Los reportes de los analistas en torno al rumbo que tomará el país en el 2018, es de que el PRI, tendrá la oportunidad de seguir en los Pinos, un sexenio más concluido el del presidente Enrique Peña Nieto.

Se trata de que a pesar de la sensible baja que ha tenido el presidente Peña en la aceptación a su mandato, esto se debe a las resistencias naturales que se han ido venciendo acordes a una audaz reforma legislativa que pone al país en una plataforma de lanzamiento de presente y futuro hacia un nuevo orden económico, político y social que ayudará a reducir la amplia brecha entre ricos y pobres, pero sobre todo dar oportunidades de educación y empleo a las actuales y futuras generaciones.

En ese sentido, los años por venir son también importantes para que la sucesión presidencial priista se pueda dar acorde a lo que lo que ven los expertos de que el PRI aun tiene futuro a pesar de los escépticos.

En el plan A, el secretario de hacienda, Luis Videgaray, se encuentra muy proyectado como el candidato ideal en la sucesión, pero en el plan B, no hay que perder de vista al joven Aurelio Nuño, que está siendo sometido a una intensa preparación a fin de que se le perciba como un fuerte aspirante, el segundo en la lista, mientras que Miguel Angel Osorio Chong, secretario de gobernación y Manlio Fabio Beltrones, presidente del CEN del PRI, están presentes en la carrera sucesoria por su amplio potencial a lo que nadie lo puede dudar.

Los expertos, en las últimas semanas tienen bajo la lupa a Aurelio Nuño y los primeros reportes son de que el secretario de educación ha tomado el toro por los cuernos y con mucho carácter y decisión está dando soluciones a la seria problemática de enfrentar a las poderosas organizaciones sindicales SNTE y CNTE que esta ordenando en su operación en su respectiva función.

Este es el mismo caso que se presenta en la sucesión por la gubernatura estatal en Veracruz en el 2016, en donde a diferencia del nivel federal que se han mantenido sin manifestar aspiraciones los suspirantes, en estos lares cambió el paradigma en el priismo, y los que quieren la silla de Javier Duarte, no sólo levantan la mano, sino que además le han lanzado el fuego “amigo” con el que el mandatario estatal se ha mantenido estoico y hasta bromista con quienes se han salido del huacal, pero al gobernador no le quitan el sueño las aspiraciones a quienes pretenden la anhelada candidatura.

Duarte, no se inmuta ante las manifestaciones hasta abiertas de quienes tienen aspiraciones a ocupar su cargo y ha dejado correr con una clara visión democrática lo que sabe corresponde a una decisión cupular desde los Pinos.

Por eso, es un desgaste innecesario de quienes han pretendido mandar señales equivocadas dentro del PRI de que ya tienen ligada o amarrada tal candidatura.

Los analistas políticos con experiencia, se han ido a fondo al estudio de las postulaciones de otros candidatos para conocer el estilo de EPN para orientar a quien lleva mano en una decisión de oro.

Loa desesperados andan que se le queman las habas, cuando la realidad aun no se escribe la historia y sólo corresponde al presidente Peña, dar la línea por lo que no ha sido necesario declarar la guerra a Javier Duarte, quién está reconocido en los Pinos por un trabajo de resultados, aunque la prensa opositora se atreva a decir lo contrario.

Por lo pronto nadie ha podido descifrar el enigma priista de la sucesión y por eso hay a quienes los nervios los traicionan y con seguridad, Duarte al final del proceso de selección estará demostrando su vocación democrática ante propios y extraños, para darles una demostración de tolerancia y civilidad. A pesar de que es cierto, le tocó bailar con la más fea. Así las cosas.