Sin nada, que demuestre algo de remordimiento de conciencia a los incalificables hechos del fatídico mandato del exgobernador Javier Duarte, este en una misiva dirigida al maestro José Pablo Robles Martínez, redactada a mano desde el penal en donde se encuentra recluido, el personaje que hasta el momento se le ha visto como el político más odiado de los últimos tiempos, hace reclamos y pide al editor de los medios impresos más importantes de la entidad veracruzana, la censura al desarrollo de la libertad de expresión, en aras de que él en su mandato manifiesta y afirma que dio el respeto para los descendientes del periodista. Mención que no viene al caso y se escucha hasta como una amenaza para el editor.
Quizás, en el ejercicio profesional del periodismo en muchos años, José Pablo Robles Martínez, ha ejercido una política de puertas abiertas a todas las voces sin excepción.
Y por lo mismo en el terreno político de sobra, se le acercan los candidatos cuando andan en campaña y sin distinción de siglas partidistas, el trato ha sido plural para todo con amplia apertura.
El periodista Robles Martínez, con los muchos años de la experiencia del trato de los políticos de todas las corrientes partidistas a los que ha sabido escuchar, lo que algunos de ellos han malinterpretado su profesionalismo, en aras de convertir una relación de amistad, cuando lo que en la realidad es un trato de carácter informativo, por lo que no debe confundirse el contexto.
Hay quienes al no comprender que el periodista cumple con su trabajo, algunos de los políticos en desgracia llegan a incurrir en la amenaza y la intimidación como una forma de frustración a la realidad que viven de estar en la cárcel y en donde cada quien es el arquitecto de su propio destino.
Y también, cuando se ejerce el cargo público se pierde la dimensión, el piso y hasta la dignidad, para que después afloren en la mente las percepciones equivocadas a su propia realidad, que es responsabilidad unilateral, ya que los servicios de comunicación, son eso tratos profesionales, pero no la venta o compra de voluntades, de conciencias y menos de la dignidad, cuando en el periodismo se demanda equilibrio, objetividad y transparencia.
Javier Duarte, pide al maestro Robles Martínez, en su calidad de editor de Diario del Istmo, que no se publique nada en relación con el caso en donde públicamente aparece constantemente el nombre de su esposa Karime Macías, esa es una realidad, pero nunca jamás se puede decir o pensar, que se mencionen a sus menores hijos,y menos de que se hayan expuesto en sus medios informativos. Aquí, porque no le reclama a Televisa, cuando se presentaron en el domicilio familiar en Londres.
Duarte, equivoca una relación profesional con el de trato amistoso, pero además hay que decirlo, el maestro Robles Martínez, nunca ha sido cómplice de nadie, por lo tanto no puede desaparecer los delitos que se cometan y más cuando son abusos del poder y en perjuicio de las grandes mayorías desprotegidas de la población que otorgaron el voto, más no una patente de corso.
Los temas periodísticos del común manejo informativo, son parte de un deber ser ético y de compromiso con los lectores.
Los tiempos aquellos de Javier Duarte como gobernador y el poder, ya quedaron en el pasado como una amarga pesadilla en donde algunos de sus familiares cercanos y amistades, hicieron del uso de los recursos públicos un manejo discrecional con los daños ocasionados nunca antes vistos en relación al desvío a través de las llamadas empresas fantasmas, para compras de departamentos de lujo, residencias, ranchos, hoteles y todo lo que nunca nadie se pudo imaginar.
Los demás hechos delictivos que son del manejo de la opinión pública no tiene caso recordarlos y corresponde a las autoridades jurisdiccionales hacer de que se cumpla la ley.
Ahora bien, la justicia persecutoria en contra de Javier Duarte y de su esposa, amigos y otros familiares políticos, no forman parte de una persecución periodística, ya que los medios informan, más nunca podrán ni pueden ejercer o administrar justicia como un principio lógico.
También, precisando que los delitos atribuidos o imputados en su caso personal son de la competencia federal, los que lo llevaron a su detención y extradición, y todo con el debido proceso.
Ahora, quiere que el maestro José Pablo Robles Martínez, lo visite en la cárcel pudiera ser para una entrevista y el periodista cumpliendo con su deber, está dispuesto a escucharle sus planteamientos, siempre y cuando se trate de temas de carácter informativo y relevantes para la opinión pública, además con el fin de concederle su derecho de réplica y nada más.
No se puede dejar pasar, que entre los primeros actos de gobierno de Javier Duarte, desapareció dos organismos púbicos creados a instancias de las gestiones de Robles Martínez, como lo fueron el Colegio de Periodistas y la Comisión Estatal para la Defensa de los Periodistas, que entraron en el primer paquete de 16 organismos públicos descentralizados extinguidos al amparo del poder, y por lo que cientos de trabajadores fueron enviados a la calle, por el supuesto programa de austeridad y de escasez de recursos públicos. Que después se vio en la realidad a una voraz y desmedida ambición económica.
En una primera maniobra, que queda para la posteridad por la forma en que se dio el manotazo y sin pensar en el dolor ocasionado a muchas familias, con el que dio inicio a la peor tragedia en Veracruz y el país, en donde muchos de sus colaboradores no han sido responsables de estar en el momento menos oportuno en la administración pública.
La acción dolosa, a la larga, se le convirtió en su peor pesadilla y ahora no dice estar arrepentido de nada. Aunque la justicia divina y terrenal es la evidencia en donde esta.
Así las cosas.
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