Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
Gloria de la literatura universal
2014-01-27 | 22:28:24
José Emilio Pacheco, como uno de los más destacados literatos mexicanos de todos los tiempos y de amplio prestigio y reconocimiento internacional, famoso más en el extranjero que en su propio país y que se ubicó entre los escritores más galardonados en toda la historia de las letras, significa como ha sido parte del estigma de los grandes hombres y mujeres de la humanidad, su trascendencia universal para la posteridad a partir de su muerte.

Exquisito y generoso en compartir con propios y extraños su gran acervo del conocimiento en el mundo de la literatura universal. Ejemplo de ser humano que como erudito emerge hacia el mundo de los destacados y considerados genios en un mundo en donde permea la ignorancia, la ausencia de convicción por la lectura y la poca cultura por el arte en todas sus expresiones

José Emilio, dueño sobre todo del potencial de una memoria prodigiosa, en sus muchos años, que cultivó desde niño y siendo muy joven su gusto de abrevar por las letras.

Con esmero dedicó la mayor parte de su vida a leer y escribir, pero también a compartir a través de la conferencia y la cátedra, su mundo, el mundo de personas que por excepción como él lograron trascender, por su trabajo gracias a su perseverancia, constancia y dedicación por el estudio de la literatura en todas sus expresiones, que lo convirtieron en un experto en el uso del lenguaje y su arte creativo para desarrollar desde su imaginación las más grandes obras literarias que trascienden fronteras y rompen las barreras del idioma para convertirse en parte de un tesoro universal del que puede hoy disponer la humanidad para toda siempre.

Su sencillez y bonhomía, hablan de un ser humano excepcional. Nacido en la ciudad de México 1939, como poeta, narrador, ensayista y traductor mexicano, cuya cultura literaria y sensibilidad poética lo convirtieron en uno de los miembros más destacados de la llamada Generación del Medio Siglo.
Estudió derecho y letras en la Universidad Nacional Autónoma de México y allí comenzó a colaborar con la revista Medio Siglo. Más tarde formó parte de la dirección del suplemento Ramas Nuevas de la revista Estaciones, junto a otro reconocido autor mexicano, Carlos Monsiváis, y de la redacción de la Revista de la UNAM. Fue asimismo jefe de redacción del suplemento México en la Cultura, en colaboración con Fernando Benítez.
Profesor en varias universidades de México, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, se dedicó también a la investigación en el Departamento de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); como resultado de esta labor de investigación y reconstrucción de la vida cultural mexicana de los siglos XIX y XX, publicó numerosas ediciones y antologías. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán y ruso.
La poesía de Pacheco, se caracteriza por una depuración extrema. Sus versos carecen de ornamentos inútiles y están escritos con un lenguaje cotidiano que los hace engañosamente sencillos. La conciencia de lo efímero es uno de sus temas centrales, pero su poesía es a menudo irónica, llena de notas de humor negro y parodia, y muestra una continua experimentación en el plano formal.
Para Pacheco, el poeta es el crítico de su tiempo y un metafísico preocupado por el sentido de la historia. Cree en el carácter popular de la escritura, que carece de autor específico y pertenece a todos.
Su producción poética alterna así lo trascendente y lo inmediato, siempre con un estilo muy personal. Ello se aprecia en Los elementos de la noche (1963), El reposo del fuego (1966), No me preguntes cómo pasa el tiempo (1964) y Los trabajos del mar (1983). Respecto a sus traducciones, que incluyen poemas de diversas lenguas, el autor prefirió llamarlas "aproximaciones", por estar convencido de la intraducibilidad del género.
En el terreno de la narrativa corta, escribió libros como El principio del placer (1972), donde demostró su dominio del relato breve e hiperbreve. Sus dos novelas son ejemplo de sabiduría narrativa: la primera, Morirás lejos (1967), es un audaz experimento que juega con diversos planos narrativos; la segunda, Las batallas en el desierto (1981), es una evocadora y agridulce historia de amor imposible, llena de nostalgia. Por su conocimiento y experiencia ha sido conocido como uno de los más fuertes impulsores del periodismo literario en este país, a lo que consideró como todo un género valioso y necesario para la divulgación de la cultura en México
Sus artículos y ensayos como escritor incansable, son numerosos y casi todos versan sobre literatura, aunque también abordan asuntos políticos y sociales. Entre los galardones que han distinguido su obra se cuentan los premios Magda Donato (1967), Xavier Villaurrutia (1973), Nacional de Lingüística y Literatura de México (1992), Octavio Paz (2003), Pablo Neruda (2004), García Lorca (2005), Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y Cervantes (recibidos ambos en 2009). Descanse en paz José Emilio y ahora da su paso a la inmortalidad, para gloria de su país y de la humanidad.
Por otro lado, Nuevas tecnologías: Usos y Apropiaciones. Comunicación y Cultura Digital Universitaria, es el título del libro que presenta el doctor Marco Malpica Rivera, editado en Alemania y que forma parte del legado de textos que en materia de comunicación educativa, trasciende ya por el trabajo puntual de este destacado egresado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Veracruzana, en donde hoy se desempeña como director de la institución para orgullo de sus compañeros egresados y de toda la comunidad universitaria. Así las Cosas.

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