Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
‘El Licenciado’
2017-05-03 | 10:02:57
La madrugada de este martes, en la Ciudad de México, las fuerzas federales dieron un buen golpe al narcotráfico con la detención de Dámaso López Núñez, (a) ‘El Licenciado’, considerado el heredero de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán en el Cártel de Sinaloa.

Y bueno, aunque la aprehensión de López Núñez fue realizada por elementos del Ejército y de la Procuraduría General de la República en la colonia Anzures, de la delegación Miguel Hidalgo, en la capital del País, es probable que ayer esta noticia haya acalambrado por lo menos a un par de colaboradores muy cercanos del gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, con el cual colaboraron a finales del sexenio del presidente Ernesto Zedillo en la Dirección de Prevención y Readaptación Social de la Secretaría de Gobernación y, luego, a principios de la administración del presidente Vicente Fox, quedaron a cargo de los centros penitenciarios y reclusorios federales de alta seguridad.

Casualmente la semana pasada, en su edición número 180, la revista digital Gatopardo publicó un reportaje de la periodista Anabel Hernández titulado “¿Quiénes son los herederos de Joaquín Guzmán Loera, ‘El Chapo’?”, en el que se detalla por qué Dámaso López, mano derecha del capo sinaloense por varios años, era el heredero de su imperio.

“Su experiencia, visión y hasta su comportamiento lo encaminaron de forma orgánica a ocupar un lugar aparentemente predestinado a los hijos de Guzmán Loera”, resume el artículo, el cual refiere que en 1993 ‘El Chapo’ fue capturado e ingresado a la cárcel de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, Estado de México, pero que casi tres años después y por una maniobra de sus abogados, fue transferido al Penal de Puente Grande, a las afueras de Guadalajara, ciudad donde vivía su familia.

“Durante esos años, el panorama para el líder del Cártel de Sinaloa era desolador, e incluso intentó lograr un acuerdo con agentes de la DEA. No había nada que ‘El Chapo’ odiara más que la cárcel. Su suerte cambiaría en febrero de 1999, cuando Dámaso López Núñez –apodado ‘El Licenciado’–, un excomandante de la policía judicial de Sinaloa, se convirtió en el subdirector del penal”, se consigna en el reportaje, en el que además se alude que “con los directores del penal como cómplices” –Leonardo Beltrán Santana y Mario Marín, actual director del IPAX con Yunes Linares–, “López Núñez se encargó de cumplir los deseos de ‘El Chapo’, ayudados por un grupo de comandantes y custodios llamados los Sinaloas”.

Así, apunta, “ingresaron teléfonos celulares, alcohol, droga, viagra, comida de los mejores restaurantes de Guadalajara y hasta grupos musicales a la prisión”, detallando que “cuando las prostitutas no satisfacían a Guzmán Loera, ‘El Licenciado’ convocaba a cocineras, enfermeras y afanadoras que trabajaban en la cárcel, quienes accedían a tener relaciones con el capo a cambio de dinero.”

Según el texto de Gatopardo, los deseos de ‘El Chapo’ eran pagados por dinero enviado por su primo, el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva, que se repartía entre personal del penal y algunos prisioneros, pero “cuando el dinero no era suficiente para corromper a algún involucrado, López Núñez recurría a los Sinaloas para infundir terror.”

Dámaso López renunció a su cargo en el penal a finales de octubre del 2000, pero siguió visitando al capo en Puente Grande. La última de sus visitas fue diez días antes de su fuga.

¿Se acordarán de él Mario Marín, titular del IPAX, y Enrique Pérez Rodríguez, quien antes del escape de ‘El Chapo’ sucedió a Yunes como carcelero federal y ahora es su secretario de Educación?

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