El corredor del transístmico es la obra más cara y de mayor proyección del gobierno morenista de López Obrador. Es una inversión del estado mexicano por 97 mil 615 millones de pesos y además requiere la participación de la iniciativa privada por 159 mil millones. En números redondos se habla de un cuarto de billón de pesos, cifras que nunca se habían manejado para esa zona de los estados de Veracruz y Oaxaca.
AMLO entrará a la historia por la realización de este nuevo canal entre los dos océanos del mundo.
Beneficiará a 74 municipios del sureste mexicano que transformarán su tren de vida de cerca de dos millones de pobladores, aunado a la creación de varios miles de empleos.
Este corredor ahorra cuatro días de viaje a los buques que utilizan el canal de Panamá y este breve tiempo sin contar las largas esperas para transitarlo. Se agilizaría de manera sustancial el comercio entre Estados Unidos y Canadá con Europa y Asia.
Los que resultarán con mayores ventajas para su desarrollo serán los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, ya que requieren nuevas y más modernas instalaciones portuarias y la construcción de un mayor número de muelles. Ambos puertos serán los más importantes del país dejando a un lado al de Veracruz en el Golfo y Manzanillo en el Pacífico.
Pero lo más importante de los planes de infraestructura es la creación de 10 corredores industriales a la orilla del rápido ferrocarril japonés que recorrerá esa zona istmeña en menos de una hora. La cual tendrá un área de influencia de 6 mil 774 kilómetros cuadrados dando nuevos beneficios a una población de 971 mil 728 habitantes de las dos entidades.
Por otro lado se contemplan nuevas autopistas de varios carriles y la construcción de nuevas terminales para crear una moderna red aeroportuaria. Lo que implica a la construcción de un moderno aeropuerto en Minatitlán, que equivocadamente se le nombra cuando ese se encuentra en Cosoleacaque y el de Ixtepec en el estado de Oaxaca.
El plan de López Obrador de modernizar y mejorar sustancialmente la vida del marginado sureste mexicano con la obra del transístmico superará con creces el norte del país.
Resulta obvio que los dos gobernadores Alejandro Murat y Cuitláhuac García se van atribuir la realización de estas obras y la transformación de sus respectivas zona del istmo de Tehuantepec. Coincidentemente ambas regiones habían cifrado su futuro en el petróleo, la refinería de uno y los complejos petroquímicos del otro.
Esta magna obra obliga a crear un nuevo puerto en el existente en Salina Cruz que tendrá el nombre del Puerto de Salinas del Márquez.
El de Coatzacoalcos requiere una nueva terminal de contenedores y se estima que en movimiento superará en el año 2030 al de Houston, Texas.
El acceso exclusivo que tuvo este columnista sobre el proyecto final del corredor del Istmo se guarda con ciertas reservas por las especulaciones que tendrían los valores estratosféricos de los terrenos colindantes a este proyecto, sin duda el más ambicioso del primer gobierno federal de la izquierda mexicana.
Este corredor del Ismo fue utilizado por varios candidatos presidenciales del PRI y del PAN como un propósito de campaña electoral y ninguno lo llevo a cabo, confiados en la escasa memoria política del pueblo mexicano.
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