Que tal ahora se suelta Gerardo Buganza, actual secretario de gobierno como un posible candidato ciudadano a la gubernatura en el 2016, pudiera ser para seguir poniendo piedras en el camino al senador priista, Héctor Yunes Landa, quién está decidido ahora si a ser gobernador, sin línea de nadie y nada más con el respaldo de la gente y de los diversos grupos de la sociedad civil.

Era de esperarse que Buganza, saliera a la palestra, habla mal del PRI, como cuando traiciona al PAN, para ser un aliado externo del priismo del que ahora reniega.

El cese de este personaje debe darse de inmediato, para que no haga más daño con el cargo que ostenta como el dos en el palacio aunque de facto, porque de hecho no lo es. Gracias a Dios.

La idea de Buganza, aunque descabellada, al final como plan “B” para impedir la llegada de un Yunes al gobierno estatal, terminará ayudando al futuro candidato priista, arriba en las encuestas y que es nada más y nada menos que Héctor Yunes Landa.

Buganza, enfermo y sin poder, no es nada, perdió tiempo, dinero y esfuerzo, y ya no puede cambiar de caballo a la mitad del río. Solo como estrategia es que puede ayudar a ganar al PRI, pero su proyecto de candidato independiente no le da porque lleva ya varios años encerrado en una oficina gubernamental. Su osadía no le da para ser gobernador de Veracruz, y simplemente perdió el piso.

En cambio HYL esta venciendo a las ambiciones de sus parientes los otros yunes rojos y azules, y algunos de los detractores que bajo el agua le ponen más piedras en el camino, buscando que no llegue como ahora se agrega al grupo a Gerardo Buganza y de un momento a otro dejará el cargo para dar paso posiblemente al licenciado Enrique Ampudia Mello, quién si sabe de la operación política, tiene mano suave pero muy firme como en los tiempos de FGB, según lo expresara el profesor Carlos Hank Gonzále, en reconocimiento del entonces candidato al gobierno del estado en 1986.

Aunque ya saben que Héctor va a llegar y nada más le hacen al “enzarapado” para no perder la costumbre como es el caso de Buganza.

Se trata de los que al final acabarán por sumarse al proyecto del senador Yunes Landa, quién ha caminado en muchas ocasiones todo el territorio veracruzano, buscando y sumando adeptos a su causa, la que lleva mano y sólo falta de que se cumplan los tiempos para su postulación.

A pesar del fuego amigo, de quienes por supuesto no son sus amigos y buscan a toda costa desde las cúpulas del poder en la capital del país, descarrilar su proyecto y que se trata de los arribistas foráneos ya conocidos.

Estos que han encontrado como un nicho de oportunidad para vivir a todo lo que da el presupuesto en estos lares y se sienten soñados, y que además “futurean” de que seguirán pegados a una ubre que se está secando porque se la acabaron.

Los que le hacen la contra a Yunes Landa, son conocidos porque van de lugar en lugar en México, sin posibilidades pidiendo que el senador no llegue porque argumentan que no conviene a sus ambiciosos intereses económicos de virreyes y jefes feudales, a los que ya se les conoce por sus nombres. Se trata de políticos que viven a lo grande.

Aquí es cierto, algunos de los lagartos se quieren comer al corderito, pero Héctor Yunes Landa, está muy maduro y consolidado, tiene experiencia y va bien bendecido por el Papa y un cardenal, hablando metafóricamente, EPN y JD, pero además en los mensajes se ha sentido afinidad hacia su persona por personajes que con su sentir han dado línea a que se reconozca al senador priista como el más completo para sacar adelante la próxima gubernatura de Veracruz de dos años.

Los astros, las estrellas y todo el firmamento están a favor de Yunes Landa, como el más firme precandidato a la gubernatura de la entidad, se definirá aun cuando en las próximas horas se decida también el futuro de Manlio Fabio Beltrones, quién ya entró a calentar el brazo y de un momento a otro puede dar la sorpresa del siglo en el relevo de salvamento del peñismo y por lo mismo al joven político de Soledad, se le alineará el universo y aun más se le subirán a su tren de la felicidad muchos veracruzanos, que los llevará al final de una era y el inicio de otra. Así las cosas.