Todo ocasionado por desvíos gubernamentales ilegales: Pepe Yunes


@magzamu


El “gobierno” de Javier Duarte de Ochoa no conoce los límites y eso quedó demostrado ayer; la falta de respeto, de tolerancia, pero más aún las violaciones a los derechos humanos de las personas de la tercera edad por parte del poder ejecutivo son intolerables, son irracionales y ameritan no solo una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos –porque la estatal no sirve de nada, solo está de adorno- sino un procedimiento ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Ante la ausencia del Gobernador Javier Duarte de Ochoa -quien solo alcanzó a expresar su supuesta solidaridad a través de sus redes sociales, anunciando una investigación de lo ocurrido- el Secretario de Gobierno Flavino Ríos Alvarado justificó la agresión señalando que ya se les había advertido que no bloquearan pues el pago ya se había realizado o ¡claro diciembre, pero aún se les debe el retroactivo de enero a octubre y demás prestaciones!

La indignación no paro a nivel estatal y nacional cuando las imágenes comenzaron a circular en redes sociales donde se observaba a policías agrediendo con toletes y bastones eléctricos a las personas de la tercera edad que protestaban a las afueras de palacio de gobierno. Del tema, el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes, calificó como indignantes los actos de desalojo en contra de los pensionados en esta capital por parte del Estado.

Las expresiones no se detuvieron, los propios senadores Héctor y Pepe Yunes también externaron su indignación y solidaridad con los jubilados y pensionados; el ex alcalde de Perote señaló a quien esto escribe que es lamentable que todo esto se genere por la irresponsabilidad del estado con un desorden administrativo que se exhibe en un sobre ejercicio en el gasto de operación que hace que indebidamente usen recursos etiquetados para solventar las presiones de gastos urgentes.

Así es que Pepe dijo, todo lo ocurrido es origen de desvíos presupuestales ilegales. Ayer mismo, tras lo ocurrido sínicamente, el presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Fernando Perera Escamilla acompañó, al secretario general de Gobierno, a una conferencia de prensa que se ofreció para justificar y convalidar la violencia ejercida en contra de los adultos mayores.

El propio Escamilla reconoció que conocía del operativo que se realizaría este miércoles, una noche antes, es decir, consintió el uso de la fuerza pública, lo cual no extraña pues se sabe de su entrega y servilismo a favor de los intereses del poder ejecutivo. Por su parte Flavino se atrevió a precisar que el bloqueo de la calle Enríquez por parte de pensionados y jubilados tuvo tintes políticos y partidistas.
Tristemente el poder ejecutivo cree que con esas expresiones justifica sus acciones y es que a pesar de los videos y fotografías que existen por las agresiones en contra de los pensionados y jubilados del Instituto de Pensiones del Estado (IPE), rechazó que haya habido alguna represión en contra de ellos y es que según el “simplemente” hubo presencia de 50 elementos policiacos cuando él se encontraba dentro de Palacio de Gobierno reunido con una comisión de pensionados analizando el tema del pago del retroactivo que aún se les debe de enero a octubre de este año.

“No hubo ninguna represión, hubo un repliegue de los manifestantes para que permitieran la vialidad en la calle de Enríquez y evitar que hubiera algún accidente… la información que tengo es que no había bastones eléctricos, tenemos un video” y así como siempre, las autoridades estatales, negando lo innegable.

Según las autoridades estatales, se cumplieron los protocolos que marcan ese tipo de acciones como, el contar con la presencia de personal de la Comisión de Derechos Humanos, un notario público. Pero al final de cuentas todos esos personajes involucrados, autoridades, notarios, videos y demás están al servicio y por supuesto maquillados a su antojo. Y así Javier Duarte -aunque poco o nada le importa- acrecienta el repudio social hacia su gobierno, al que solo le queda un año por delante.