En la demagogia del pasado, con las acciones del presente, en el arranque del programa iniciado en Chiapas en contra del hambre, que supuestamente agobia a un promedio de siete millones de personas, cuando en las cifras hay quienes dicen que en México son un promedio de setenta millones de seres humanos que viven en la extrema pobreza.

El golpe “miediático” de la SEDESOL que encabeza la ex perredista, Rosario Robles, atrajo la atención del presidente Enrique Peña Nieto, quién encabezó el inicio del programa en contra del hambre en México.

Presente en el evento el gobernador veracruzano, Javier Duarte, para participar en las diversas acciones en donde esta entidad no escapa a los alarmantes índices de pobreza en municipios serranos, en este caso con primeros lugares de mayor miseria en el país.

Las medidas según la SEDESOL en cinco ejes rectores que dicen de los objetivos del cero hambre, la eliminación de la desnutrición infantil, aumento de la producción de alimentos y del ingreso de los campesinos y pequeños productores agrícolas, la reducción de las pérdidas en las cosechas y en el almacenamiento y comercialización de los alimentos y el impulso a la participación comunicatoria.

Todo esto denota, que Rosario Robles, mujer ambiciosa sin límite y conocedora de la política de un plumazo borró a todos los integrantes del equipo del gabinete peñista y la ex jefa del gobierno de la ciudad de México, abarcando áreas que no le corresponden, puso sobre el escritorio y a vuela pluma, los objetivos de la ONU del programa Hambre Cero, lo que indica que a partir de ahora, estarán desatadas las ambiciones de una mujer conocedora de los recovecos de la política y más al recordarse sus tiempos con el empresario Carlos Ahumada.

En la esquizofrenia política de los arribistas de otros partidos al gabinete del presidente Enrique Peña Nieto, los priistas de viejo cuño y los de la experiencia como el secretario de gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, se han mostrado moderados y receptivos al inicio de sus programas de acción con mucha reflexión y con especial cuidado, a fin de contribuir con esmero y capacidad al relevo del deterioro que dejaron los dos sexenios panistas en la presidencia del país.

Pero no es posible, que a tan sólo un mes y 21 días de iniciado el gobierno de Peña Nieto, la titular de la SEDESOL, Rosario Robles, en un apetito voraz de poder se proponga como en el fondo de se ve iniciar tempraneramente su carrera por la presidencia del país, cuando no se ubica y no se da cuenta que se trata de una invitada más al baile y que por su ambición pone en peligro la verticalidad de un gobierno empeñado en resolver los grandes problemas nacional de fondo y no sólo en la forma.

Con toda seguridad, los demás miembros del gabinete del presidente Peña Nieto se habrán quedado perplejos ante la osadía de crear en el papel un programa que se trata de buenos deseos y simplemente en donde no se ven las decisiones y acciones de fondo a una gran problemática de pobreza que afecta a grandes mayorías poblaciones de este país.

La desesperación de Rosario Robles por iniciar su programa de acción mediática, pone además de manifiesto que existe una percepción equivocada de la realidad en México, cuando primero se debió dar paso a un programa de seguridad en donde existen serios conflictos y demandas de la gente en la materia que piden resultados en zonas afectadas por el problema.

No se trata de decir que el hambre no se debe combatir de forma decidida, sino que en el fondo se ve que la funcionaria federal, buscó los reflectores con un tema prioritario para sus fines personales y que gana popularidad escasa, mientras la gente sigue clamando resultados en materia de seguridad y empleo.

Ojala y al poderoso secretario de gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, lo dejen operar para que en tiempo y forma se ponga en marcha el programa nacional de seguridad que el país requiere con la participación de todos los poderes federales, los gobiernos de los estados, los municipios y las organizaciones de la sociedad civil.

En Paz de Amado Nervo: Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz! Así las cosas.