Por Catón
Columna: De política y cosas peores
No pierda el optimismo
2013-12-04 | 10:19:45
La esposa de Edison le dijo: “No me importa que tú lo hayas inventado, Tom. Con el foco prendido no’’…

Pepito entró corriendo en la farmacia. “¡Don Hilarión! –le dijo al boticario-. ¡Rápido! ¡Una mujer muy guapa perdió la razón y se anda paseando desnuda por la calle!’’. Preguntó el farmacéutico: “¿Y qué puedo hacer yo?’’. Responde Pepito ansiosamente: “¡Présteme una cámara!”...

El conferenciante dijo a sus oyentes: “A pesar de nuestras fallas y defectos debemos ser comprensivos con nosotros mismos. Jamás ha existido un hombre perfecto’’. El pequeño señor que ocupaba un asiento en la última fila levantó la mano y dijo: “Yo sé de un hombre perfecto que sí existió’’. “¿Quién?’’ -se sorprendió el conferenciante. Contestó el tímido señor: “El primer marido de mi esposa’’...

Dulcilí era muchacha muy ingenua. En cambio su amiga Pirulina era rica en experiencias de la vida. Una noche Dulcilí llegó extasiada: había conocido a un guapo chico del cual se enamoró a primera vista. Exclamó llena de alegría: “¡Esta noche me picó el gusanito del amor!’’. Pirulina le preguntó: “Y¿qué tal estaba el gusanito?’’...

“Doctor -se quejó el paciente del doctor Duerf, siquiatra-, todos me ven con malos ojos’’. Repuso el analista: “Eso es natural, tomando en cuenta que es usted oculista’’...

La niña le preguntó a su abuela: “Tita: ¿estuviste en el arca con Noé, cuando el Diluvio?’’. “Claro que no, hijita’’ -sonrió la señora, divertida. Insistió la pequeña: “¿Y entonces cómo le hiciste para no ahogarte?’’...

Don Chinguetas y doña Macalota sostenían su enésimo pleito conyugal. Bufó ella: “Te casaste conmigo solo porque yo tenía dinero’’. “La cosa es al revés -contestó don Chinguetas -. Me casé contigo porque yo no tenía’’...

Comentó Babalucas: “Algunos aseguran que los ostiones son afrodisíacos. A mí no me funcionaron. Quizá me los puse ‘ahí’ muy poco tiempo’’...

Llorando, la muchacha le informó a su novio que iba a ser mamá. “¡Qué barbaridad! -se alarmó él-. ¿Cómo te pudo pasar eso?’’. Respondió ella, gemebunda: “Fue por esa prueba de amor que me pediste’’. “¡Oye no! -exclamó él-. ¡Yo te pedí una prueba de amor, no de fertilidad!’’...

Al término del primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto el desánimo parece cundir en la República. Yo, que me he fijado la modesta misión de orientarla, le digo aquí y ahora: “¡No te desanimes, República!”. Es demasiado pronto lo mismo para decir que no se ha hecho nada como para afirmar que es mucho lo que se ha hecho.

Hay quienes consideran que las reformas emprendidas por la administración naufragaron en agua de borrajas, y que en concreto nada se ha concretado. Algunos sugieren que las reformas se pospongan –especialmente la energética- en espera de mejores tiempos. Esos tiempos mejores, lo sabemos, nunca llegarán.

Tanto en cosas de la política como en cosas de la vida el mejor tiempo es hoy. (Un momentito, por favor. Voy a inscribir esta última frase, para que no se pierda. A falta de bronce eterno o mármol duradero la inscribiré en plastilina verde. Peor es chile y agua lejos).

Yo soy optimista, virtud que muchos consideran una de las múltiples y variadas formas que adopta la pendejez. Pienso que a pesar de todo vamos por buen camino; que en este año se practicaron algunas formas del ejercicio democrático inéditas entre nosotros, y que si no se hizo todo lo que se debió hacer -¿en qué país se hace eso?- sí se hizo todo lo que se pudo, lo cual no es poca cosa desde el punto de vista de la razón práctica.

Seamos razonables, pues, y prácticos. Espero que aprendamos a no esperarlo todo, y rápido. Espero que aprendamos a esperar…

Sigue ahora un chiste que, según me dicen, es bastante majadero...

El señor pidió una hamburguesa en un puestecito callejero. Advirtió, asombrado, que la mujer encargada de servirlas se sacaba la carne de abajo de una axila. “¿Por qué hace eso?’’ -le preguntó con un gesto de disgusto.

“Así caliento yo la carne’’ -respondió ella. Dijo el señor: “Ya no quiero la hamburguesa’’. “Uh -comentó tristemente la mujer-. Entonces menos va a querer un hot dog’’... (No le entendí)... FIN.

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