Al senador Héctor Yunes Landa, confrontado con el gobernador Javier Duarte, vigente en su discurso bronco y excluyente de que no hay más aspirantes que él, y disminuido en la sombra del líder nacional del PRI, su padrino político, Manlio Fabio Beltrones, no le queda otra carta bajo el brazo, otra herramienta a su modo, que, irónicamente, su adversario más cercano al interior de su partido por la gubernatura, José Francisco Yunes Zorrilla.
Sí. Más clarito. La única tabla de salvación para el oriundo de Soledad de Doblado, que ya empieza a oler a apestado entre los grupos y actores políticos del priismo, se llama Pepe Yunes. Si éste decidiera “declinar” por él, o alzarle la mano, quedaría sin duda fortalecido con todo para disputar la candidatura frente al otro escenario que lo componen los cuatro llamados “jinetes del apocalipsis”, y que son los afines al duartismo.
¿Por qué lo haría Pepe? Solo por una razón. Para declinar a la posibilidad de ser gobernador por dos años, y mantenerse vivo en la siguiente oportunidad que sería la del mandato por un sexenio, pero además para ir de la mano con su “padrino”, Luis Videgaray, de ser el secretario de Hacienda por supuesto, el candidato a suceder a Enrique Peña Nieto en el 2018.
Pues bien, a Héctor ya no le quedan vertientes. Está situado en un callejón sin salida. Se fue arrinconando solo. Al confrontarse con Duarte se quedó en una posición más que comprometida. Si bien, el gobernador pueda no ser el que decida al final quien será el sucesor por el Presidencialismo que en México ha vuelto con Peña Nieto, si es quien puede aplicar una regla no escrita en política, que se llama “veto”. Y si en un momento no son avalados ninguno de los “cuatro fantásticos” como también se hacen llamar los apocalípticos, y Pepe Yunes le da el paso a Héctor, entonces, el primer priista de Veracruz puede aplicar el consabido recurso.
De los tres factores o circunstancias en contra de Héctor esa es la más desventajosa, pero también enfrenta otros dos escenarios. Uno de ellos es el de que los duartistas han cerrado filas en su contra, y el que políticamente pesa más en su contra es el que haya tenido alguna especie de ascenso su amigo y protector, el sonorense Beltrones. Muy sencillo, este personaje ha recibido varias prebendas ya del sistema político como para que abogue por uno más.
Primero, la coordinación de los diputados de su partido; segundo, la candidatura para gobernador en su estado, es su posición y, tercero, la presidencia del PRI que ostenta. Alguien diría que peor si se siente encartado, Beltrones estaría sacrificando mermar su proyecto del 2018 para abogar porque al senador se le considere como candidato en Veracruz.
Prueba de ello, es que asistió a la toma de protesta de Alberto Silva como dirigente del PRI estatal, pero “bajo protesta” algo que ya se ha dicho, quizá lo avaló Beltrones para que fuera en esas circunstancias, pues es insólito que en una convención de esa naturaleza alguien se manifieste “bajo protesta”.
No fue el caso de su homólogo, José Francisco Yunes Zorrilla quien por el contrario declinó ir. Incluso aún con la llamada expresa que le hiciera su propio líder nacional. Me reservo el derecho, le respondería el propio Pepe. Y Manlio, aún queriendo presionar, le diría que eso sería una afrenta. Es mi derecho, replicó finalmente el peroteño.
Prueba de la simpatía que tiene el sector petrolero con el Senador, que ya se disciplinó en el 2010 ante la designación de Javier Duarte como el candidato, es que no hubo un solo representante de ese sindicato. Aseguran que Carlos Romero Deschamps está de todo a todo con el “amigo” de Videgaray. No hubo un solo petrolero y no por accidente en la toma de protesta de los nuevos dirigentes del PRI estatal aquel domingo en el World Trade Center o porque se les olvidó entregar las invitaciones.
Hay quienes afirman también que en Yunes Zorrilla ha cabido la prudencia y la congruencia, pero que a veces lo quieren confundir con tibieza o indecisión. Y que Duarte por ello, considera tener dos cartas, una compuesta por los “cuatro fantásticos” y otra el presidente de la Comisión de Hacienda en el Senado, del que solo falta acepte ser abanderado por el mandatario veracruzano para que sea “uno de los nuestros” como llama el gobernador a Jorge Carvallo, Erick Lagos, Alberto Silva y a Adolfo Mota.
La novela del 2016 aun sin cerrarse en su último capítulo.
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