Por Catón
Columna: De política y cosas peores
El poder de las redes
2015-06-12 | 09:53:16
En una casa de mala nota, un parroquiano
contrató los servicios de una de las musas de
la noche que ahí prestaban sus servicios.
En el transcurso del acto ella le dijo: “Noto
que estás haciendo esto con preocupación.
¿Por qué?”. Respondió el tipo: “Tú también
estarías preocupada si tuvieras lo que yo tengo”.
Preguntó la maturranga: “¿Qué tienes?”.
Contestó el individuo: “5 pesos”.
Un cocodrilo entró en una cantina. Al verlo
el cantinero se espantó. Le dijo el saurio: “No
se preocupe. Ya cumplí los 21 años”.
En su nidito de amor la recién casada le dijo
a su flamante maridito: “¡Al fin somos uno,
mi amor!”. “Sí -admitió él-. Pero de cualquier
modo haz desayuno para dos”.
Corneliano y su mujer invitaron a varias parejas
a tomar unas copas en su departamento.
A la mitad del sarao él advirtió que su esposa y
uno de los invitados se habían separado de la
concurrencia. Los buscó sin hallarlos. Fue a su
recámara. Ahí estaban los ausentes entregados
al H. Ayuntamiento.
Regresó Corneliano a la sala y les dijo a los
demás muy divertido: “Pitorrango no sabe
tomar. ¡Se puso tan borracho que cree que
soy yo!”.
Con todos sus defectos y sus lacras las llamadas
redes sociales han dado a los ciudadanos
un poder que antes no tenían. La información
que a través de ellas reciben, la posibilidad de
expresar su opinión sobre los acontecimientos,
hacen que la gente común disponga ahora de
una herramienta que le permite influir en el
rumbo de los acontecimientos.
En buena parte fueron las redes sociales las
que marcaron la campaña de los candidatos
independientes y llevaron a algunos de ellos
al triunfo por encima de la propaganda de
los partidos y de los medios de comunicación
convencionales.
El IPhone, el IPad, el IPod y todos los “I”
I-bidos y por I-ber dan poder a la ciudadanía
frente al que detentan los partidos y otros factores
de poder. Los políticos y los empresarios
de la comunicación deben tomar en cuenta
ese nuevo poder, y adaptarse al cambio de los
tiempos.
Facilda Lasestas, la mujer de tacón dorada
más conocida en el pueblo, fue llevada a juicio
acusada de ejercer la prostitución en la vía
pública. El fiscal le dijo con severidad: “Diga
usted qué hizo la noche del pasado sábado.
Y recuerde que juró decir la verdad, toda la
verdad y nada más que la verdad”.
Respondió ella: “Abogado: si digo la verdad
comprometeré al juez, al secretario del
tribunal y a cinco de los señores del jurado”.
El jefe de personal le informó al solicitante:
“El sueldo es de 3 mil pesos al mes”. Exclamó
el individuo: “¡Eso es una injusticia!”. “Está
bien -concedió el otro-. Le pagaremos 2 mil
500, para que la injusticia sea menor”.
En el curso del acto del amor el galán le
pidió a su dulcinea que hicieran algo que se
apartaba de los cánones convencionales. Le
preguntó ella con enojo: “¿Qué te hace pensar
que me gustaría hacer eso?”. Después de una
pausa inquirió preocupada: “¿No habrás leído
mi diario?”.
El papá de Pepito trató de darle una lección
de vida. Le dijo con solemnidad: “Estamos en
este mundo para servir a nuestro prójimo”.
Preguntó el chiquillo: “¿Y pa’ qué chingaos
está aquí nuestro prójimo?”.
Comentó una señora con tono de molestia:
“Mi marido no sabe jugar póquer”. Le preguntó
una amiga: “¿Y por qué te molestas?”.
Respondió la señora: “Porque juega póquer”.
El optometrista puso a Babalucas ante el
cartel con letras que sirve para medir la vista.
Le pidió: “Lea el primer renglón”. Preguntó el
badulaque: “¿En qué idioma está?”.
Astatrasio Garrajarra, el beodo mayor de
la comarca, le dijo a su esposa: “No te quejarás
de que anoche haya hecho yo ruido cuando
regresé a la casa”. “Tú no -reconoció la mujer-.
Pero los dos hombres que te venían cargando
sí lo hicieron”.
Una muchacha contó su experiencia en el
campo nudista. “A las mujeres se nos permitía
llevar algo en la cabeza: un sombrerito, una
gorra, un moño.”. Preguntó alguien: “¿Y los
hombres?”. “No -respondió ella-. Ellos llevaban
todos la misma cosa”.
Madanita, muchacha bastante robusta,
contrajo matrimonio. Estaba tan grande y
gorda que el novio tuvo que consumar el matrimonio
con ayuda de una amigo que le iba
diciendo: “Un poco más arriba. Quebrándose,
quebrándose.”. FIN.


››armando
fuentes aguirre
Dijo el color rojo:
-Soy el mejor de todos los colores.
Un sabio lo oyó decir eso y le
indicó:
-Ningún color es mejor que otro.
Todos son diferentes, y todos son
necesarios. ¿Te imaginas lo que
sería el mundo si hubiera en él un
solo color? ¿Acaso quieres que el
cielo sea rojo, y rojo el mar, y rojos
los árboles y la hierba del campo, y
rojos todos los animales y las aves?
El color rojo entendió que las
palabras del sabio eran palabras
de verdad. Pensó que el rojo estaba
bien en las cosas que eran rojas,
pero no en las otras. Reconoció que
no era el mejor color, sino uno entre
muchos.
Y en adelante el rojo fue feliz
junto con todos los demás colores.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“Descenderá la temperatura”
Afirman las voces críticas
que esa baja se dará
porque terminaron ya
las mil campañas políticas

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