Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Don Bosco
2014-11-06 | 09:46:39
Chinguetas comentó: “Por fin mi
esposa y yo alcanzamos la plena compatibilidad
sexual: a los dos nos duele la cabeza
todas las noches”...
Historia breve de fallido amor: Ella no
tomó la píldora, y él tomó el primer autobús
para salir del pueblo...
Tarzán le dijo a Jane: “El tráfico en la
selva se ha vuelto imposible: ya todo mundo
tiene liana”...
Definición realista: “El golf es el modo
más caro de jugar a las canicas”...
Una mujer le pidió al doctor Duerf:
“Examine a mi marido. Acostumbra
hablarles a sus plantas”. Dijo el célebre
analista: “Mucha gente acostumbra hablarles
a sus plantas”. Replicó la señora:
“¿Por teléfono?”...
Babalucas declaró, orgulloso: “Mi novia
y yo practicamos el sexo seguro: de la copita
nos pasamos al cigarrito”...
Afrodisio Pitongo, hombre proclive a
la concupiscencia de la carne, era taxista.
Cierto día le tocó llevar a una estupenda
rubia al aeropuerto. En el trayecto le dijo:
“Es usted la tercera mujer embarazada que
llevo al aeropuerto esta mañana”. Opuso la
rubia: “No estoy embarazada”. Respondió
Afrodisio: “Todavía no llegamos al aeropuerto”...
En medio de la oscuridad que últimamente
se ha abatido sobre México este
constante viajero que soy yo ve muchas
luces. Una vi en Cuernavaca, particularmente
luminosa, que me llenó de esperanza
y fortaleció mi fe en México y en los
mexicanos. He aquí que tuve la ocasión de
conocer la admirable labor que ahí hace la
Fundación Don Bosco.
Siento particular afecto por ese amable
santo. Fue él quien una vez puso su mano
en la cabeza de un niño turinés y le dijo:
“Tú serás sacerdote, e irás a un lejano país
llamado México”. La profecía se cumplió:
el padre Héctor Secondo, jesuita, vino acá
y vivió en Saltillo, mi ciudad.
Yo me confesaba con él, chiquillo de 8
años, flaquito y escuchimizado. “De penitencia
-me decía- tómate todos los días una
taza grande de chocolate con dos piezas de
pan de azúcar”.
Se contaban de él milagros: había levitado
en el momento de la consagración;
un día multiplicó las hostias. Fue el padre
Secondo quien nos habló de Don Bosco,
alegre santo que veía en la educación de los
niños y los jóvenes la mayor fuente de bien.
A esa tarea se dedica la agrupación que
en Cuernavaca y en Morelos lleva el nombre
del gran educador. La Fundación Don
Bosco, a través de becas que consigue, y por
medio de sus propios planteles, ha sacado
de la calle a incontables niños y muchachos,
y ha hecho de ellos gente de bien.
Un extraordinario sacerdote dirige esa
tarea, y es su inspiración: el padre José
Antonio Sandoval Tajonar. Llamado con
afecto el Padre Toño, todos lo quieren, lo
respetan todos.
En cada ciudad de México debería haber
una fundación como ésta, que reúne a tantas
personas de bien -maestros, donantes,
padres de familia, colaboradores- dedicadas
al común propósito de hacer el bien.
Obras así me enseñan que los buenos
prevalecen siempre sobre los malvados,
y que la bondad de los muchos supera a
la perversidad de los pocos. Agradezco
al Padre Toño su ejemplo, y le expreso mi
admiración por su labor.
Don Chinguetas veía a cada instante su
reloj. “Date prisa, mujer -le dijo a su esposa,
doña Macalota-. Llegaremos tarde a
la función”. “No me apresures -respondió
ella-. Hace tres horas te estoy diciendo que
estaré lista en un minuto”.
Una señora pasó a mejor vida. Su desolado
marido hizo incinerar el cuerpo de su
esposa, y puso en la sala de su casa la urna
con sus cenizas. Los visitantes pensaban
que era un cenicero, y depositaban ahí las
cenizas de sus cigarros. Cierto día llegó
el cuñado del señor y le dijo con asombro
al ver la urna: “Juraría que Matilda está
engordando”...
Don Algón, rico señor, se prendó de Nalgarina
Grandchichier, vedette de moda.
Todos los días le hacía un costoso regalo: un
coche, un collar de brillantes, un abrigo de
visón. Finalmente una noche le pidió que se
casara con él. “¿Casarme contigo? -exclamó
ella-. ¡Ah, no! ¡Eres muy gastador!”.
Aquel matrimonio vivía en constante
pleito. En el curso de una de sus incontables
riñas él le dijo a ella: “Cuando te
mueras pondré estas palabras en tu lápida:
‘Aquí yace mi mujer, fría como siempre’”.
Respondió ella: “Y cuando tú te mueras
yo pondré está inscripción en tu tumba:
‘Aquí yace mi marido, tieso al fin’”. (No le
entendí). FIN.

MIRADOR
››armando
fuentes aguirre
Historias del señor equis y de su
trágica lucha contra La Burocracia.
El Funcionario del Estado hizo llamar
al señor equis y le ordenó:
-Ve allá.
El señor equis, tembloroso, se atrevió
a preguntar:
-¿A dónde?
El Funcionario del Estado se dignó
responder:
-Allá.
Lleno de angustia clamó el señor
equis:
-¿Dónde es allá?
Dijo El Funcionario del Estado:
-Allá es allá.
El señor equis gimió desesperado:
-¡No sé dónde es allá!
El Funcionario del Estado replicó:
-Eso no importa. Vayas a donde
vayas no irás a ningún lado.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››por afa
“Fracasan las pláticas del Poli”.
Seguirán siendo infructuosas
esas pláticas constantes:
se ve que los estudiantes
no van a arreglar las cosas.

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