Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
Viene lo peor
2015-08-11 | 21:04:18
En el estado más politizado del país y con los más feroces y ambiciosos grupos de políticos enquistados en el poder por décadas y que nunca han trabajado y sólo han vivido pegados a la ubre del presupuesto a Javier Duarte, le ha tocado vivir uno de los peores ciclos en Veracruz.

Entidad en la que de todos los colores “conviven” los “presupuestivoros” como perros y gatos desde siempre y en donde desde las cúpulas se acomodan a los recomendados, el resultado ha sido simple y sencillo, la actividad política en estos lares no sólo se acorrientó sino que muchos y muchas no cumplen perfiles y sólo con su participación degradan a lo que sería lo más alto de la civilidad: el servicio público.

Pero también, el mal comenzó cuando desde los partidos políticos empezaron a saltar de un lado para otros los famosos chapulines.

El estado de Veracruz está convertido en un polvorín como consecuencia de “los políticos” perdieron el rumbo y ya poco queda la verdadera clase política de esta entidad que otrora fue en donde en toda una época emergieron los políticos que consolidaban sus grandes carreras en el gobierno federal al partir a la ciudad de México.

Ya son varias décadas en la que Veracruz va a la baja y quizás el esplendor se tuvo hasta la época de don Fernando Gutiérrez Barrios como secretario de gobernación y de Ignacio Morales Lechuga como procurador general de la república.

Ahora, creció el famoso grupo Atlacomulco del que forma parte del presidente Enrique Peña Nieto, y que en toda una época encabezó el profesor Carlos Hank González.

En Veracruz, la tarea en tiempos del gobernador Javier Duarte, ha sido difícil y con resultados que ahora lo llevan hasta a declarar ante la Procuraduría de Justicia del gobierno de la ciudad de México por el caso de los asesinatos del foto-reportero Rubén Espinosa y de la activista social, Nadia Vera.

Favorablemente hoy por fin, el gobernador Duarte, tiene en su equipo a un conocedor del derecho como lo es el doctor Flavino Ríos Alvarado, secretario general de gobierno, con su presencia se perfila a darle seguridad y certidumbre al cierre de la administración duartista y a un gran operador político, el licenciado Enrique Ampudia Mello, secretario particular de su oficina. La presencia de ambos garantiza que Duarte, estará protegido de los leones, y todo tipo de fieras que andan sin control alguno.

Duarte está siendo sometido por las circunstancias a la más férrea presión laboral y política, por lo que debe enderezar el barco a tiempo, antes de que empiece a zozobrar.

Ya puso orden en el área de finanzas, ahora sólo faltan algunos pasos para fortalecer el cierre de su administración y para eso, dicen los expertos debe contar con un verdadero especialista en la coordinación de comunicación social, y dar fin a los experimentos.

Javier Duarte, como ser humano es una excelente persona, ha sido un excelente amigo de todos a los que abre su pecho sano y les ha extendido su mano franca, ha salido adelante a pesar de que como lo dijo desde el inicio de su administración y ha sido cierto: “le tocó bailar con la más fea”.

Esto en la metáfora hay que entenderlo porque en el estado más politizado de repente en menos de tres décadas muchos se han hecho ricos en el sector público y privado a costa del poder que los benefició. Y viene lo peor. Así las cosas.

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