No existe ninguna explicación lógica que justifique la violencia desatada en la ciudad de Xalapa, solo por el enfermizo capricho de nombrar a un repudiado egresado de una modesta y desconocida escuela normal rural, como coordinador de los diputados de la bancada del PRI en el Congreso local.
Obviamente existen otros intereses más poderosos que impiden dar marcha atrás a esta polémica y objetada designación. No hay un razonamiento normal que abone esta absurda demostración de ejercer el poder ante el rechazo de las mayorías. Se podría afirmar de inmoral e equivocado el nombramiento del exlíder magisterial cuando se puso en riesgo la vida de decenas de veracruzanos que sufrieron graves lesiones, tanto los guardianes del orden, como de los irritados maestros. Ya no digamos de los miles de automovilistas y pasajeros de autobuses que no pudieron llegar a sus labores, por el bloqueo de las carreteras y la violación de sus elementales derechos constitucionales al impedir el tráfico, con el pretexto violatorio de bajar a los maestros que viajaban y que buscaban unirse a sus compañeros.
Calificar a los docentes como delincuentes es el paso más retrógrado en materia educativa.
En diversos medios y personas que estuvieron en las pasadas administraciones afirman, sin tener pruebas, que existen evidencias de una empresa financiera, que es el fuerte lazo del compromiso adquirido entre el exlíder “moral” del magisterio veracruzano con las autoridades del gobierno del Estado. Es explicable por ser la Secretaría de Educación, cuyo titular, el licenciado Adolfo Mota, la dependencia que recibe mayores recursos y el multimillonario manejo de las cuotas de decenas de miles de profesores afiliados al SNTE, sumas de dinero que requieren los servicios exclusivos y confidenciales de una institución casi secreta en finanzas.
De ser cierto ese fructífero y secreto negocio donde se mueven miles de millones de pesos, se explican los motivos de la designación como líder camaral, cuando se dejan a un lado cualquier rasgo de honorabilidad y decencia.
El secretario Adolfo Mota ha confesado que se pasó el primer año tratando de ser reconocido y aceptado por el líder magisterial, quien veladamente lo había amenazado de quitarlo y poner alguien a modo para que velara sus oscuros intereses de venta de plazas y de poner a sudar los aumentos otorgados. De tal manera ejerce el poder Juan Nicolás Callejas, que él decide quien debe ser el titular de esa dependencia, según versión del cuestionado y apocado Mota Hernández.
Si Enrique Peña Nieto pudo sacudirse a la lideresa Elba Esther Gordillo, por qué el gobierno estatal no puede guardar al veterano cacique legislador en varias ocasiones por la vía plurinominal, ya que no podría ser de otra forma, en una elección abierta sufriría una demoledora derrota.

Asaltan a la inteligencia
Gerardo Buganza, el secretario quien aseguró terminaría las pocas obras y enjuiciaría a las constructoras que habían fallado, dio a conocer que recuperó 80 millones de pesos por concepto de fianzas de los que no cumplieron los contratos. Son anuncios que nadie se los cree porque en ningún caso menciona ningún nombre y como pretexto dice que su tarea consiste en poner orden y mantener la secrecía como si se trataran de actividades de tipo judicial.
O se trata de compinches gubernamentales que hay que proteger. El ingeniero industrial Buganza Salmerón debe aprender que abusa asaltando a la inteligencia de la sociedad veracruzana. A sus 57 años tiene que aprender que mentir, al ocultar hechos, es pecado de acuerdo a la testimonial doctrina católica.


PIE:
Nicolás Callejas Arroyo

Gerardo Buganza (LA FOTO SE LLAMA BUGANZA)