Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Monarquía a la mexicana
2014-06-06 | 10:20:26
El encuestador le preguntó a la señora:
“Su esposo y usted ¿tienen sexo oral?”.
“No -respondió ella-. Siempre lo hacemos
calladitos”...
Pepito iba con su papá en el coche. El
señor apoyó el brazo en el volante e hizo
sonar el claxon del automóvil. Se disculpó
con su hijo: “Lo toqué por accidente”. “Ya
lo sé” -dijo el niño. Preguntó su papá, intrigado:
“¿Cómo lo sabes?”. Explicó Pepito:
“Porque después de tocarlo no gritaste:
‘¡Pendejo!’”...
Afrodisio Pitongo, hombre proclive a
la concupiscencia de la carne, logró convencer
a una linda chica de que fueran
a un motel de corta estancia o pago por
evento. Ya en la habitación le dijo con tono
de tenorio o casanova: “Estoy aquí para
cumplir todas tus fantasías sexuales”. “¿De
veras? -se maravilló ella-. ¿Quieres decir
que trajiste a Leonardo di Caprio?”...
Las feministas radicales dejaron de usar
brassiére. Entonces todo se les vino abajo...
El golfista comentó en el hoyo 19: “Hoy
golpeé dos bolas al mismo tiempo”. Preguntó
alguien: “¿Cómo?”. Respondió el
golfista, mohíno: “Pisé un rastrillo en el
jardín”...
Eran tres niñitas: una mexicana, una
norteamericana y una francesa, las tres de
7 años de edad. Se hallaban en la casa de
la mexicanita, y las otras le preguntaron:
“¿Dónde están tus papás?”. “En su recámara”
-dijo ella. “¿Qué están haciendo?”
-quisieron saber las visitantes. “No lo sé
-respondió la pequeña-. Vamos a ver”. Se
asomó por el ojo de la cerradura y les informó
a las otras: “Están en la cama jugando a
la lucha libre”. Se asomó la gringuita y dijo:
“No. Están haciendo el amor”. Se asomó la
francesita y dictaminó: “Y no muy bien”...
En su juventud una chica se tatuó una
mariposita en una pompis. Ahora, después
de muchos años y bastantes kilos, sus galanes
la ven y le preguntan: “¿Por qué te
tatuaste un cóndor?”...
Cuento de moda. La señora le preguntó
a su esposo: “Del 1 al 10 ¿cuánto me amas?”.
“Mucho -respondió él-. Y también te amaré
el 11. Pero del 12 en adelante no me molestes,
porque voy a ver todos los partidos del
Mundial”...
Lo que España necesita es ser una república,
y lo que necesita México es ser
una monarquía. La frase tiene brillo pero,
como todas las frases brillantes, debe ser
sometida a riguroso análisis. Hay quienes
dicen que los españoles están hartos ya de
mantener a una realeza que alimenta más
las páginas de los periódicos de escándalo
que el orgullo nacional.
En el caso de México, el espectáculo del
caos generalizado hace pensar a algunos
que sólo un gobierno autoritario, de un
solo hombre -o sea monárquico-, podría
imponer el orden.
(Desde luego no faltará quien diga
que en ese gobierno estamos ya después
del regreso del PRI a la presidencia. Pero
aquí se habla de un régimen absolutista
-digamos el de la Francia de Luis XV o la
Cuba de Fidel Castro-, sin ningún poder
que contraste el del Jefe del Estado). No
estoy de acuerdo con quienes opinan de
ese modo.
Pienso, sí, que cuando esa ocupadísima
señora que es la Historia juzgue al rey Juan
Carlos -a todos tiene que juzgar la pobre- el
balance le será favorable. Por causa del elefante
y de sus calaveradas (las calaveradas
del rey, no del elefante) pocos recuerdan
ya que el entonces joven monarca propició
la democratización de España, y que su
valentía, firmeza y convicción salvaron al
país de un aberrante golpe de Estado que
lo habría hundido otra vez en la oscuridad
del militarismo y de la teocracia clerical.
Otras oscuridades vive ahora la Madre
Patria: su economía se tambalea; el desempleo
es grave; el separatismo amenaza
permanentemente su unidad. Pero a mi
modo de ver los españoles deben conservar
la institución monárquica como símbolo
de unión en tiempos de tormenta.
Por nuestra parte los mexicanos hemos
de aferrarnos a las instituciones en que se
finca la vida republicana, valiosa herencia
del liberalismo juarista. Esas instituciones
están llenas de defectos, lo sabemos, pero
si no caemos en la tentación del caudillismo
autoritario podemos perfeccionarlas,
siquiera sea paulatinamente, por la vía
democrática.
Advierto, sin embargo dos cosas: mi perorata
va siendo ya muy larga, y se me está
acabando la batería de mi laptop. Termino
entonces. FIN

mirador
››Armando Fuentes
Aguirre
Soy porque eres.
No me digan del mar: tú eres el
mar.
No me hablen del cielo y de la tierra:
tú eres mi nube y mi barro.
No me hablen del fuego: eres la
lumbre.
No me cuenten del día y de la noche:
en ti cuento mis noches y mis
días.
No brille la luz, ni venga la oscuridad:
eres mi resplandor, y cuando tú
no estás llegan las sombras.
No quiero otra mirada que la tuya,
ni otra palabra que la de tus labios.
Mírame, para que yo me vea.
Háblame, para oírme.
Y déjame que muera en ti.
Sólo así viviré para siempre.
¡Hasta mañana!...
manganitas
››por afa
“...Muchos mexicanos van a la Copa”.
La cantidad es mayúscula:
a la Copa muchos van.
(Los que no también irán,
pero ahora con minúscula).

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