El destacado comunicador Rubén Aguilar, hace un análisis del movimiento juvenil que ha puesto en jaque a los candidatos presidenciales y a los medios de comunicación en este país: El #Yosoy132 es una realidad incuestionable con todas sus posibilidades y limitaciones. Es un movimiento universitario que no “prende” a partir de demandas estudiantiles sino de carácter electoral. Es hijo del entorno y del tiempo que vive el país.
Si bien surge en la Universidad Iberoamericana, pronto trasciende ese espacio y se convierte, primero, en un movimiento integrado por estudiantes de universidades privadas y públicas de la Ciudad de México y, después, de otros estados del país. Desde un principio por su espontaneidad y originalidad, pero también por la coyuntura, obtiene una amplia cobertura mediática.
El movimiento aglutina a estudiantes que no tienen preferencia partidista y otros que sí la manifiestan. En razón de lo mismo se alimenta de un sector de estudiantes que de manera espontánea se inscribe en él y otros que lo hacen desde su simpatía o militancia partidista.
La presencia del movimiento, que debe celebrarse, después de algunos meses, superada la coyuntura donde surge, habrá de desaparecer como sucede con los movimientos sociales. La posibilidad de permanecer implicaría dotarse de una estructura formal, que no parece que pueda ocurrir, y en ese caso ya no sería un movimiento.
El #Yosoy132 no puede ser minimizado, pero tampoco sobrevalorado. Es un dato nuevo y esperanzador en la realidad del país, pero sus acciones, en su gran mayoría respetables y aplaudibles, no van a cambiar la intención del voto y tampoco transformar al país.
Hay un sector de la sociedad mexicana, no es el mayoritario pero sí tiene capacidad de estar en los medios y generar opinión publicada, que sistemáticamente saca de contexto y asigna posibilidades, que no tiene, a realidades como las de este movimiento estudiantil que son valiosas, pero acotadas.
Este sector siempre está a la búsqueda de un “hecho milagroso” que va permitir “cambiar” como ellos piensan al país. Descalifica siempre los logros alcanzados como resultado del esfuerzo de toda la sociedad y a veces a pesar del gobierno. Para ellos no sólo todo está mal sino cada día que pasa resulta peor.
Los datos de la realidad demuestran avances, a veces marginales, y en algunos casos muy lejos de lo que debe ser, pero manifiestan existen mejoras reales. En su lógica se niegan y siempre se camina hacia el abismo. Es también un sector que tiende a valorar como mejor, aunque no lo sean, a otros países.
Las verdaderas posibilidades del #Yosoy132 han sido sacadas de realidad por este sector y su visión no contribuye a ubicar los aportes reales del movimiento, que son relevantes. Sólo el esfuerzo constante por enfrentar la realidad tal como es, no las ilusiones sin sustento, pueden contribuir a profundizar y acelerar los cambios que el país necesita”.
Hijos de la TV

Por cierto, al movimiento de jóvenes se le ha pretendido dar una dimensión que no le corresponde como estudiantes de altas calificaciones, pero desde su aparición en los noticieros de televisión, muchos, la mayoría muestran la deficiencia educativa, se les nota que no saben leer en voz alta correctamente y que no conocen la historia de este país.

Además, el movimiento no pudo nacer ante la postura de intolerancia hacia el candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, lo que demuestra un sesgo ideológico.

En el caso de que hubiera existido pluralidad y respeto a la libertad de pensamiento, el movimiento pudo haber nacido con viabilidad y por el momento sólo queda como una vana intención de abrir a la información de las dos cadenas de televisión en México, que se quedan con las grandes fortunas de la publicidad comercial y de propaganda en los tiempos políticos.

Nadie dice, que los jóvenes no luchen por sus causas, al contrario se habían tardado, pero se aventaron sobre temas triviales como lo es la apertura de los noticieros de Televisa y TV Azteca, cuando existen otras problemáticas de mayor urgencia nacional en temas de educación, salud, empleo y seguridad, por sólo citar unos cuantos rubros.

La postura juvenil y de la gran mayoría de la población nacional que no puede pagar el cable, sólo recibe las señales de los canales de los dos hermanas televisoras en este país que ahora hasta se fusionan en materia de negocios de telefonía para hacer contrapeso a la intención de que se formen otras cadenas que les hagan una verdadera competencia.

Las prácticas monopólicas de los grupos empresariales forzosamente tendrán que acotarse y pronto con un nuevo gobierno, se tendrán que atender las múltiples demandas y necesidades de la gente, que ya se cansó de ver una misma programación televisiva vacía y ausente de contenidos. Se trata que en la tele pasan la misma temática en canales diferentes de dos empresas que son de diferente dueño, pero producen la misma basura de canto, baile, risa y de los famosos talks show de gritos y golpes simulados en un estudio.

La gente está acostumbrada a creer que todo lo que se en la televisión es verdad y que todo lo que se dice tiene un nivel de conocimiento muy bajo. Por eso nada escapa a una gran demanda popular en donde se busca esparcimiento y seguir el camino de la imitación.

Los gobiernos federales y estatales por décadas se han tenido que sumar y sumirse ante las grandes pretensiones económicas de los dueños de las televisoras para los pagos de los multimillonarios convenios publicitarios. Esto es lo que los jóvenes en el fondo están tratando de acabar con su movimiento.
También, las televisoras han utilizado a sus programas de noticias para atacar y desprestigiar a los funcionarios públicos a cambio, luego de los acuerdos comerciales de paz para no golpear. Aquí la importancia del ombudsman de los medios que acertadamente han solicitado los jóvenes del movimiento 132.

Pero también, esta apertura se tiene que traducir en las estaciones de radio, en las empresas editoriales y en todo lo que contenga información y conocimiento de calidad para hacerlo llegar a un precio accesible a las grandes mayorías de este país.

Ahora en el asunto del ciberespacio se ha creado la necesidad del teléfono celular inteligente en donde jóvenes y adultos quieren su aparato a un costo elevado para estar presentes en las redes sociales, aquí no se debe pasar desapercibido que la información que circula en la internet no tiene cien por ciento de veracidad, ya que no es comprobable.

El fracaso del debate organizado por los jóvenes de este movimiento quedó de manifiesto y Peña no se presentó con justificada razón, de la parcialidad en la intención de los estudiantes que hacen ruido y pusieron pimienta al proceso electoral, esto es innegable.

La Última Guerra de Lodo

Una de las solidas consecuencias de las actuales y casi prontas a la extinción, campañas políticas, es el hartazgo de parte de la población en general, por la guerra de lodo y la bajísima calidad del desempeño de los actores políticos, ausentes de propuestas serias.

Mostraron hasta la saciedad, la incapacidad de asimilar la agenda nacional y la regional. Ni siquiera mencionaron los temas más trascedentes para el desarrollo sustentable.

También exhibieron el total desconocimiento del proyecto de nación estatuido en la Constitución Política del país.

Entonces el pueblo, o sea más de cien millones de mexicanos, se pueden preguntar ¿con estas personalidades podemos construir una democracia propia del siglo XXI?

Quienes se ufanan en aparecer como políticos insustituibles e insoslayables, o no se enteraron de que el sistema político mexicano ya cambió o consideran que el manual de las viejas mañas seguirá siendo válido e insuperable.

En suma el gran cuerpo de electores, quedó cansado, asqueado, hastiado, y hasta la coronilla, de la guerra de lodo y por lo tanto quedó saturada y con el ánimo de volver a vivir en medio de tanta barbarie y conducta antidemocrática. algo que queda claro es que para muchos actores de los partidos políticos llegar forma parte de una estrategia de guerra. Así las cosas