Por Raúl López Gómez
Columna: Cosmovisión
Vana ilusión
2014-11-24 | 22:06:38
Entre los que ven y no aceptan la realidad nacional, hay quienes entre las mayorías de este país, perdieron ya la esperanza de encontrar un rumbo a una nación en desarrollo y pleno progreso, misma que se ha pensado por fin estará resolviendo las grandes demandas de muchos años que se acumulan y con el paso del tiempo se ha extendido la brecha entre ricos y pobres.

Pero en México, la nueva casta privilegia es sin duda las de los políticos que encumbrados en sus cargos públicos y de elección popular, así como en el manto protector de los desacreditados partidos políticos que disfrutan de las prerrogativas mensuales y que son parte de un mismo todo generalizado entre impunidad y corrupción.

Aun así, la gente trabajadora espera con anhelo la llegada de la navidad para tratar de obtener una percepción mayor pero a través de las propinas y de la derrama de los aguinaldos. Esta pequeña ilusión para millones de mexicanos significa todo, tener cena en la navidad y el año nuevo, comprar alguna prenda de vestir y poder cumplir con santa Claus y los reyes magos que no esperan y hay que atenderlos como una prioridad en estas fechas.

El duro corazón de los políticos, algunos cansados de los pobres de este país, otros desde los partidos políticos vociferando en contra de quienes nacieron pobres y no tienen posibilidades de acceder a estudio y empleo, así como también los empresarios que se niegan a dar pagos decorosos y prestaciones de ley a sus trabajadores, todo forma parte de la ausencia de justicia país, que empieza a tomar otros rumbo y otra dimensión, sin la atención requerida y sin darle la importancia manifiesta.

Los medios de información en el extranjero empiezan a endurecer las plumas en contra de los políticos y sus familiares, arropados desde un sistema caduco. Todo forma un peligroso caldo de cultivo, al que sólo se le da respuesta con el discurso tradicional de va la represión.

Ricardo Homs, comenta en su columna del Universal: México… entre la comedia y la tragedia.

“Las declaraciones del presidente de Uruguay, -José Mújica-, a la prestigiada revista internacional Foreign Affairs: -"México, visto a la distancia, da la sensación de ser una especie de Estado fallido con poderes públicos que están perdidos totalmente de control, están carcomidos"-, nos da la perspectiva que nosotros hemos perdido dentro de México.

Este controvertido presidente que acostumbra hacer declaraciones poco diplomáticas nos refleja la dimensión de la tragedia que vive México el día de hoy. Remata declarando "Estas cosas podrían ser en el medioevo, pero no pueden ser en el mundo de hoy", en relación con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y el descubrimiento de muchas fosas durante la búsqueda, hecho que aquí en México hemos minimizado como algo secundario.

¿Cómo explicarle al presidente Mújica que en este país surrealista hoy es normal que los policías hagan el trabajo sucio para los cárteles y por ello es que atraparon a los 43 normalistas y los entregaron a sus verdugos?.

Surrealismo puro, equiparable metafóricamente a la imaginación de Franz Kafka.

Por otra parte, después de ver la excelente película "La dictadura perfecta", del director Luís Estrada, -con un reparto de rostros muy populares y una historia supuestamente ficticia-, pero que cada vez que nos narra un acontecimiento podemos irle adjudicando nombres de personajes reales de nuestra política y de las televisoras, arranca carcajadas de la audiencia en las salas de cine, -puesto que con un impecable estilo de comedia mexicana-, nos muestra una lacerante realidad que terminamos minimizando de forma irresponsable para canalizarla a través del humor.

Lo peor de todo es que ya se le ha perdido el respeto a las máximas autoridades del país representadas en películas como ésta y en los "memes" de las redes sociales y de esta forma canalizamos nuestra frustración.

Sin embargo, de ahí no pasa. Los castigamos con nuestro desprecio, pero este rechazo no trae consecuencias en el mundo real.

Los dramas que cotidianamente viven miles de familias mexicanas víctimas,- entre la brutalidad de la delincuencia organizada y peor aún, las tramas que tejen las autoridades judiciales para salvar reputaciones políticas-, ya no nos despiertan nada más allá de una crítica y chispazos de ingenio y humor con que castigamos a los actores de estas tragedias.
Sin embargo, en el extranjero, la percepción es diferente.

El presidente Mújica, sabiendo que su país, -Uruguay-, no tiene intereses económicos y políticos en riesgo a partir de lo que diga, -con desenfado y un poco de exhibicionismo-, nos dice a la cara lo que piensa.

Sin embargo, ¿qué pensarán y no nos dicen los gobiernos de los países líderes, con los cuales nos unen acuerdos que representan grandes intereses económicos para ellos y que representan a los grandes inversionistas de impacto global?
Hay una crisis de liderazgos en todos los niveles de toma de decisiones, -nacionales y locales-, con base en pérdida de credibilidad.
El liderazgo se sustenta en tres factores fundamentales, credibilidad, respeto y confianza y estos tres atributos hoy no existen en México.
El mundo ya no es igual al de hace veinte años, pero nuestra clase política aún no lo ha descubierto. No entienden por qué se han vuelto tan vulnerables.

Hoy México está controlado por pequeñas minorías muy poderosas que las entidades gubernamentales no han podido siquiera enfrentar y por tanto, los toleran en algunos casos pero incluso llegan a apapacharlos en otros.

Una reciente pero poderos minoría que es la delincuencia organizada tiene amedrentada a la mayoría ciudadana de este país. La minoría compuesta por un sistema judicial y de impartición de justicia corrupto, decide quien merece la libertad y generalmente esto responde a la capacidad económica para pagar su rescate.

La burocracia es otra minoría que se sirve de los recursos públicos en su beneficio. Los miembros de la micro minoría de líderes sindicales corruptos controlan desde el ámbito organizacional los recursos y la operación de las oficinas de gobierno y de las instituciones productivas y las de seguridad social y con la amenaza de paralizar al país en las calles, dominan a los tomadores de decisiones gubernamentales.

Una minoría de maestros revoltosos tienen secuestrada la educación en México y con ello nuestro futuro. Una micro minoría de empresarios tiene el control de la economía del país.

Es urgente que con toda la legitimidad ganada en las urnas, el presidente Peña Nieto empiece a recuperar el poder que a lo largo de muchísimos años han cumulado estas pequeñas minorías y lo devuelva a las instituciones del Estado Mexicano que deben empezar a tomar decisiones y actuar a favor de las grandes mayorías de este país.

Esto significa para el presidente Peña empezar a soltar el lastre que representan estos aliados incómodos que siempre se ponen al servicio del gobernante en turno, para seguir ejerciendo ellos el poder usurpado, en su propio beneficio.
Para lograr deshacerse de quienes detentan estos cotos de poder será necesario dejar de anteponer afectos y compromisos espurios de muchos de quienes no sólo son colaboradores sino aliados personales y quizá amigos, para meterlos en la cárcel cuando hayan ejercido corrupción y así quede claro al resto de colaboradores y al pueblo de México, que realmente hubo un "golpe de timón" para rescatar el estado de derecho y el respeto de los mexicanos hacia el aparato gubernamental.

A final de cuentas, hasta los delincuentes, -a través de contubernio y componendas-, sustentan su poder en la impunidad que les da asociarse con funcionarios que les protegen a cambio de grandes fortunas”. Así las cosas.

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