Por Maquiavelo
Columna: Se dice que
La punta del iceberg
2016-02-02 | 21:38:37
Tarde o temprano tendría que salir a la luz pública la relación que siempre han tenido las autoridades con los cárteles de la droga. La tentación del dinero fácil es difícil de resistir cuando los narcos lo ofrecen sin ningún compromiso aparente.

Lo ocurrido con el diputado Tarek Abdalá no es nuevo, desde que operaba como tesorero en el DIF, en la época de Rosa Borunda, manejó cientos de millones de pesos por lo que se acostumbró al manejo de recursos sin el menor control.

Después cuando fue tesorero del gobierno del estado la tentación del recurso público estuvo presente durante todo el tiempo que trabajó para las dos administraciones estatales.

Es común que se haya utilizado dinero del crimen organizado para las campañas políticas, desde la época del mayor capo de Tamaulipas, García Abrego, entregaba los maletines de dinero a Raúl Salinas de Gortari, quien los repartía a los candidatos a gobernadores, en esa distribución participó el aspirante a gobernar el estado de Veracruz, Patricio Chirinos Calero. En un salón privado del restaurante Blanca-White, de la ciudad de Matamoros, era el sitio escogido por el hermano del presidente Salinas y el mayor capo de aquel entonces.

Esa tradición se siguió con los gobernadores de Tamaulipas que andan prófugos, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández y hasta el delegado del PRI en el estado, Cavazos Lerma, también se le menciona.

Lo ocurrido con el representante del distrito de Cosamaloapan se repite, además de ser la Cuenca del Bajo Papaloapan la zona más caliente, donde las mafias del crimen organizado se apoderaron literalmente de varios municipios con el apoyo de las autoridades policíacas.

El problema es que el hecho delictivo del legislador Abdalá Saad haya trascendido en el inicio del actual proceso electoral, ubica nuevamente la injerencia directa y personal del exgobernador Fidel Herrera, que afecta la imagen del candidato Yunes Landa.

El mito del Jefe de Prensa

Por regla general, los directores de Comunicación Social de los estados permanecían al margen en las acusaciones sobre desvíos de recursos oficiales, siempre se les manejó como ajenos a ese tipo de delitos, no obstante que manejaron importantes sumas de dinero.

Las excepciones hacen la regla y le ocurrió al jefe de prensa del exgobernador Guillermo Padrés de Sonora, cuyo vocero Jorge Morales fue acusado de “desfalco al erario” y enriquecimiento ilícito que se castiga de 30 a 60 años de cárcel.

En Veracruz se sabe de ciertos personajes que disfrutan de una buena fortuna después de haber desarrollado a su capricho y antojo la función de vocero del gobernante en turno. Funcionarios que manejaban a columnistas políticos de Xalapa y del puerto de Veracruz donde creaban una imagen positiva o negativa de acuerdo a sus intereses particulares.

Con los cambios gubernamentales que se avecinan figuran en la lista de indeseables para la nueva administración y tendrán que justificar el radical cambio de su vida económica.

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