Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Desbroncarse
2015-06-10 | 09:52:52
Susiflor, joven y linda secretaria, se enamoró
perdidamente de su jefe. Un día le
confesó su amor.
La tomó él por los hombros y le preguntó
con voz solemne: “Susiflor: ¿te gustaría
tener encuentros furtivos con un hombre
casado; verlo una vez a la semana en algún
oscuro bar de las orillas, cuidando de que
nadie te vaya a ver con él, y luego dejarte
llevar a un motel de mala fama, y ahí hacer
el amor apresuradamente?”.
Ella, llorosa, respondió que no. “Bueno
-dijo decepcionado el jefe-. Era sólo una
sugerencia”.
Cierto tipo hizo fortuna vendiendo una
fragancia que hacía que la mujer oliera
a manzana. Otro hizo una fortuna considerablemente
mayor, vendiendo una
fragancia que hacía que las manzanas
olieran a mujer...
El sexo es un reloj de arena en el cual
la parte de abajo se llena al tiempo que
la de arriba se vacía.
Un muchacho perteneciente a la generación
del gadget, contrajo matrimonio.
La noche de las bodas revisó prolijamente
el mons veneris de su adorable mujercita
y luego, desconcertado, le preguntó:
“¿Dónde está el botón del encendido?”.
Seguramente ninguno de los que conocieron
a Jaime Rodríguez, “El Bronco”,
en su infancia de niño campesino en el
poblado montañés de Galeana, Nuevo
León, imaginó que un día ese muchachillo
rebelde y levantisco escribiría una
página importante en la historia política
de México.
En efecto: es el primer candidato a
gobernador que gana la elección como
ciudadano independiente, sin el apoyo de
ningún partido. Ese es un acontecimiento
cuya importancia no puede soslayarse,
pues el voto de castigo que ahí se presentó
puede reproducirse en la próxima elección
presidencial.
Rodríguez debe estar orgulloso de su
triunfo, pero debe sentir también una
tremenda responsabilidad: quien escribe
una página en la historia está obligado a
no mancharla después de haberla escrito.
Ahora lo que ha de hacer el Bronco es
desbroncarse, si cabe la expresión. Sus
actitudes y maneras de hablar lo hicieron
ser un excelente candidato, pero si las
conserva lo pueden llevar a ser un mal
gobernador. En medio de su contundente
victoria no debe olvidar que muchos
de los que le dieron su voto no votaron
propiamente por él, sino contra un sistema
que tiene ya harta a la gente, y para
repudiar a una administración en la cual
la corrupción y el tráfico de influencias
alcanzaron niveles de escándalo.
Le toca al Bronco demostrar ahora que
vale por sí mismo; cumplir los ofrecimientos
que hizo a la ciudadanía, y encabezar
un gobierno honesto y eficiente. Para
eso contará con un valioso colaborador:
Fernando Elizondo Barragán, quien
goza del reconocimiento y aprecio de su
comunidad.
Elizondo, por su parte, debe ser eso:
un colaborador leal de quien lo hizo compartir
su triunfo, y no una eminencia gris
o poder tras el trono, y menos todavía
un gobernador adjunto. Estoy lejos de
coincidir con quienes consideran que al
elegir al Bronco los nuevoleoneses dieron
un salto al vacío, y que auguran males de
toda especie para Nuevo León. Pienso
que el candidato electo puede hacer un
buen gobierno, y de ese modo justificar
las expectativas que en él pusieron sus
conciudadanos y abrir el camino a nuevas
candidaturas independientes que disminuyan
el irritante poder de los partidos.
Las primeras declaraciones de Rodríguez
me parecieron muy afortunadas,
especialmente aquella en que rechazó
aspirar a la presidencia de la República,
y la otra en que dio las gracias al presidente
Peña Nieto por haber impulsado
la posibilidad de que los ciudadanos se
presenten en una elección sin tener que
ser postulados por algún partido.
Esas manifestaciones dan muestra de
tino político y espíritu de conciliación.
Después de Coahuila, mi suelo natal,
Nuevo León es el estado que más quiero.
En él tengo afectos incontables, y de él
he recibido innumerables distinciones
y beneficios.
Una vez más los nuevoleoneses nos
dieron a todos los mexicanos un magnífico
ejemplo de civismo y participación.
Si yo fuera tan bronco como el Bronco le
diría lo que seguramente le está diciendo
ya su raza: “¡Ora sí, cabrón! ¡A jalar por
Nuevo León!”. Como no lo soy le digo con
respeto: “Ahora sí, señor gobernador: a
trabajar por el bien de Nuevo León y de
los nuevoleoneses. FIN.


MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
Armando Fuentes Aguirre
San Virila salió de su convento
para ir al pueblo a pedir la limosna
de los pobres. Atravesaba el campo
cuando se desató una tempestad
que el Señor tenía atada. Cayó un
rayo y fulminó al pequeño pastor
que cuidaba sus ovejas en el prado.
El frailecito corrió hacia él y se
af ligió al ver que el niño estaba
muerto. Alzó la vista San Virila al
cielo y dijo con voz de reproche:
-Señor: mira lo que hiciste con tu
rayo. ¿No podrías recogerlo?
En ese momento el rayo que había
caído se elevó de la tierra hacia
la altura y se perdió entre las nubes.
Con eso el pastor volvió a la vida.
Otra vez San Virila se dirigió al
Señor. Le dijo:
-Perdona, Padre, la pregunta. Y
gracias por la respuesta.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“Perdió el PRD en el DF”
Diré en tono comedido que,
según lo que se ve, hoy por hoy el
PRD anda bastante perdido.

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