Ante la inacción del gobierno estatal ha dado margen a que surja una nueva mafia del poder en la entidad, donde un grupo de vivales se aprovechan para asegurar que cuentan con el apoyo y la bendición federal, para otorgar contratos de futuras obras de importancia y con costos millonarios.
Ante la desesperación de contratistas y empresas constructoras les resulta una tarea fácil convencer a estos empresarios para con el pago de una discreta cuota puedan empezar a recibir la autorización de estos trabajos y la formal promesa de los ansiados anticipos.
Lo más criticado por el presidente López Obrador es precisamente esta descarada corrupción y de elevados “moches” de quienes ilegalmente están operando en Veracruz.
Con el fin de dar más certeza a este engaño organizan reuniones con la presencia de alcaldes, donde se presenta el empresario constructor Roberto Sánchez Migoni, como Delegado Estatal de la Coordinación de Obras y Programas Federales.
No se descarta que estén involucrados altos funcionarios estatales que trabajaron en el gobierno de Yunes Linares y ante el desconocimiento e ignorancia de servidores públicos de la actual administración, operan por asignación directa la construcción de escuelas, hospitales y diversos proyectos hidráulicos, así como reparación y construcción de nuevas carreteras.
Una magistral estafa maestra jarocha.
El regreso del exdiputado Jorge Carvallo
Muy criticada la aparición del mexiquense millonario Jorge Carvallo en el proceso de la selección estatal de la dirigencia del PRI. Convertido en expuesto líder de cañeros pretende influir a favor del candidato seleccionado por el exgobernador neopanista Yunes Linares.
Emisarios del pasado identificados con el sello indeleble de la corrupción de los gobiernos del partido tricolor son los más cuestionados, se hacen presentes en el velorio de dicho instituto político.
La transformación del Cuarto Poder
No ha existido en la historia política de México un presidente tan involucrado para bien o para mal, con los medios de comunicación como Andrés Manuel López Obrador. Les otorga una importancia muy diferente a los mandatarios del pasado. Lo que más le interesa en sus conferencias matutinas son los cuestionamientos que le hacen los reporteros en su sesión final de preguntas y respuestas.
Esta actividad ha dado margen a que sean criticados lo que nunca ocurría en algunos medios, conductores y columnistas. El sobado tema de la libertad de expresión que como decía el periodista colombiano Alberto Aguirre, el manejo de la información no puede ser como el cierre de las cremalleras de acuerdo al tamaño de los pantalones. No es el papel de los periodistas ponerse al servicio del gobierno o del interés de un empresario.
Muy diferente a ejercer la crítica de acuerdo a la realidad de los hechos.
López Obrador aprovechó una de estas sesiones sobre el cambio que existe donde ya no puede el periodista amenazar con aquello de que si no me atiendes como espero… vas a ver lo que voy a publicar. -Eso ya no funciona, así puede ser el Premio Nobel de la Comunicación el que emita un juicio, si no tiene el rigor de la verdad y es tendencioso, el pueblo y las redes lo ponen en su lugar.
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