Por Catón
Columna: De política y cosas peores
2012-11-07 | 21:56:29
La última paciente que ese día iba a atender el doctor Wetnose, famoso ginecólogo, no llegó a su cita. Así pues el facultativo despidió a la recepcionista, cerró la puerta de su consultorio, y se acomodó luego en su sillón a fin de disfrutar un refrescante vodka tonic, recompensa que a sí mismo se otorgaba al final de cada día de trabajo. Tranquilo estaba gozando su bebida cuando llegó la paciente, y con pena se disculpó por su tardanza. El doctor Wetnose le dijo que no se preocupara: había dado ya por terminadas sus labores de ese día, pero con gusto la atendería a primera hora del siguiente. Luego le preguntó si no le gustaría acompañarlo con otro vodka tonic. La señora aceptó el invite, agradecida. Le sirvió la copa el médico, y ambos entablaron una animada charla. En eso se oyó ruido de llaves en la cerradura. “¡Mi esposa! –le dijo con alarma el doctor Wetnose a su paciente-. ¡Rápido, quítese la ropa y abra las piernas!”… Esta columnejilla debería llamarse hoy “Mutatis mutandis”. Tal expresión latina significa: “Cambiando lo que se debe cambiar”. Lo digo porque la victoria de Obama se debió a la combinación de varios y muy diversos elementos, entre los cuales figuran cosas tan distintas como la naturaleza, el terrorismo y la tecnología. En efecto, el huracán Sandy le dio al presidente la valiosísima oportunidad de mostrarse en plena campaña electoral como un mandatario eficiente y compasivo. Mutatis mutandis, recordemos los graves efectos negativos que en la imagen de Miguel de la Madrid tuvo su tardanza en actuar luego de los efectos devastadores de los terremotos del 85 en la Ciudad de México. Los votantes norteamericanos no olvidaron la fulgurante captura y muerte de Bin Laden, y premiaron en las urnas el esfuerzo de su presidente por hacer de los Estados Unidos una nación segura. Mutatis mutandis, la fracasada guerra que emprendió Felipe Calderón contra la delincuencia, y la inseguridad que se ha abatido sobre muchas ciudades del país, provocaron un voto de castigo para el PAN. Finalmente, el hallazgo y difusión por medio de la tecnología electrónica de un video en el cual Romney se expresaba con desdén de quienes viven de los subsidios del gobierno le permitieron a Obama presentar a su adversario como un magnate del dinero que no entiende las necesidades de la clase media y pobre, y que gobernaría solo para los más ricos. Mutatis mutandis, los rudos ataques que las redes sociales emprendieron contra Enrique Peña Nieto no calaron en la mayoría de la población, ajena todavía a ese medio de expresión social. De todo esto saco una conclusión: la elección presidencial de Estados Unidos fue considerablemente más complicada que la sencilla elección que en México tuvimos. En el proceso norteamericano incidieron muchos y variadísimos factores. Aquí uno solo decidió en buena parte el resultado: la televisión. De esa conclusión derivo otra: mientras más democrática es la democracia en un país, más complicadas son sus elecciones. Las de México son todavía bastante simples… Flordelisia, la hermana de Pepito se casaba ese día con su novio Pitorro. El chiquillo le preguntó a su madre: “Mami: ¿qué le va a hacer hoy en la noche Pitorro a Flordelisia?”. La señora pensó que la pregunta era una más de las picardías de su hijo, de modo que le propinó unas fuertes nalgadas al tiempo que le decía con enojo: “¡Esto es lo que le va a hacer hoy en la noche Pitorro a Flordelisia!”. Al comenzar el banquete nupcial el maestro de ceremonias les pidió a los familiares de la novia que le dieran a la muchacha algún consejo que le sirviera en su vida de casada. El abuelo le aconsejó a su nieta que respetara a su marido. La abuela le dijo que debería tener su casa siempre limpia y ordenada. El papá le recomendó a su hija que no fuera gastadora, y al decir eso dirigió una mirada llena de intención a su mujer. La señora le dijo a Flordelisia que sería feliz si su esposo, a más de ser un buen proveedor, no caía en devaneos impropios de su nuevo estado y cumplía con puntualidad sus deberes de marido. Al decir eso dirigió sendas miradas llenas de intención a su esposo y al novio. Le tocó el turno a Pepito, a quien todavía le dolían las pompas por efecto de las nalgadas recibidas. Le dijo el muchachillo a su hermana: “Yo lo único que te recomiendo es que  esta noche te cuides el trasero”… FIN.

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