Para la gran mayoría del pueblo veracruzano ya está harto de los espectaculares que embadurnan las calles y carreteras, así como de los sórdidos spots en radio y televisión de los candidatos a puestos de elección popular.

Cuentan los días que estos tienen que desaparecer y dejar de ver las mismas caras de sonrisas falsas y leyendas de promesas que nadie las cree. Para un buen número de veracruzanos, quienes tienen las mismas rutas para ir al trabajo, para los jóvenes para asistir a las clases y las mujeres en compras de alimentos. No hay rutas alternas para no soportarlos y evitar estos anuncios de propaganda política.

Volver al escenario de la belleza natural en las orillas de las carreteras. Es el sueño acariciado de arribar al primero de julio, por eso la cuenta regresiva que utilizan estos medios como una esperanza de que ya terminen las campañas.

Para los que nos dedicamos a este mágico oficio anhelamos volver a la normalidad noticiosa de los hechos más relevantes para la humanidad que la desaliñada pugna electoral.

Inventar encuestas cuando todo mundo sabe que AMLO es inamovible en la preferencia del pueblo mexicano. Las mentiras políticas que muestran la desesperación de los perdedores, provocan enojo por tratar a la sociedad local como un grupo de personas con un elevado índice de deficiencia mental. Afirmar de manera engañosa que en un mitin político de cierre de campaña se contaron las personas y que en una hubo menos, cuando estas son celebradas en una plaza pública, con las calles atiborradas, una de militantes y otra de acarreados,  hasta el grado de individualizar el número como si se tratara de agencia de migración donde se exhiben los pasaportes para poder entrar o en un estadio que se conoce el número de asientos y de boletos vendidos. O de plano se desnudan y dicen a cuanta gente le pagaron para que asistieran.

Para tener esa certeza cuantitativa debió ser por el número de despensas, camisetas repartidas y de los camiones contratados para el acarreo. También por el número de burócratas obligados a presentarse en el evento.

Veracruz y Puebla en la mira

Hay dos estados donde hay una gran deferencia para el próximo presidente de México, Andrés López Obrador, son los de Veracruz y Puebla. La razón principal radica en el nepotismo familiar.

Rafael Moreno Valle desde niño vivió con su abuelo y su padre la presencia de miembros destacados de la clase política priista, el maestro Carlos Hank González calificaba a su padre como San Rafael, por ser un excelente médico.

En el caso de Veracruz es un invento insolente sin paralelo de la historia política de México, la pretensión del gobernador Yunes Linares  de heredar el cargo a su hijo, como si se tratara de una empresa o un negocio familiar. Sobre esto último, del gran negocio de manejar recursos públicos es lo que más duele y les preocupa si se pierde… aunado a riesgos judiciales.