Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Falta mesura
2014-11-05 | 09:38:11
Don Frustracio le pidió a su mujer, doña Frigidia,
la realización del acto connubial. Le
dijo ella: “Tú sabes bien que tienes derecho
a dos por año: uno en verano y en invierno
el otro. Y hasta donde sé apenas estamos
en otoño”...
Babalucas relató: “Me enamoré de mi
maestra de sexto año de primaria. La cosa,
claro, no funcionó. Ella tenía 18 años y yo
42”...
Rosibel le dijo a Susif lor: “Practico el
sexo seguro. Nunca voy a las fiestas de la
oficina”...
Capronio es incapaz de darles a sus novias
un presente, pero a varias las ha hecho
que tengan un pasado...
Mensurémonos, señores, mensurémonos.
Eso quiere decir midámonos; contengámonos
en los límites de la razón y el buen
sentido. No me sorprendió que López Obrador
haya salido con la embajada de que el
Presidente de la República debe renunciar.
Él es dado a toda suerte de embajadas.
(Quien se tome la molestia de inquirir acerca
de ese vocablo tan sonoro encontrará que
en una de sus acepciones la palabra “embajada”
significa “proposición o exigencia
impertinente”).
Ahora, sin embargo, me inquieta el hecho
de que otras voces, respetables y respetadas,
están demandando o sugiriendo eso mismo:
que Peña Nieto haga renuncia de su cargo.
Eso me lleva a pedir que ponderemos bien
las cosas, que no caigamos en peligrosos
extremismos.
Si bien es cierto que el panorama nacional
es hoy por hoy desolador; si el caso
de Ayotzinapa ha motivado indignación
en todos; si los males que derivan de la
violencia y de la corrupción se están extendiendo
por dondequiera; si bien es cierto,
digo, que todo eso es muy cierto, las cosas
no han llegado a un punto tal que se haga
necesaria la aplicación de una medida tan
radical e inusitada como es la renuncia del
titular del Poder Ejecutivo.
No ha estallado una guerra civil. No hay
una revuelta o asonada, ni un levantamiento
popular generalizado. La situación en la
mayor parte del país no es tal que justifique
pedir el abandono de su puesto por el encargado
de la Presidencia. Un viejo dicho dice:
“Con tiento, santos varones, que el Cristo
está apolillado”.
Detengámonos a pensar un poco: si
acontecimientos como el de Ayotzinapa
fueran suficientes para provocar una renuncia
presidencial, cabe pensar que cualquier
grupo criminal o político, o cualquier
poderoso interés externo o interior, podrían
provocar en el futuro un suceso semejante
para conseguir la renuncia de cualquier
presidente, el que sea, y de ese modo desestabilizar
a la República.
Con todo esto que digo no estoy defendiendo
a Peña Nieto. Él dispone para su
defensa de todos los recursos del Estado.
En la cortísima medida de mis posibilidades
estoy defendiendo a mi país y a sus instituciones,
las cuales, con todos los defectos que
tienen, debemos mantener como única vía
para perfeccionarlas, siquiera sea a trompicones
y paulatinamente.
No nos precipitemos en esa forma última
del miedo que se llama pánico. Bastantes
problemas tenemos ya como para añadirles
otros. A los nocivos daños provocados por
las acciones de los malos no sumemos los
que causa la desesperación de los buenos.
No caigamos en radicalismos.
Debemos. (Nota: nuestro estimado
colaborador da otros 172 consejos a la
ciudadanía, consejos que, aunque plausibles
en su mayor parte, nos vemos en la
penosa necesidad de suprimir por falta
de espacio).
Himenia Camafría, madura señorita
soltera, recibió la visita de una sobrina
suya, linda muchacha en edad de merecer
que llegó a pasar vacaciones con ella.
Cierta noche la señorita Himenia escuchó
ruidos en el cuarto donde dormía la chica.
Abrió la puerta de la habitación, y a
la incierta luz que por la ventana entraba
vio a una sombra que salía. “¿Qué acontece?
-le preguntó llena de sobresalto a
su sobrina-. ¿Cuya sombra es esa que por
la lucerna de la cámara salió a la rúa?”.
Ya se ve que ni siquiera en los momentos
críticos abandonaba la señorita Himenia
el modo literario que tenía de hablar. “No
te asustes, tía -la tranquilizó la sobrina-.
El que salió es mi novio.
Me siguió hasta el pueblo, y se empeñó
Acuerdo innecesario
MUTATIS MUTANDIS
››rafael arias hernández
en venir esta noche a
hacerme el amor. Por
más que lo intenté no
pude evitar que lograra
su propósito”. Le
dijo la señorita Himenia:
“¿Y por qué no me
llamaste?”. “¡Uh, tiíta!
-respondió la muchacha-.
¡Si conmigo
no pudo asegundar,
contigo menos!”. FIN.

MIRADOR
››Armando
Fuentes Aguirre
Está el sol a la mitad del cielo.
Está el niño.
Está el ave.
Está la flor.
Está la mujer.
Está el amor.
De pronto cae la tarde. La noche
llega. Se ha ido el sol.
Pero luego amanece un nuevo
día.
Y está otra vez el niño.
Y está el ave.
Está la flor,
Y la mujer está.
Y está el amor.
Otra vez a la mitad del cielo está
otro sol.
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
››Por Afa
“Sigue en paro el Politécnico”.
¡Pobre Poli! Iba muy bien.
Sucesos así eran raros.
Va a tener huelgas y paros
un día sí y otro también

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