Por Raymundo Jiménez
Columna: Al pie de la letra
2010-01-28 | 21:48:36
* LAS ENCUESTAS NO VOTAN

Si por las encuestas fuera, el diputado federal Javier Duarte de Ochoa –quien hasta ahora se perfila como el aspirante más aventajado del PRI a la gubernatura– prácticamente podría ganar nadando “de muertito” de aquí al 4 de julio.
Pero mal haría el legislador federal por el distrito de Córdoba si una vez ungido formalmente como candidato del Revolucionario Institucional optara por caer en actitudes triunfalistas y descuidara otros factores que bien lo pueden apalancar para retomar todavía más fuerza o, en caso contrario, podrían hundirlo a la hora de la elección.
Duarte de Ochoa pecaría de ingenuo si deveras cree que las encuestas que actualmente lo favorecen –tanto dentro como fuera del PRI, principalmente por el reposicionamiento del priismo logrado por el gobernador Fidel Herrera Beltrán en estos cinco años de su administración– son suficientes para alzarse con el triunfo electoral dentro de casi cinco meses.
Los sondeos más confiables sobre los escenarios electorales de julio próximo serán indudablemente aquellos que se apliquen en fechas cercanas a la de la elección, sobre todo después de que al igual que los partidos de oposición –PAN, PRD, PT y Convergencia–, el PRI defina también a los candidatos a la diputación local pero principalmente a los 212 ayuntamientos del estado.
Ello implicará, además, la eficacia con que se maniobre la “operación cicatriz” entre los demás aspirantes priistas a la gubernatura y sus grupos políticos, los cuales demandarán, obviamente, no sólo posiciones administrativas en el futuro régimen sino espacios en el Congreso local y en los próximos gobiernos municipales. Ello sin incluir las cuotas de poder que habrán de cederse también a los miembros de la nomenclatura priista, fundamentalmente a los líderes de los sectores obrero, campesino y popular, así como a los de las organizaciones de mujeres y jóvenes del partido tricolor.
Por ejemplo, para la diputación por uno de los dos distritos electorales locales con cabecera en Xalapa están tratando de meter con calzador al director de Asuntos Jurídicos del Sistema Estatal del DIF, Carlos Aceves Amezcua, sobrino del senador de
Carlos Aceves del Olmo, secretario de Acción Política de la CTM y hombre de todas las confianzas del dirigente nacional cetemista Joaquín Gamboa Pascoe.
Aceves quizá es muy buen muchacho, pero en la capital veracruzana no es ampliamente conocido. Es más, el funcionario del DIF se expone a que en plena campaña lo cuestionen por el sospechoso proceso de adopción que le facilitaron a la cantante Yuri, a la cual le fue entregada una niña que la estrella de Televisa ha explotado en su beneficio personal tanto en programas matutinos de TV como en revistas del corazón.
Y es que como director Jurídico del DIF-Veracruz, Aceves Amezcua se desempeña también desde hace dos años como secretario técnico del Consejo Técnico de Adopciones en el Estado.
Aceves, pues, no es la mejor apuesta para la diputación local que le pudiera sumar más votos a Duarte como candidato a la gubernatura. Sin embargo, el ex titular de la Sefiplan está siendo chantajeado hasta por el lado sentimental. Pero para ganar la elección, ante los rivales que se perfilan –sobre todo el director general del Issste, Miguel Ángel Yunes Linares, quien sea postulado o no por el PAN igualmente vendrá con la espada desenvainada a desacreditar a la administración fidelista–, Duarte tendría que hacer a un lado su corazón, aunque lata con fuerza, y asumir decisiones con mano firme y cabeza fría para no correr el mismo riesgo que en 2004 padeció el entonces senador Herrera Beltrán, quien pese a su longeva trayectoria política y popularidad quedó a escasos 26 mil votos de perder la elección de gobernador.
Según las más recientes encuestas –entre ellas la de Buendía&Laredo, de Jorge Buendía–, el gobernador Herrera cierra fuerte su régimen con el 82 por ciento de aprobación popular, 21 puntos arriba del presidente Felipe Calderón, del PAN, quien figura con 61% de las menciones a favor. Pero el mandatario veracruzano también ha ido uniendo a diversos y peligrosos enemigos que ahora están haciendo causa común en su contra.
El sábado 23, por ejemplo, el grupo “Entidad Plural” que encabeza Felipe Hakim, quien hasta hace dos años dirigía el Seguro del Magisterio, le organizó un desayuno muy concurrido al titular del Issste. Al final del evento, cuando Hakim agradecía la asistencia de todos, le fue arrebatado el micrófono por el dirigente del SUTSEM, Ricardo Diz Herlindo, quien una semana antes había estado en Córdoba, como invitado especial del diputado Duarte a su informe cuatrimestral. Según algunas versiones, Diz se habría quejado de haber sido reprimido por el gobernador Herrera por haberse opuesto a la demolición del edificio del IPE, ubicado a un costado de Palacio de Gobierno, y entre el aplauso generalizado terminó expresando su deseo: que los tres Yunes –Miguel Ángel, Héctor y José Francisco– participaran juntos en esta elección.
Duarte, pues, debe estar preparado para esta y muchas otras deslealtades y desbandadas. Es más, debería alistarse porque no es descabellado que en el futuro sus enemigos intenten infiltrar su equipo de campaña o coptar a su estructura electoral, como en 2004 le habría ocurrido a Herrera Beltrán en la zona norte del estado, donde arrasó Gerardo Buganza, del PAN.
Es más, luego del desayuno organizado a Yunes Linares este sábado 23, al bunker duartista le hicieron llegar una fotografía donde un comensal identificado como Arturo Hernández Abascal, (a) “El Chucky”, aparece sentado entre prominentes panistas como la diputada federal Silvia Monge Villalobos; el delegado de la Secretaría de Economía, Antonio Luna, y el secretario general del Comité Directivo Estatal del PAN, Hermann Ortega.
La presencia de Hernández Abascal en esta reunión con el aspirante de Acción Nacional a la gubernatura no habría generado suspicacias entre los duartistas porque todo mundo sabe que “El Chucky” fue, en el sexenio del gobernador Patricio Chirinos (1992-1998), un cercano ex colaborador de Enrique Ampudia Mello, en ese entonces director general de Gobernación y actualmente uno de los principales operadores políticos del director del Issste.
Pero resulta que su esposa, Griselda Castillo Clara, quien además es funcionaria de una importante área de la Secretaría de Seguridad Pública del estado, tomó posesión el pasado 5 de enero como miembro de la Comisión Estatal de Justicia Partidaria del CDE del PRI, nombramiento que personalmente le entregó el dirigente priista Jorge Carvallo Delfín.
Y como este “plural” matrimonio existen muchos priistas más que de aquí a julio próximo van a estar con Dios y con el diablo, midiendo las posibilidades de Duarte y los demás candidatos.
Un caso muy especial es el del diputado local con licencia Héctor Yunes Landa, el único aspirante del PRI a la gubernatura que ya advirtió que no se dejará “planchar” para cederle el paso a Duarte.
Por cierto, a Yunes Landa no se le vio en la ceremonia del 37 aniversario luctuoso del dirigente agrarista Alfredo V. Bonfil, organizado este jueves 28 en La Antigua, su cabecera distrital, y al cual acudieron el gobernador Herrera, la dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, y el diputado federal por Córdoba, quien fue el orador oficial.

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