Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
La guerra de sexos
2014-03-09 | 11:45:30

Desde las épocas ancestrales en el mundo la guerra de sexos ha existido y se trata de una lucha entre hombres y mujeres por acceder al poder de mando en gobierno, empresas y hasta en el hogar.

En el Día Internacional de la Mujer en la presente época, sigue y prevalece la simulación en torno a los derechos de la mujer, ya que las estadísticas dicen lo contrario en el mundo persisten las antiguas prácticas de tortura, violencia y sometimiento en donde en las modernas sociedades y en las que se quedaron viviendo en el pasado, a la mujer se le trata peor que un objeto y se convierte sólo en un instrumento de trabajo.

El estigma desde Adán y Eva, en donde toda la culpa la carga la mujer por el pecado original, o como sucedió con María Magdalena, que la ubican como prostituta cuando el debate en la historia es que se trató de una mujer con orígenes de la realeza de aquel tiempo.

En las sociedades más atrasadas como en las modernas, por ejemplo en algunas religiones a las niñas se les mutila el clítoris en una supuesta situación de quitarles la sensación de placer en el momento de las relaciones sexuales. Muchas mujeres allá en el otro extremo del mundo escapan a esta mutilación, que por cierto se la realizan otras mujeres como una costumbre, ancestral.

En nuestros días, la mujer desde la liberación femenina en los sesentas y setentas con los hippies, se dio un paso de cambio hacia el compartir las obligaciones en las en el hogar y el cuidado de los hijos, al grado de avance que a las esposas ya se les dejó trabajar desde media jornada, ante los celos de los esposos que en mucho tiempo le impidieron las jornadas laborales completas.

La mujer con el paso del tiempo en las tres últimas décadas paso de un proceso de liberación al de libertinaje en algunos casos, tal es la situación que las estadísticas no mienten: los promedios mayores de las féminas en el uso del cigarro, del alcohol y de otros temas como el de la infidelidad en el hogar y en los noviazgos. Aquí la violencia se presenta en perjuicio de las mujeres.

Aun así, la cultura machista es la que sigue prevaleciendo y por eso la lucha de equidad de géneros, por algo simple y sencillo, antes el hombre disponía de dos o tres amantes fuera del matrimonio, hasta que la mujer se cansó y cambió y aplicó la misma dosis a los sumisos maridos que deben quedarse callados a las salidas de la esposa a dejar a los niños a la escuela, en la mañana al café con las amigas, las idas al gimnasio y la clásica salida al “súper” para la compra de los alimentos para la hora de la comida.

Las sociedades ya más avanzadas que han cambiado y entienden la evolución y el avance de la lucha de género o guerra de sexos, ahora se convirtió en una relación pacifica, las parejas cuando no se entienden se separan y en buenos términos, además sin llegar al divorcio por el asunto de no dejar a los hijos, muchas veces viven bajo el mismo techo y sin pleitos.

Pero mucho ojo, ya en estas etapas las relaciones son sin conflictos y sin agresiones, se comparten gastos en el hogar y en los estudios de los hijos, hasta se puede vacacionar juntos, pero en el día a día, la pareja se desarrolla con libertad y normalidad en nuevas relaciones fuera del matrimonio. Y como dice el dicho: ojos que no ven, corazón que no siente.

Siguen las estadísticas, y la realidad aun va más allá, el hombre sigue lastimando a la mujer en un afán de persecución, maltrato y de una antigua guerra de sexos. Por eso en los números en el caso de un delito un juez aplica mayor pena a una mujer que a un hombre. Y en los famosos avances de equidad de género no se respeta el mismo porcentaje de mujeres en el servicio público y siempre, prevalece la postura del macho dominante. El macho alfa que pretende a base fuerza ganar el dominio del clan como si fuera la selva.

También es cierto, mientras la mujer en su calidad de madre y productora de vida que le dio ese milagro la naturaleza, la madre brilla en el hogar todo el mes y el hombre en carácter de esposo sólo dos días al mes es el jefe, el esposo, el paterfamilias, el rey pero únicamente en los días de quincena. Así las cosas.

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