Por Catón
Columna: De política y cosas peores
La noche de bodas
2014-06-08 | 12:17:09

Doña Panoplia de Altopedo, dama de sociedad, le contó a doña Gorgolota, nueva rica, que su marido estaba yendo al consultorio de un psiquiatra. “¿Y qué hace ahí?” -preguntó, intrigada la ricacha. Contestó doña Panoplia: “Se acuesta en un diván y cuenta sus cosas íntimas”. “¿De veras? -se intrigó más doña Gorgolota: “¿Pos cuántas tiene?”.

La lindísima chica se desperezó, desnuda, en la mesa de exámenes. A su lado el joven médico, exhausto y satisfecho, encendió un cigarrillo. “¡Caramba! -exclamó ella con una gran sonrisa-. ¡Y pensar que los otros doctores me dijeron que mi estado de nervios se debía a una deficiencia vitamínica!”. Don Cornulio le comentó a un amigo: “Entiendo que el vecino se dedica a cuestiones de política agraria”. Inquirió el amigo: “¿Por qué piensas eso?”. Explicó don Cornulio: “Con frecuencia llama por teléfono a mi esposa, y yo oigo por la extensión que le pregunta: ‘¿Está libre el campo?’”. Simpliciano, joven candoroso, se iba a casar con Pirulina, joven mujer con sobrada experiencia de la vida.

En la despedida de soltero sus amigos le regalaron una piyama. Le dijeron: “Para que en la noche de bodas estrenes algo”. Susiflor le pidió a su novio: “Ya deja de fumar -le pidió Susiflor a su novio. Con eso y tus costumbres me puede dar cáncer de mama”. (No le entendí). Afrodisio y Libidiano tenían dos amiguitas que vivían en el mismo departamento. Una noche las visitaron. Bebieron con ellas abundantes copas, y luego empezaron a bailar como prolegómeno a otra actividad de mayor sustancia. De pronto, en medio de la danza, dijo Libidiano: “Compadre: no somos nada”.

Afrodisio, asombrado, respondió: “Creo que esa frase no cuadra con el actual momento. Es para decirse en velorios y otras situaciones semejantes”. “Déjeme terminar, compadre -replicó el otro-. No somos nada. indejos”. El capitán del crucero comentó en la mesa de invitados: “Soy muy estricto en cosas de moral, pero en mi barco veo de todo. Hay esposas que aquí mismo, en su camarote, engañan a sus maridos. Con gusto las echaría a todas por la borda”. “¡No lo haga, capitán! -se alarmó una de las invitadas-. ¡No sé nadar!”. Rosibel le comentó a su mamá que estaba saliendo con un señor muy rico. “No te fíes” -le aconsejó la madre. “Claro que no, mami -contestó Rosibel-. Siempre le cobro por adelantado”.

Al comenzar la noche de bodas la emocionada novia le digo a su anheloso galán: “¡Vehemencio! ¡Ha llegado el momento de entregarte todo mi ser!”. Replicó el flamante desposado: “No necesitas entregarme tanto. Me conformo con aquellito”. Iba por la calle Nalgarina Grandchichier, joven mujer de abundoso tetamen y magnificente nalgatorio. En la esquina se hallaba un borrachito. Luego de verla pasar fue hacia ella y le preguntó con tartajosa voz: “Perdone, amable señorita: ¿va a pasar mañana por aquí otra vez?”. Respondió ella con tono acre: “¿Para qué quiere saberlo?”. Contestó el temulento: “Para acabar de verla”.

El gendarme le informó al juez: “El oficial Mequínez detuvo en la playa a una mujer que iba desnuda”. Preguntó con enojo el juzgador: “¿Y por qué no la presentó ante mí? Le hubiese yo aplicado una severa multa por faltas a la moral”. Explica el policía: “Dijo el oficial Mequínez que él se iba a hacer cargo del cuerpo del delito”. Himenia Camafría, madura señorita soltera, le contó a su amiguita Celiberia Sinvarón, también añosa célibe, que iba a salir esa noche con don Añilio, caballero senescente. Celiberia se alarmó. Le dijo a Himenia: “¡Ten mucho cuidado con ese hombre! ¡Es lujurioso, salaz, concupiscente y lúbrico! ¡Yo salí una vez con él, y trató de arrancarme la blusa!”. Replicó la señorita Himenia: “Cómo te agradezco que me lo digas. Llevaré la blusa más viejita que tengo”.

La trabajadora social entrevistó a la señora que pedía ayuda a la beneficencia pública. Le preguntó: “¿Es usted casada?”. Respondió ella: “Viuda dos veces”. Preguntó la entrevistadora: “¿Tiene hijos?”. Contestó la mujer: “Seis”. Quiso saber la trabajadora social: “¿Todos del mismo padre?”. “No -precisó ella-. Dos del primero; dos del segundo, y los otros dos por cuenta propia”. FIN.

MIRADOR

Por Armando Fuentes Aguirre

Historias de la creación del mundo.

El Señor hizo al Hombre.

A su imagen y semejanza hizo el Señor al Hombre. Lo hizo capaz de toda la sabiduría, y lo hizo capaz también de toda la bondad, que es la más alta forma de la sabiduría.

Pero el Hombre, soberbio, se apartó del camino que le trazó el Creador, y fue por las oscuras sendas del mal.

Se entregó al odio: abrió su corazón al egoísmo, en él brotaron las malas hierbas del rencor. Hizo la guerra, oprimió a sus semejantes, fue injusto, se aplicó a buscar la riqueza. y Así en la tierra hubo maldades y violencias, y hubo hambre y opresión.

Y contempló el Señor al Hombre, y vio sus obras. Y muy compungido, como un niño que se arrepiente, dijo luego:

-¡Ya no lo vuelvo a hacer!

¡Hasta mañana!...

MANGANITAS.

Por AFA.

“. Cárdenas critica a AMLO.”.

Su crítica es acertada, pero López Obrador es un tozudo señor que jamás escucha nada.

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