Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
* El cambio generacional
2010-02-04 | 21:52:16

A casi dos semanas de que se formalice el “destape” oficial del candidato priista a la gubernatura de Veracruz –luego de que este miércoles 3, por unanimidad, la Comisión Política Permanente del CEN del PRI, presidida por Beatriz Paredes Rangel, validó en base al Artículo 159 de los Estatutos que el procedimiento de selección de los abanderados a la gubernatura, alcaldías y diputaciones locales sea por Convención de Delegados–, en algunos niveles de la burocracia estatal todavía dudan de que el gobernador Fidel Herrera Beltrán pueda concretar su proyecto transexenal.
Pero, ¿acaso un gobernante tan experimentado y exitoso en lides electorales pondría en riesgo todo su capital político, su tranquilidad y el futuro de otros proyectos de mayor envergadura tan sólo por el supuesto “capricho” de favorecer en la línea de su sucesión a un candidato cuyos detractores buscan descalificar principalmente por ser un joven de menos de 40 años de edad?
El razonamiento más lógico indicaría que no. Pero esos son, a final de cuentas, los riesgos que el ex gobernador de Chiapas, Eduardo Robledo Rincón, advertía al prologar el libro del comunicólogo porteño Alejandro Ramírez Morales, titulado “El compromiso de la Fidelidad. El relevo generacional en Veracruz”, en el cual el ex senador chiapaneco exponía que “el gobierno de Fidel Herrera sí sabe para qué quiere el poder y opera una transformación política con implicaciones sociales profundas”. 
El ex secretario de la Reforma Agraria recordaba precisamente que el mandatario veracruzano “es un ejemplo de los cambios que en la historia del país fueron significativos en materia de relevo generacional. Fidel Herrera es integrante de un grupo de mexicanos que desde los años sesentas consiguió una oportunidad de participar, políticamente, en un esfuerzo de las instituciones nacionales por renovar a la clase operadora del gobierno. Aquel grupo de jóvenes recibió la encomienda de traer nuevas ideas y vigor para el ejercicio de la política en el escenario mexicano”.
Para Robledo, “la construcción de un cambio en la estructura social, al promover, desde el gobierno, un cambio de actores políticos” es una tarea “importante para Veracruz y es inédita en el país en el sentido de que es consciente y se han previsto las consecuencias del relevo”.Otro politólogo, el investigador nicaragüense Lenin Fisher, apuntaba hace poco en un artículo periodístico que todo partido político moderno debe entender que sin relevo generacional no hay continuidad de las ideas y programas.
“Los partidos políticos deben saber que las nuevas circunstancias y los nuevos problemas necesitan nuevos hombres, nuevos cuadros, nuevas ideas, soluciones nuevas y caras nuevas”.
En este contexto es que no caben las críticas a las nuevas generaciones de políticos que actualmente encabezan gobernadores priistas como Ivonne Ortega, de Yucatán; Rodrigo Medina, de Nuevo León; Enrique Peña Nieto, del Estado de México, o Eugenio Hernández Flores, de Tamaulipas. Por eso en Veracruz no es fortuito que de sus más cercanos colaboradores, Herrera Beltrán esté empujando fuerte al joven diputado federal Javier Duarte de Ochoa para la gubernatura.
El cambio generacional en un país como México, liderado en sus altos mandos por gente de más de 50 años, es una apuesta arriesgada pero viable, sobre todo en una nación harta de los políticos de la vieja guardia, de prototipos gastados y discursos cansados. Sin embargo el cambio es arriesgado porque habrá fieros defensores de la política “como ha sido siempre”. El diputado con licencia Héctor Yunes Landa es un buen ejemplo, que critica y denosta a la juventud porque la confunde con inexperiencia.
En cambio, para los simpatizantes de Duarte, el legislador cordobés representa ese cambio generacional al que le está apostando Fidel Herrera para darle una nueva imagen al Revolucionario Institucional en Veracruz, ese mismo cambio que representó Peña Nieto, Ivonne Ortega, Rodrigo Medina y Eugenio Hernández para sus estados y que no trajo consigo la desbandada, ni la ruptura y mucho menos el caos. Todo lo contrario. En Yucatán, por ejemplo, el cambio generacional que representó la ex senadora Ortega le arrebató al PAN la gubernatura.
Fisher concluye que “en la lucha por los espacios de las nuevas generaciones, los grupos inmediatamente por debajo de los que ejercen las responsabilidades son junto con los jóvenes propiamente dichos, quienes deben impulsar la rueda del relevo”.
Así, pues, Fidel Herrera ha tomado la decisión de propiciar ese cambio, de impulsarlo a pesar de los riesgos que implica, y todo parece indicar que corresponderá a Javier Duarte demostrar que es el representante más capaz de la nueva corriente política de la Fidelidad para encauzar el relevo generacional en Veracruz.
La supuesta “necedad” del gobernador Herrera de promover como su sucesor a un joven menor de 40 años de edad hace recordar aquella anécdota cuando, siendo joven, el afamado poeta inglés John Milton –considerado por muchos el más grande después de Shakespeare– escribió que la juventud debía mandar en la sociedad, lo que provocó que el momificado establishment político inglés del siglo XVI se burlara ásperamente de él.
El gobernador Herrera sabe que el relevo generacional es una de las piedras angulares en la conservación de una sociedad. En su administración ha dado prueba de ello al incorporar a una amplia camada de jóvenes funcionarios. Y es que la palabra relevo proviene del ejército: el cambio de tropas cansadas por otras no-cansadas. Por analogía se ha aplicado esta palabra a todas aquellas situaciones en que se sustituyen las personas que en su puesto o función no pueden dar ya todo el rendimiento exigible, por otras de renuevo, que están con todas las energías. Se trata lógicamente de que las nuevas generaciones vayan sustituyendo sucesivamente a las antiguas de manera que el peso de la continuidad de la sociedad recaiga siempre sobre los brazos más fuertes y mejor preparados.
La justificación radica en que las exigencias de los cambios sociales, tecnológicos y económicos globales hacen que una generación tenga que capacitarse más y de forma diferente para actuar en la vida, de manera distinta a la de sus progenitores, con nuevos retos y en diferentes contextos.
¿Ahora se entiende por qué el diputado Duarte es impulsado por el gobernador Herrera para encabezar el relevo generacional en la entidad?
Pero Fisher apunta que en este proceso gradual e inevitable del relevo la actitud del nuevo liderazgo debe ser incompatible con el servilismo, la adulación y la prebenda, prácticas que en la actualidad siguen siendo los medios por los cuales muchos jóvenes logran “entrar” a la política. Por ello advierte que la continuidad de estas prácticas negativas ejemplifican perfectamente que puede haber un relevo biológico sin que haya un relevo ideológico.
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