Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Ni representantes, ni populares
2013-11-01 | 13:03:53
Varias parejas se inscribieron en un curso de técnica sexual. Entre los asistentes estaban Pimp y Nela, antiguos conocidos nuestros. Al principiar la clase dijo el instructor: “Empezaremos por hablar de las diversas posiciones que hay para hacer el amor. ¿Cuáles conocen ustedes?”.
Pimp levantó la mano y declaró: “Nela y yo sabemos cien”. El instructor tosió, desconcertado. “Quizá luego puedan hablarnos de ellas –balbuceó-. Para efectos del curso, sin embargo, debemos comenzar por lo básico.
Y lo básico es la posición del misionero, en la cual la mujer se acuesta de espaldas, el hombre se coloca sobre ella y…”. “¡Ah! –exclamó Pimp lleno de júbilo-. ¡Te dije, Nela, que este curso iba a valer la pena! ¡Ahora sabemos ciento una posiciones!”…
Enviudó una señora. A las pocas semanas una de sus amigas le preguntó: “¿Cómo te sientes ahora en las noches, sin tu esposo?”. “Estoy feliz –respondió la recién viuda-. El sexo es el mismo, pero ahora yo manejo el control remoto de la tele”…
Pepito y su mamá iban en un atestado elevador. De pronto una mujer le dio una sonora cachetada al señor que iba a su lado. Se hizo un silencio cargado de tensión hasta que la puerta del ascensor se abrió. Salieron Pepito y su mamá, y el chiquillo comentó: “Qué mujer tan mala ésa que le pegó al señor. Hice bien en pellizcarle una nalga cuando me pisó”…
El comportamiento que observaron algunos legisladores en lo relativo a la reforma fiscal es una prueba más de eso que fui el primero en señalar: la muerte de las ideologías.
(Nota de la redacción: Con pena y todo nos vemos en la necesidad de contradecir a nuestro amable colaborador. En realidad el primero que denunció la muerte de las ideologías fue Filomelo de Megara, por mal nombre El Petacón, 892-800 a. de J.C, reconocido axiólogo, filólogo y epistemólogo, famoso también en su época por su destreza para capar gatos. A él se atribuye la expresión “tener poco caldo para tanta carne”, aplicable al hombre viejo que anda con mujer joven y de abundantes formas).
De siempre hemos sabido que los llamados representantes populares ni son populares ni son representantes, y que ven sólo por el interés de su partido y suyo propio.
Ahora, sin embargo, conocimos casos en los cuales los legisladores desoyeron la consigna de su pastor para plegarse al dictado presidencialista. ¿Sabe usted de algún diputado o senador que antes de votar la reforma fiscal haya consultado a quienes lo eligieron, para oír de ellos si debía dar o negar su voto a la feroz reforma que en materia de impuestos se aprobó?
Ni con la lámpara de Diógenes se encontraría. (Diógenes, por mal nombre El Cínico, 413 a 327 a. de J. C.; destacado filósofo y precursor de la vivienda de interés social, pues vivía en un tonel. Fue él quien iba por las calles de Atenas a plena luz del día con una lámpara encendida diciendo: “Busco un hombre”, lo cual se prestaba a toda suerte de malévolas interpretaciones)…
Pipino el Breve casó con la princesa Gwangolina. La noche de las bodas ella lo vio al natural y le dijo: “Serás muy rey, pero no tienes nada de tamaño regio”…
En el bar un majadero tipo se acercó a una individua de las que ahí bebían y sin más ni más le dijo con rudeza: “¿Follas?”. Respondió ella: “No soy de esa clase de mujeres, pero con esa labia de seductor que tienes ya me convenciste. Vamos”…
En el casino de San Felacio, pueblo de la provincia de Sierramonda, don Recaredo Martingalas, marqués de Pisaúvas, llevó aparte al joven socio Leovigildo Cipote y le dijo con gesto avinagrado: “Supe por un recado anónimo, galancete de bambolla, que ha tenido usted relaciones carnales con mi esposa en el asiento trasero de un simón.
Si fuera yo un jayán de barrio le aplaudiría los belfos con tres o cuatro bofetadas que lo dejarían desperfilado, pero no me avengo a esas plebeas vulgaridades, como tampoco a los escándalos de un duelo con pistola, florete, espada o sable.
Así pues lo invito a jugar ahora mismo una partida de tresillo. Si yo la gano dejará usted en paz a mi mujer; si usted obtiene el triunfo podrá llevársela a do quiera”. “Muy bien, señor marqués –accedió el tal Leovigilido-. Pero ¿qué le parece si apostamos además algunas pesetillas, para darle un poco de interés al asunto?”… FIN.

MIRADOR
Armando FUENTES AGUIRRE.
Historias del señor equis y de su trágica lucha contra La Burocracia.
El Funcionario del Estado hizo llamar al señor equis y le preguntó:
-¿Cuánto pesas?
Respondió, tembloroso, el señor equis:
-45 kilos.
-Eres obeso –declaró El Funcionario-. En adelante pagarás un Impuesto sobre todo lo que comas y bebas, para que ya no bebas ni comas tanto.
Pasaron unos meses, y El Funcionario hizo llamar otra vez al señor equis.
-¿Cuánto pesas ahora? –le preguntó.
-40 kilos –respondió con voz feble el señor equis.
-Sigues siendo obeso –dictaminó El Funcionario-. En adelante pagarás también un Impuesto sobre el aire que respires, para que no respires tanto ya.
De esto han pasado algunos meses. El señor equis pesa ahora 30 kilos. El Funcionario considera que sigue estando obeso, y está pensando ya en otros Impuestos.
¡Hasta mañana!...


MANGANITAS
Por AFA
“… Cierran negocios por causa de la CNTE…”.
Se la pasan en el ocio
esos maistros perdularios,
y les pagan sus salarios…
Ése es el mejor negocio.

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