza, me dice a boca de jarro: ¿quieres trabajar?
La respuesta inmediata—Si maestro—entonces con su mirada clásica y con los periódicos
de toda la vida bajo del brazo, indicó, te espero el viernes, vas a ser jefe de la sección de
deportes. “en lugar de irte al cine te vas a ir con tu esposa a ver los partidos de béisbol y
futbol”, sentenció.
A partir de ese breve dialogo, comenzaron los grandes nervios, jefe yo, ni pensarlo, no se
diagramar, no se redactar, no sé nada. Así se puede llegar a pensar, como cuando un
médico, quizás fuera a realizar su primera intervención quirúrgica a o dar su primera
consulta.
Y como dicen los cronistas deportivos de que no hay fecha de que no se cumpla, llegó el
viernes y a las cuatro de la tarde me presente con el director del periódico, del cual yo era
su gran cuate y amigo.
Me presenté espantado hasta los huesos y casi temblando, el maestro Oropeza, dejó salir
una irónica sonrisa hasta que, con una voz suave ordenó te vas de reportero de las fuentes
laborales, el compañero Manuel Rosero, dejó de laborar y tu lo vas a cubrir, te presentas
con el jefe de información, licenciado Primitivo López Herrera. Otro distinguido egresado
de la antigua Facultad de Periodismo de la UV.
Al día siguiente empecé temprano con la orden de información, visitar las centrales obreras,
los sindicatos y conocer de toda la problemática laboral de la ciudad.
Por la tarde a escribir un promedio de cuatro notas, la primera la bauticé como un chorizo,
sin ton ni son, sin formato, sin que hubiera algo para mí de un auténtico periodismo.
Nunca olvidare, cuando el maestro Oropeza, con una paciencia inaudita, leyó aquello que
no decía nada, y que se traducía en una nota escrita sin pies ni cabeza.
Se sentó en una vieja silla, puso el papel en la vieja máquina Olivetti, y en unos segundos
escribió sin mirar las teclas y con perfecta ortografía el primer párrafo de mi primera nota,
Síguele por ahí, la noticia está en el último párrafo empieza por el final, ¿Cuál? La frase no
me gustó, pero luego entendí, empezar por el final. Se Trataba de una expresión coloquial
de la redacción de que lo principal de mi nota lo había dejado a lo último.
A partir de ahí comienza la aventura, y al tercer día, el maestro Nacho, me llama a la
dirección y yo como todo un autómata, recibo la orden- “mañana vas a la ceremonia del día
del ejercito y le llevas el periódico al gobernador y se lo pones así, se frente, me dijo y le
das mis saludos.
Llegué sin ningún temor frente al gobernador Agustín Acosta Lagunes, que se encontraba
en el primer año de su mandato, y ya antes les había escuchado una frase que le dijo a
Marco Polo Villanueva, “muchachito fíjate como mueves la lengua, porque es la mejor
forma de conservar la cabeza”.
Después del saludo al gobernador y la entrega del periódico, me fui a sentar hasta la última
mesa más apartada en el fondo de aquel enorme salón en los altos del café de la Parroquia,
cuando al terminar el evento, el licenciado Acosta Lagunes, pidió que me acercará y me
invitó a subir a la famosa van verde. También subió a don Juan Núñez, entonces dirigente
de la Cámara de Comercio.
Los colegas de la prensa se alocaron y todos salieron corriendo como pudieron a tras del
vehículo del gobernador, y preguntaron qué te dijo, que dijo, y les respondí: nada.
Después el gobernador, siguió su ruta hasta Soledad de Doblado en donde ese día entregó
premios de productividad a campesinos en su famoso programa Granero y Yunque de la
Nación, como decía su slogan.
En el trayecto al novato reportero, el gobernador pregunto: que piensan de mi los
veracruzanos, señor que usted es de mano dura, mira mi mano es suave, y entonces en la
preocupación que le comentó al gobernador, le dije sobre una situación particular que
estaba pasando, que los pobres estaban pagando el impuesto predial y los ricos estaban
protestando por el aumento, la respuesta no se hizo esperar: “voy a subsidiar este impuesto”
al que por cierto, las protestas eran porque se había subido desproporcionadamente en su
mandato.
De regreso el gobernador Acosta Lagunes, me llevó hasta el periódico y dejó los saludos
para el maestro Oropeza, quién por la noche recibió la llamada del jefe de prensa del
gobierno del estado, Cecilio García para que no se publicara la nota y a partir de ese
momento conocí la censura oficial.
Y aprendí de la censura desde el comienzo, porque aún no conocían mi nombre y la
información no convenía manejarse como una nota, sino después se haría un anuncio muy
serio e importante del gobernador, en donde me queda claro el secretario general de
gobierno, licenciado Ignacio Morales lechuga, fue un para-rayos del mandatario estatal,
quién cuidó siempre a cabalidad de todo lo que sucedía en la entidad en aquella época
difícil como sucede en nuestros días en los temas de seguridad y gobernabilidad. Después
continuo Felipe Amadeo Flores Amadeo Flores espinosa y como hoy lo cumple
acertadamente en ese formato de trabajo el licenciado Flavino Ríos Alvarado, secretario de
gobierno con el mandatario estatal Javier Duarte.
Mi gran orgullo hoy lo comparto, ser egresado de la UV, reunirme con mis maestros Nacho
Oropeza, Paco Blanco y José Pablo Robles Martínez, y estar en contacto permanente con
toda la comunidad de la UV para seguir recibiendo sus enseñanzas.
Como testigo de las actividades que realizan la comunidad académica y estudiantil en el día
a día en la UV, en que asistimos a sus instalaciones como el primer día de clases como una
actividad en el trabajo del periodismo de investigación, hay que decirlo, es que no es cierto
lo que se dijo en un medio de comunicación de Londres, en donde osaron desprestigiar a
nuestra casa de estudios y alma mater, pero le dieron una proyección internacional que nos
pone ya entre las mejores del mundo como es la realidad.
Por el cierto, el ingeniero Enrique Levet Gorozpe, dirigente del Sindicato de Personal
Académico de la UV, declaró sobre el tema con propiedad y sapiencia, conocimiento de
causa y bases sólidas en donde en la Universidad Veracruzana no hay tales escenarios de
violencia o de crisis por el chikingunya.
Por otro lado, saludamos en el café tradicional de Boca del Río, a tres destacados
jurisconsultos veracruzanos de las grandes ligas del derecho: los abogados José Pérez
Troncoso, Fernando López Valenzuela y Sergio Flores Armida, quienes se han destacado
en el campo del derecho, la política y el servicio público. Así las cosas.