Como se derrumban los mitos políticos. Cuando salió Fidel Herrera Beltrán de la gubernatura de Veracruz, había dejado una buena imagen por el estilo populachero y de permanente ficción sobre sus espectaculares anuncios de grandes obras y realizaciones en las diversas áreas tanto sociales como económicas en la entidad. Conocedor a la perfección escrupulosa de la geografía de la entidad. No hay rincón veracruzano que no lo tenga registrado con todo y los nombres de sus pobladores.
Pero pasaron unos cuantos meses y como un castillo de naipes se derrumbó su figura al surgir la impresionante deuda que le heredara a Javier Duarte, la única explicación electoral que justificaba de alguien de absoluta confianza en el área financiera que le cubriera las espaldas por el derrumbe económico que se venía y que han pasado tres largos años no se ha podido sortear por la falta de recursos económicos, que provocaron la desvalorización política por falta de obras y la nula creación de fuentes de trabajo. Dejando en entredicho las promesas electorales que se reduciría la pobreza y que se saldría en poco tiempo del atolladero económico.
La falacia de que los priístas sí saben gobernar se vino abajo.
Durante el gobierno fidelista se aseguró que la violencia iba a terminar y que se daría seguridad a los ciudadanos. Con su salida, ocurrió todo lo contrario. El crimen organizado cada vez más impone su control y extiende su territorio. Se incrementó la cauda de muertos, secuestrados y desaparecidos. Cada vez hay más salidas de la entidad de aterrorizados ciudadanos.
El propio exgobernador Miguel Alemán no oculta en ningún momento su malestar con la administración fidelista. Hay crudos comentarios que desnudan y ponen al descubierto como una de las peores administraciones.
La buena imagen del gobernante cuenqueño que asistía a todos los eventos, que escuchaba a cualquier persona que se le acercara y le pidiera ayuda, se ha ido desmoronando. Su manejo con los medios locales y nacionales le funcionaba a la perfección, porque era al igual que don Fernando Gutiérrez Barrios el propio jefe de prensa.
Lo nefasto y lo costoso que entrañan los interesados intermediarios, de allí la importancia de su relación personal. Una relación directa con la prensa que le permitió crecer a tal grado a que se le llegó a mencionar como candidato a la Presidencia de la República y de allí nació gran parte del justificado celo de Enrique Peña Nieto.
La feroz campaña mediática en contra del político cuenqueño tiene nombre y apellido y en reuniones privadas él mismo lo reitera. Al principio lo hacía con cierta reserva, esa discreción se esfumó. Conoce a la perfección de donde salen los recursos y como los reparten para derrumbar el mito de Fidel Herrera Beltrán.
Son sus viejos aliados del área de comunicación que actualmente siguen laborando en la administración estatal, ahora lo colocan en la barandilla de los acusados. Se inventan abultados expedientes con su nombre de los cuerpos de seguridad estadunidenses.
La leyenda negativa tiene cada día nuevos elementos, alimentados por personas indignas que no merecen ser juzgadas. No hay enemigo peor que él encubierto y que trae rostro de amigo.
Lo que resulta extraño es que el verdadero y único jefe de ese grupo político en el poder que lo difama lo permita. La única explicación, es cierta información que les otorga ese poder del chantaje mediático.
De un momento a otro tendrá que reaccionar el “Tío” ante tantos agravios no solo a su persona sino incluyendo a la familia, aspecto que no se toca ni en las peores mafias. Como dicen sus biógrafos, nunca ha perdido, ni siquiera un volado.
La mejor manera de vengarse de un enemigo es no parecérsele.