Por Catón
Columna: De política y cosas peores
Conservadurismo liberal
2013-12-19 | 08:59:42
“Sospecho que mi mujer me engaña” –le dijo en el bar un tipo al cantinero. “¿Por qué piensa usted eso, señor?” –preguntó el hombre. Explicó el otro: “La cabecera de la cama golpea en la pared cuando hago el amor con mi esposa. Yo salgo de viaje toda la semana. El sábado regresé a casa, y lo estábamos haciendo. La vecina gritó muy enojada: ‘¡Deberían suspender ese golpeteo por lo menos los fines de semana!’”…

Jock McCock, el sheriff de Joshua Tree, un alejado pueblo del Salvaje Oeste, iba en su caballo por el bosque cuando escuchó lamentos y gemidos de mujer. Acudió al punto y vio a la señorita Lilibelle atada al tronco de un árbol, y desnuda como las hijas del Cid.

Ella no era hija del Campeador, pero sí del hermano Rocko Fages, el predicador del pueblo, en cuyos servicios la señorita Lilibelle cantaba “Give me the old time religión” con acompañamiento de celesta y maracas.

Llegóse a ella y le preguntó qué le había sucedido. Respondió la hermosa joven: “Jack Ironrump, el rufián del pueblo, me atacó, y tras desnudarme me hizo víctima de sus bestiales instintos de lujuria. Luego me ató a este árbol y se alejó cantando ‘After the ball’”. “¡No puedo creer que Jack haya hecho eso! –se indignó el sheriff-. ¿Cómo se atreve a cantar esa bella canción, si su voz suena igual que un gato arañando el vidrio de una ventana? ¡Lo reprenderé severamente por atentar así contra el arte musical!”.

Lilibelle se enojó bastante al oír aquello. “¿Y qué me dice –preguntó furiosa- del vil atentado que cometió contra mi honestidad?”. “Acerca de eso, señorita Lilibelle –replicó McCock al tiempo que empezaba a desabrocharse el cinturón-, lo único que le puedo decir es que éste no es su día de suerte”…

Yo soy conservador. Eso es cosa que viene con los años. Siempre estoy abierto a nuevas ideas, a condición de que sean las mismas de antes. Sin embargo, paradójicamente, soy también un liberal. No al estilo del laissez-faire, laissez-passer, y tampoco al modo jacobino. Soy liberal moderno a la manera del krausismo. O sea de Enrique Krauze.

Quizá mi liberalismo conservador -o mi conservadurismo liberal- es fruto del hogar en que crecí. Hace unos días Bernardo Marín escribió un espléndido artículo acerca de mí en El País, ilustrado con una magnífica fotografía de Michel Amado, y destacó el hecho de que la familia de mi padre era conservadora, porfirista, en tanto que la de mi mamá era de librepensadores.

A veces domina en mí una tendencia, a veces la otra. Por eso me siento tan a gusto en el Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas, del cual soy miembro de número (no diré de cual número), pues esa institución es al mismo tiempo liberal juaristas y con rituales que tienden más a lo monárquico que a lo republicano.

Lo prueba el hecho de que sus presidentes lo han sido ad vitam, y en sus 37 años de existencia ha tenido solo cuatro. El actual es el profesor Arturo Berrueto González, hombre de calidad humana excepcional, quien fue brillante alcalde de Saltillo y que ha escrito muy buenos libros sobre la ciudad y acerca de Coahuila.

Su labor en el Colegio ha sido relevante. Yo espero que dure muchos años más al frente de la institución, y que yo lo vea. Ayer nos reunió en el tradicional desayuno anual de nuestra agrupación.

Ya no puede uno compartir el pan y la sal con los amigos, porque la sal ha sido retirada de las mesas por efecto de un decreto –pediré que se haga una consulta popular-, pero disfruté con mis colegas la buena amistad y la camaradería que hay entre gente que gusta de las mismas cosas. Por esos dones doy gracias a Dios y al espíritu de don Benito Juárez. Ya lo dije: soy conservador y liberal…

Terminó el trance de amor, y él le dijo a ella: “Si de esto te resulta algo le pones mi nombre”. Ella le dijo a él: “Y si de esto a ti te resulta algo le pones penicilina”…

“Quiero que me saque un diente –le pidió a su doctor una mujer. “¿Un diente? –se extrañó el facultativo-. Usted sabe bien, señora, que soy ginecólogo”. “Precisamente –insistió ella-. El diente que quiero que me saque es de mi esposo”. (No entendí este cuentecillo, pero debe ser bastante colorado)… FIN.







mirador

armando fuentes aguirre


Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que escuchó el Himno de los Querubines, de Bortniansky, dio un nuevo sorbo a su martini –con dos aceitunas, como siempre- y continuó:

-La vida se nos da para continuar la vida. Si ésta se interrumpiera quedaría frustrado el propósito de Dios de llevarnos hasta su perfección. Quien por su voluntad se aparta de la corriente de la vida se aparta igualmente de los designios de aquel que nos creó.

Dio un nuevo sorbo a su martini Jean Cusset y continuó:

-Sobre la tierra no hay nada más sagrado de la vida. Todo en la naturaleza tiende a perpetuarla. Negarse a la vida, negarse al amor, es desoír la voz de quien es el Amor y la Vida.

Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini. Con dos aceitunas, como siempre.

¡Hasta mañana!...



manganitas

por afa

“…Los partidos recibirán más dinero…”.

Siempre enseñamos el cobre;

actuamos como borricos:

tenemos partidos ricos

en este país tan pobre.

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