Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Travieso epigrama
2015-06-17 | 10:04:41
Afrodisio Pitongo se inscribió en un
club nudista. Ahí vio a una curvilínea
socia. Le preguntó con tono admirativo:
“¿Quién es tu modisto, linda.
Un tipo viajó a Italia. A su regresó
narró sus experiencias: “Roma. ¡Ah,
Roma! Me sedujo. Venecia. ¡Ah, Venecia!
Me encantó. Florencia. ¡Ah,
Florencia! Me robó la cartera”.
Un hombre que se porta con las mujeres
como un caballero es un hombre
igual a todos, pero con un poco más
de paciencia.
A la prima Celia Rima, versificadora
de ocasión, se le ocurrió un travieso
epigrama a propósito de la noticia de
la desaparición del Partido del Trabajo.
Dice así esa mordaz cuarteta:
“¿Del Trabajo? ¡Qué ironía! / Anaya,
el que lo fundó, / en toda su vida no /
ha trabajado ni un día”.
En efecto, ese señor, Alberto Anaya,
pertenece a la especie de los hombres
que a lo largo de su existencia no juntan
un turno de 8 horas de trabajo.
Luengos años vivió como líder de colonias
proletarias, y desde que Carlos
Salinas de Gortari le regaló un partido
ha vivido de los contribuyentes, con el
PT como su empresa privada. No es
difícil suponer que con los cientos de
millones de pesos que esa mentirosa
organización ha recibido, Alberto
Anaya, su propietario, tiene asegurado
ya el bienestar de su descendencia por
lo menos hasta la séptima generación.
Sólo en la novela picaresca de la
política mexicana puede suceder algo
así. Con sonrisa burlona puede ya dedicarse
ese político a rascarse lo que
quiera, después de haber medrado
en varias ocasiones como diputado y
senador, y de haber acumulado una
fortuna que hace de él un magnate del
dinero. Yo, optimista irremediable,
veo en la desaparición del PT un signo
esperanzador: pese a todos los pesares
nuestra incipiente democracia va
mejorando, siquiera sea a paso lento.
El acabamiento de un burdo negocio
personal como el PT es una muestra de
eso. Moshe Tailorstein había trabajado
toda durante 40 años, 14 horas diarias,
en su sastrería de Nueva York. Cierto
día decidió probar la vida de los ricos.
Llamó a su ayudante y le ordenó:
“Tráeme una botella de champaña,
caviar, y tres prostitutas de un metro
80 de estatura: una morena, otra rubia
y pelirroja la tercera”. Horas después
regresó el muchacho. “Jefe, encontré
la champaña y el caviar, pero no pude
hallar tres mujeres como las quiere usted”.
“¡Qué lástima! -suspiró Moshe-.
Entonces cambia la orden por un café
y una dona”.
Decía un desencantado: “El matrimonio
es como un violín: después
de que termina la música las cuerdas
todavía están ahí”.
Un individuo compró un collar de
perlas. Dijo que era para su esposa.
Preguntó el de la tienda: “¿Aniversario?”.
“No -respondió el tipo-. Pleito”.
Comentaba Facilda Lasestas, mujer
de cuerpo complaciente: “Errar es
humano, pero se siente divino”.
Un cazador llegó al campamento y
les informó a sus compañeros: “Maté
un león”. Acotó uno: “Aquí no hay leones”.
“Sí los hay -aseguró el cazador-.
Traía la credencial del club”.
Don Corneliano y su mujer fueron a
Londres en viaje de placer. Al parecer
el viaje fue para don Corneliano y el
placer para su esposa, pues el primer
día él la sorprendió en amoroso abrazo
con un botones del hotel.
“Perdona, Corneliano -se justificó
la pecatriz-. Con esta niebla no ve una
lo que hace”.
Babalucas le contó a un amigo: “Inventé
una alarma contra ladrones”.
“Me gustaría verla” -se interesó el
amigo. “Imposible -dijo el badulaque-.
Me la robaron”.
Don Senilio, señor de edad madura,
iba a tener trato carnal con una maturranga.
Le pidió la mujer: “Póngase
protección”. “¡Uh, linda! -respondió
con lamentosa voz el carcamal-. ¡Si
sola batallo para levantarla, imagínate
con peso adicional!”. (No le entendí).
FIN.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
“El cielo está lleno de estrellas”.
Decimos eso porque así lo
vemos. Alzamos la mirada al
firmamento en una noche de
verano, clara, y se nos aparece
como si en él no hubiera sitio
para una estrella más.
Y sin embargo los astrónomos
nos dicen que entre cada
astro media una distancia de
millones de miles de kilómetros,
espacios que la mente
humana apenas es capaz de
imaginar.
Deberíamos decir entonces:
“El cielo está vacío de estrellas”.
La ciencia no tiene misterios.
Tiene sólo preguntas, algunas
de ellas todavía sin respuesta.
La fe -esa forma de poesíatiene
sus propias respuestas.
El hombre de fe puede decir:
“El cielo está lleno de estrellas”,
o: “El cielo está vacío de estrellas”.
Para la fe es lo mismo.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“Un ciclón se acerca a
Oaxaca.”.
Tiene esperanza la gente,
en Oaxaca y Michoacán,
de que acabe el huracán
con la perniciosa CNTE.

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