Por Magda Zayas Muñoz
Columna: Momentos
2013-10-23 | 22:28:08
LO QUE JAVIER DUARTE QUIZO DECIR Y NO DIJO


De pronto pareciera que el Gobernador Javier Duarte de Ochoa intenta retomar el rumbo de aquella estrategia que lo llevo al triunfo y que aprendió de su mentor el ex mandatario Fidel Herrera Beltrán -cercano al pueblo, escuchando, atendiendo y resolviendo- y no de la soberbia y autoritarismo que le han caracterizado desde que llego al poder; tal vez mal aconsejado por sus colaboradores o asesores de imagen.
La barba que le acompañaba desde el mes de agosto y con la que pretendía proyectar una imagen de autoridad, madurez, sabiduría, virilidad, seguridad o valentía, fue afeitada de su rostro, porque seguramente se percató que sus asesores se equivocaron y el mensaje enviado era equivoco, prácticamente le estaba restando puntos en lugar de sumarle.
La barba afianzaba el autoritarismo, la soberbia, la falta de transparencia, escondiendo así, su verdadero rostro a la ciudadanía, además de reflejar apatía y distanciamiento; y entonces buscando regresar a esa escuela donde se formó con Herrera Beltrán, de contacto directo con la gente, de un gobierno cercano y anteponiendo el dialogo, se fue a la academia estatal de policía y ya sin barba, se mantuvo sonriente y escuchando.

Ojala y Duarte no solo imite a Fidel Herrera en la forma, sino en el fondo y que realmente sienta ese gusto por Gobernar escuchando y no reprimiendo; no hay otra manera de reivindicar su Gobierno distante, de barreras y oídos sordos, que retomando la escuela de aquel que le dio la confianza de dejarle en el poder, seguro de que haría un buen papel.
El Gobernador sabía desde un inicio que su estrategia era equivocada y que esconderse tras su barba no mejoraría su imagen y menos lograría la aceptación de los veracruzanos que lo ven como un mandatario lejano, pero la soberbia no le permitía aceptarlo, ahora rumbo a su tercer informe al parecer pretende retomar el rumbo. Ojala así sea por el bien de Veracruz.
Al menos ya comprobó que se equivoco, porque se trata de corregir la raíz de los problemas de su gobierno, tomando responsablemente las riendas de su administración y, de paso, ganar la simpatía de sus gobernados, que no será posible con el simple cambio en su imagen pública.
Y es que como los mismos ciudadanos lo han reflejado, el principal defecto de la administración duartista son los colaboradores de los que se ha rodeado el ejecutivo; porque no se ha entendido que esto no es de amigos, ni de edad y menos de generación y aquí en Veracruz, la mayoría de ellos son de la misma generación, orillado por la poca experiencia tanto en política como en la administración pública.
No se puede seguir caminando por inercia y en descontrol y entonces es urgente que en la segunda mitad de su gobierno empiece por rodearse de colaboradores capaces e inteligentes o de lo contrario la antipatía ganada y el descontento podría llevar a la derrota del PRI en el próximo proceso electoral.
Duarte también tendrá que empezar a cambiar su forma de vestir si intenta revertir su mala imagen y es que en la medida que deje de usar trajes sastres y corbatas –solo para cuando el evento lo amerite por protocolo-y más camisas el efecto será favorable y si es posible cuando salga de gira hasta podría arremangar la camiseta diciendo así que está dispuesto a trabajar con energía y sin protocolos, dejando atrás los eventos de las fotos, pasando de las palabras a los hechos, obteniendo así un alto nivel de congruencia entre lo que dice y hace y ya de paso desprenderse de relojes de mano por aquello de que para Gobernar no hay hora, debiendo estar dedicado a su mandato sin importar los tiempos.

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