Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
La sociedad civil y los políticos
2012-04-14 | 21:54:26
El concepto de sociedad civil acuñado por el italiano Antonio Gramsci, a través del tiempo ha presentado características diferentes según el momento de la historia en que es concebido, cumpliendo diversas funciones de conformidad con el modelo teórico político en que se inscriba.
Aunque la sociedad civil es una figura conceptual relativamente moderna, registra antecedentes identificables en la filosofía aristotélica al introducir la noción esencial de una sociedad civil entendida como agrupación de ciudadanos libres e iguales a partir de la cual se participa políticamente.
A lo largo del siglo XX se pudo observar una mixtura de teorías con respecto al concepto de la sociedad, dándose por ejemplo las visiones política, ética, económica, de mercado, antropológica y la sociológica propiamente dicho; de modo que tan variada oferta de teorías nos conduce a retomar, por sencillez semántica, la propuesta de los filósofos de Grecia; “la de una sociedad civil entendida como agrupación de ciudadanos libres e iguales a partir de la cual se participa políticamente”.
Ahora bien en los días que transcurren; en nuestro México querido del alma, descrito con excelencia por don Ramón López Velarde en su poema Suave Patria; ¿tenemos una sociedad civil de ciudadanos libres e iguales?
¿Realmente somos libres ante la ley, ante las instituciones, ante los tres niveles de gobierno y sobre todo, frente a las condiciones de seguridad?
¿Tenemos libertad ciudadana frente a los mamotretos que inventa la alta burocracia, llamados “regla de operación”, como es el caso del FONDEN?
¿La ley es pareja para todos sin excepciones y sin impunidad?
¿Realmente somos libres e iguales, como definían los Aristotélicos?
Como sociedad civil, ¿estamos con todas las condiciones para seguir con la construcción de nuestra era democrática?
¿Qué tenemos que modificar para llegar a la condición de ciudadanos libres, iguales y democráticos?
Lamentablemente varios aspectos de nuestra vida cotidiana no abonan a responder positivamente las preguntas antes expuestas.
Particularmente la inmediata anterior, se vuelve una tarea común para la sociedad y en particular es un clavo caliente en las manos de cada uno de los candidatos a diputados, a senadores y a la presidencia de la república.
Por eso, los candidatos que buscan anidar compromisos y propuestas para la sociedad civil en su frenética búsqueda del anhelado poder público que representa para los grupos partidistas la presidencia del país, acaso olvidan que en el momento actual, la nación se debate en una de las más graves polarizaciones regionales norte-sur, pero también los tres poderes soberanos del gobierno federal, cada en su propia esfera de responsabilidad adolecen de una convicción de respeto por la legalidad, la población y sobre los derechos más elementales, por eso se llega casi al cien por ciento en materia de impunidad, lo que significa que sólo una mínima parte de los delitos que se cometen tienen enfrente una penalidad.
Ante el desencanto de la población respecto de los políticos con sus “excentricidades y abusos de poder” en donde, los funcionarios públicos en su mayoría en sus tres niveles de gobierno, ejercen el poder a impulsos y con apego a la víscera. También algunos en el caso del poder judicial, obtienen fortunas salariales y ventajas considerables en prestaciones, impensables en un país en donde no hay poder que los obligue a reducir salarios o a vivir en la medianía que requiere el cargo público.
“Todos están adentro” en la vieja frase del México, posrevolucionario que se hizo famosa en el priismo vivo y actuante.
La situación se torna grave, porque los políticos convertidos en funcionarios públicos a través del voto o no, en este país se convierten en pequeños reyes feudales que son dueños de todo lo que se puedan adjudicar, pero lo más grave es que en la democracia perfecta, la impunidad prevalece como un modelo de vida en este país como dirían en tiempos de José López Portillo: “la corrupción somos todos”.
México demanda un cambio de la visión del político convertido en gobernante. Se requiere la aplicación de un modelo de conducta nuevo, en donde permanezca inalterable la aplicación de la ley y el pleno respeto a los derechos humanos; en donde se reduzcan los altos índices de impunidad, y el sistema político se transforme con pleno apego a la Constitución política como ley que regula desde gobiernos y los actos diversos de la población, pero en donde se conciba el cumplimiento obligado de la ley como una nueva cultura y norma de vida.
La sociedad exige un mayor compromiso de los políticos, una repartición de la riqueza más justa y equitativa, y las oportunidades de empleo al alcance de las actuales generaciones con mayores beneficios para los pobres.
La seguridad pública, la procuración de justicia y la administración de la propia ley, así como el desarrollo sustentable y el impulso a la salud, la educación y a que se permita el progreso de los pueblos rurales e indígenas, que acuden a la migración como último recurso para salir del hambre, es una exigencia impostergable.
El candidato o candidata a la presidencia del país, que logre tocarse las fibras del corazón pero con sinceridad y honestidad para ofrecer soluciones reales a la grave problemática nacional que acabe de tajo con las locuras esquizofrénicas y delirantes de los políticos que como en la época actual se construye un monumento al despilfarro, la ostentación, la soberbia y la prepotencia de los funcionarios públicos del PAN y el PRD que ordenaron la construcción de la famosa Estela de “Luz” dilapidada en un país con más de sesenta millones de pobres que viven en la miseria y a expensas de un sistema político agónico que les regatea y condiciona las ayudas oficiales en los tiempos electorales con el famoso programa de Oportunidades.
La gente en este país, está cansada de las campañas políticas y de las promesas de los políticos, aunque muchos hoy en la búsqueda del voto lleguen a ofrecer el mar, la luna y las estrellas, algo simple y sencillo, muchos millones de mexicanos, no les creen y esta es la clave de la elección presidencial, en donde en el primer debate de los aspirantes presidenciales “por sus palabras se les conocerá”.
Aunque en este momento, el candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, lleva según dicen los expertos, una ventaja inalcanzable, hay que esperar al primer debate para conocer en el mismo terreno las propuestas de los tres aspirantes, en donde Josefina Vázquez Mota, candidata del PAN y Andrés Manuel López Obrador, candidato presidencial de los partidos de las izquierdas que cobran con la derecha, estarían dando su máximo esfuerzo para avanzar en la desproporcionada contienda electoral, de la que se llegó a pensar que el resultado estaría tan disputada que la diferencia estaría entre los finalistas en uno o dos puntos, algo que aún está por verse y como dicen en estos lares. En esta telenovela el candidato del Panal, Quadri, no figura, es sólo comparsa.
En conclusión después de la serie de abusos, errores y arbitrariedades cometidos por la clase política es una exigencia para la paz social y el futuro del país, por lo pronto que aprendan a escuchar a la sociedad y dejar que ¡México hable! Así las cosas.
Reconocimiento
Desde este espacio un amplio reconocimiento y agradecimiento al maestro Juventino Ferreira por sus amplios aportes técnicos y vivenciales para este espacio periodístico.

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