Por Silverio Quevedo
Columna: En la mira
FLAVINO. LA MISMA LINEA
2016-10-15 | 11:12:51
FLAVINO. LA MISMA LINEA

Apenas han pasado dos días en que el gobernador interino, Flavino Ríos Alvarado ha tomado el cargo y ya ha marcado la línea con quien será el sucesor si es que, a como están las cosas, otra cosa no sucede.
Sí se pensaba que podría venir a tender la alfombra roja para que el panista perredista, Miguel Angel Yunes Linares, pasara a tomar el poder, como incluso se comentó en medios nacionales, es todo lo contrario.
Por ello, el retiro de Javier Duarte de Ochoa del cargo causa aún más expectativas y sigue generando suspicacias. Algo más trae la simple solicitud de licencia y más aún por tomarse una decisión de esta magnitud a menos de dos meses de terminar el mandato.
La primera, obviamente, es algo que ya se había confirmado y que es la negativa rotunda para que de sus manos pasara la estafeta a su acérrimo enemigo Yunes Linares.
La segunda es lo que cada vez se comenta con más fuerza y ayer se daba en este espacio un preámbulo. Algún tipo de negociación se ha fraguado tras un encuentro con Miguel Angel Osorio Chong donde se podría pensar resultaría el hecho de seguir poniéndosela difícil al choleño por sus historial de corrupción del que lo acusa a su vez Javier Duarte.
Y luego hay que abonarle las declaraciones de enrique Ochoa, quien no ha defendido a Duarte, al contrario lo ha fustigado y hasta promovió su sanción pero ahora, no ceja en ponerle la mira a Yunes, quien se ha visto amenazado.
En los próximos días la novela tomará el cauce debido. Y se pondrá más que interesante.
MUY EN CORTO
POLITICO DE ALTURA. Hace 13 años Octavio Pérez González dejó ausencia importante en la política no sólo regional sino estatal en Veracruz por tratarse de un hombre de cepa y que fungió al frente del ayuntamiento de San Andrés Tuxtla.
La clase política de los Tuxltas recuerda como Pérez González fue ejemplar personaje que siempre vistió la camiseta del pueblo.
Eran tiempos de turbulencia política, al interior del PRI, las corrientes se fracturaban y todos alzaban la mano, Octavio Pérez González se midió primero para conseguir la designación de su partido como candidato a la alcaldía para el periodo de cuatro años, 2000-2004, y luego con la candidatura en la bolsa, ratificó el cariño y confianza del electorado al ganar las elecciones a base de una política a ras de suelo.
Quienes lo conocieron en campaña aun lo recuerdan entrando a sus casas con total confianza, la misma que le trasmitía a sus votantes con una manera de hacer política alejada del convencionalismo y el discurso prefabricado.
Literalmente, se metía hasta la cocina, convivía, hacía compromisos y los cumplía, así fue hasta que una repentina afección cardiaca segó su vida un 12 de octubre de 2003, un año antes de concluir su gestión como alcalde de su natal San Andrés Tuxtla.
Esta semana han sido diversas manifestaciones que a más de una década mantienen vigente la figura de Tavo Pérez padre, líder de una dinastía política que lejos del cacicazgo, ha creado un sello familiar y personal de probada transparencia y compromiso con el pueblo.
Generó también los enconos, las enemistades políticas que no han sido superadas aún a 13 años de distancia, porque sus adversarios no supieron copiar su fórmula y básicamente no lo consiguieron porque su manera de hacer política se salía de las poses y el convencionalismo, era una legítima forma de comprometerse cuando la política era mantener valores hacia los ciudadanos.
Eran los tiempos de Miguel Alemán Velasco, y aunque su aspiración fue respaldada por Jorge Uscanga Escobar (políticamente fuerte, aún en aquellos años), fue la aceptación que tuvo en la zona rural y urbana la que definió al entonces Gobernador para designarlo candidato con garantía de triunfo.
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