Por Silverio Quevedo
Columna: En la mira
De 100 días a 100 días
2019-03-13 | 07:49:34

El inicio de semana se cumplieron los primeros 100 días del gobierno de Andrés Manuel López Obrador y que va de la mano con varias administraciones en algunos Estados, entre ellos Veracruz, donde el régimen de Cuitláhuac García Jiménez va de la mano.


Morenistas quisieran escuchar los mismos niveles de aprobación  y comparativos que en medios nacionales se hicieron por ejemplo, del 86 por ciento de AMLO  frente al 56 de Enrique Peña Nieto en los primeros 100 días. O frente al menos del 50 por ciento de Felipe Calderón.


Analistas locales puntualizaban este martes que en su justa dimensión habría que ubicar el ejercicio al momento de Cuitláhuac frente a la imponente maquinaria  que representa un estado como Veracruz con serios problemas sociales y de inseguridad.


Una violencia, producto de la delincuencia organizada, enquistada como un tumor con cáncer, que a veces se piensa imposible de erradicar al igual que en el país, viene sometiendo a la entidad y a sus ciudadanos al temor y al desquiciamiento social desde hace al menos 2 sexenios y un bienio.


Obvio, señalan los politólogos, no puede ser un comparativo el tema nacional con el estado pero lo que si se puede soslayar es que se requiere un mucho, valga la expresión, de contundencia en las acciones del mandato morenista. Una sacudida dentro y hacia afuera que permita a la gente mantener la esperanza social de un nuevo sistema estatal sin caer en la utopía de una nación transformada que pregona constantemente y muy pronto, el presidente Andrés Manuel.


En enero se tenían registradas al menos 50 acciones desde el inicio del gobierno de  la entidad, de la más destacada quizá, la declaratoria de emergencia humanitaria que va de la mano, eso sí, con la Federación en una sincronía oficial. Se anunció incluso que se pediría la intervención de Corte Interamericana. Pero esos activistas internacionales no se han visto.


Otra parte que, sin embargo, parece haber puesto en orden en muy poco tiempo la administración de Cuitláhuac es el desorden financiero para con los municipios. Y pagar o ponerse a mano con los ayuntamientos, es darle impulso básico a la economía local y por ende regar los recursos en el estado.


Los ediles reclamaban adeudos millonarios que comenzaron  a generarse con la llamada “licuadora” en el sexenio de Javier Duarte y que Miguel Ángel Yunes tampoco pudo o no quiso emparejarlos.


Otro punto a favor que se le podría dar al gobierno de Morena, es en el sector Salud, y si bien parecía no cumplir las expectativas es cierto que se ha abordado los temas urgentes. Que tampoco Yunes pudo aquilatar como es el abastecimiento de medicinas en todo el sistema estatal. Y que fue lo primero que se atendió, con un secretario de Salud, Roberto Ramos Alor que parece, hasta el momento, cercano a la gente y sensible en casos que lo requieren.


La inseguridad es el gran pendiente sin duda en la administración de Cuitláhuac que hoy tiene 102 días de iniciada. La fragmentación de la delincuencia y que se ha expandido en el estado en varios grupos conformados por sicarios secuestradores y extorsionadores bajo el famoso “cobro de piso”, es sin duda un factor que en buena medida abona a la espiral de violencia que parece incontrolable.


El propio gobernador ha tenido que señalar en distintas ocasiones que en el sur son al menos cuatro grupos delincuenciales que se disputan la plaza. Valga la expresión, son los “formales” o identificados con nombre y apellido pero lo cierto que junto con diversas células, debe haber al menos una decena de ellos.


Pero eso que se vive en el sur es lo mismo en el centro y en el norte de Veracruz y si a esto, lamentablemente, se le suman un jefe de seguridad que no es del estado, que es traído de Monterrey como es el caso de Hugo las cosas se ponen peor.


No está mal, incluso tiene sus ventajas, que el responsable del área sea ajeno a la entidad pero debe tener cuadros locales que no estén contaminados y que sepan como se mueve la delincuencia y el comportamiento geográfico de la violencia, de lo contrario el estado se encuentra condenado a seguir así.


Si Cuitláhuac logra dar un golpe de timón en este rubro y se suma a los efectos pian pianito de un nuevo régimen que no sólo debe mostrar preocupación por abatir los moches y los recortes, sin duda que tendrá las mejores calificaciones y estará en el mejor de los ánimos de sus gobernados.

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