La fuerza política de la profesora Elba Esther Gordillo está fuera de duda. La mejor prueba la tenemos en Veracruz, cuando ella decidió abstenerse de participar en el pasado proceso electoral y dejó que los maestros votaran a su libre albedrío, permitió a Javier Duarte de Ochoa una alta votación para obtener de manera desahogada el triunfo.
Y como testimonio de su decisión, se hizo presente en la toma de posesión del nuevo gobernante veracruzano, no obstante de haber sido expulsada del PRI, estuvo al lado en dicho acto de la cúpula nacional del partido tricolor, como señal que también jugará en la campaña presidencial con los priistas de Peña Nieto.
A menos que el candidato de la izquierda sea el jefe de gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, en donde tiene su corazoncito político.
Ahora, hasta el propio presidente Felipe Calderón, le tiene que pedir permiso a la líder magisterial para nombrar a un nuevo director en el Issste, posición que se le había dado para que ella nombrara a su entonces gran amigo, Miguel Angel Yunes Linares.
Nunca pensó Carlos Salinas de Gortari el monstruo que iba a crear cuando le dio posesión en lugar del líder magisterial, el profesor Carlos Jongitud.
Este último, al ver lo que había hecho de meter a la cárcel a Joaquín Hernández Galicia, líder nacional de los trabajadores petroleros, por haber votado por Cuauhtémoc Cárdenas, se adelantó el maestro potosino y al presentar nervioso su renuncia le dijo al ilegítimo mandatario mexicano, “señor yo con una cachetada tengo”.

Liquidación en abonos

A los pilotos y sobrecargos de la compañía de aviación Mexicana, les van a pagar sus liquidaciones en abonos, durante siete años. Lo grave es que la Secretaría de Trabajo apoya a los empresarios para que los trabajadores acepten a todas luces esta ilegal forma de pago.
Además de perder el trabajo, ahora resulta que por todos los años en que laboraron cumplidamente en dicha empresa, su liquidación y jubilación se los quieren dar en paguitos.
No se vale. Si no se trata de limosnas, es un derecho.

La morosidad del IFE

El que está para llorar es el servicio del Instituto Federal Electoral en el puerto de Veracruz, se demoran hasta más de tres meses para entregar una credencial de elector.
Además del trato seco y duro para los que hacen cola durante toda una mañana, cuando se entrega todo el papeleo para un simple trámite de cambio de domicilio o renovación de la misma, y donde le aseguran que pasado el primer mes ya podrá pasar a recogerla, es cuando empieza el calvario de ir durante 8 semanas posteriores al tiempo por ellos fijado, y encontrarse con la novedad que esta credencial aún no ha llegado.
Siempre es la misma respuesta, “regrese la próxima semana.”
Resulta absurda la campaña de promoción nacional que realizan para que renueven este documento y que sean las propias autoridades del IFE, las que demuestran que en el país la lenta y desordenada burocracia sigue imperando.