Por Magda Zayas Muñoz
Columna: Momentos
2015-12-27 | 20:22:08
Los cobardes actos de autoridades estatales: alumnos de Maestría

@magzamu

Dijo un hombre bueno y sabio que trascendió a su época y que se proyectó para siempre en la blanca pared del infinito: "No me duelen los actos de la gente mala, me duele la indiferencia de la gente buena". Así ocurre en nuestro estado, la indiferencia de muchos ante los abusos de autoridad del estado en contra de grupos y personas vulnerables o simplemente de quienes deciden alzar la voz y exigir sus derechos.
Apenas este fin de semana mis compañeros de la maestría en Sistema Penal Acusatorio y Adversarial, que cursamos en la Universidad de Xalapa, externaban su enojo por los hechos ocurridos la semana pasada en contra de personas de la tercera edad que exigían lo que a su derecho corresponde y que fueron tratados como verdaderos delincuentes, haciendo uso de la fuerza pública. Ante ello un gobernante insensible que externaba vía twitter al Senador Héctor Yunes, que ello se trataba de una manifestación con tintes políticos, justificando así la agresión.
De ahí que surgiera, el interés -de parte de quienes nos profesionalizamos en un nuevo sistema donde por encima de todo ésta el respeto a los derechos humanos, la igualdad procesal, la presunción de inocencia, pero sobre todo la aplicación de las leyes -para que sus expresiones y opiniones no quedaran en la oscuridad y comodidad del anonimato, como ocurre con las mayorías.
Compañeros comoÁngel Rosas Solan, hombre culto y aguerrido, tomó la iniciativa de externar su sentir y de ahí Ángel Muñoz Ocampo, Juan Alfredo Ulloa Vázquez, Juan José Auñón segura, entre otros, se sumaron, al igual que quien esto escribe, al reproche generalizado de la sociedad mundial, nacional, veracruzana y xalapeña, hacia los cobardes actos represivos del gobierno del Estado en contra de los jubilados de esta Entidad que, desesperados por la falta de pago de sus pensiones por parte de esta administración estatal derrochadora, salieron a las calles para protestar legítimamente por ese agravio.
Si los servidores públicos de alto nivel en el Estado reciben cuantiosos emolumentos no es tema de este reclamo porque, bueno sería que no sólo ellos sino el más modesto de los burócratas recibiera esa clase de remuneraciones. De ahí el reproche al titular del poder Ejecutivo, al Secretario de Gobierno y al Secretario de Seguridad Pública, por el cobarde repliegue de una protesta más que justa y que el propio Flavino Ríos reconoció, fue ordenada por él.
Argumentos sobrarán, como siempre, para poder justificar esa cobarde acción. Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, salvaron el peso de una justicia que en México no es ciega sino que tiene los ojos bien abiertos para juzgar rudamente a los pobres pero hacerlo tersamente con los ricos y poderosos; pero, lo que no pudieron librar, aún con todo el poder político y económico que adquirieron en su paso por el servicio público, fue el inexorable juicio de la historia, a la cual pasaron con el calificativo de "cobardes" y "asesinos".
En ese contexto es que los funcionarios antes citados debieran responder por los actos que la sociedad nacional, estatal y municipal les reprocha pública, valiente, directa y abiertamente. Sabemos que no lo harán porque en eso los políticos en México, son especialistas; se podrán hacer pronunciamientos como los que ya son característicos del gobernador del Estado (en el sentido de que se va a aplicar todo el peso de la ley); podrá amagar en contra de propios y extraños como de ello también ha hecho un estilo personal de gobernar; podrán ordenarse investigaciones que se van a diluir ante la complacencia de servidores públicos serviles y comprometidos con el poder y no con la sociedad.
Sin embargo, esta expresión, que pudo bien, ser una carta abierta, es la constancia fehaciente del rechazo total que la ciudadanía (sin intereses mezquinos y sin afinidades a partidos políticos que en su mayoría son corruptos y sin una ideología definida) tiene hacia los funcionarios que lejos de cumplir con su deber de servir a la sociedad, la traicionan y la atacan.
La eficiencia que mostraron para atajar la protesta de los pensionados y jubilados defraudados por la administración estatal, es la que deberían demostrar para vigilar por la seguridad de los veracruzanos y para el cumplimiento de sus obligaciones de pago con sus muy numerosos acreedores; y, entre ellos, los referidos pensionados y jubilados.
No será la historia quien juzgue a los servidores públicos a los cuales se alude en esta misiva; serán los ancianos desatendidos, ninguneados golpeados; los becarios defraudados; los acreedores ignorados; los familiares de los desaparecidos bajo sospecha de "desaparición forzada" y los familiares de todos ellos, los que en las urnas cobrarán juntas todas las afrentas padecidas en este rojo, trágico y sanguinario sexenio que reprobamos unánimemente. ¡Así las cosas en nuestro pobre Veracruz!.

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