El poder de la fuerza del estado ante una sociedad civil, que ha quedado fuera de la oportunidad de participación en la inauguración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en donde se apuesta a la seguridad que blindó en un caso exagerado las instalaciones del estado Luis Pira Fuente a más de diez cuadras a la redonda.

Por primera vez en mucho tiempo, los elementos de la fuerza civil de la policía estatal y personal de las dependencias federales, se dieron a la tarea de cuidar lo más mínimo de la seguridad para impedir cualquier tipo de situación que tuviera que ver con la protesta por el tema de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecidos y muertos a manos de la policía del municipio de Iguala en el estado de Guerrero, que ya tiene detenidos al matrimonio de los Abarca y cayó el sedicente gobernador de esa entidad perredista, Angel Aguirre.

Los efectos normales de indignación, molestia, rabia y de protesta, han tenido que ser reprimidos, cuando estudiantes de universidades públicas y privadas han pretendido boicotear con actos de protesta a los Juegos Centroamericanos que Veracruz como entidad mantiene en cinco subsedes.

La inauguración con un clima gélido, además de la frialdad de la gente, la que mucha llegó con los boletos regalados, que se dijo que estarían a la venta, y simplemente nunca pudieron obtenerse por los medios electrónicos.

La crisis de seguridad por los estudiantes normalistas de Guerrero, han sido muestra de un repudio a una situación de violencia inaceptable y que no sólo tiene enardecido y polarizado a todo un país, sino que desde diversos países, las protestas han sido evidentes y manifiestas.

La ausencia notoria del presidente Enrique Peña Nieto, en el evento inaugural nada tiene que ver con el desanimo evidente hacia el estado de Veracruz, en donde hay un reclamo de la derrota electoral en su elección que lo llevó a ganar la presidencia, ya desde antes se sabía que por el caso de Ayotzinapa el primer mandatario no estaría presente y por lo mismo, la ausencia de los diversos jefes de estado de las naciones participantes en un evento que se ha tornado con estrictas medidas de seguridad y con una organización que ha llevado muchos años en toda la logística y la adecuación de las instalaciones deportivas, pero que se han convertido también en una molestia para propios y extraños, por el clima de violencia y de inseguridad en todo el país.

Por su parte el doctor Genaro Aguirre, catedrático de la Facultad de Comunicación de la UV, dice que el caso de los estudiantes normalistas de Guerrero, tiene que ver con toda una época de violencia hacia los jóvenes en un país en donde no tienen oportunidades de superación a través del esfuerzo de poder estudiar una carrera y en una clara ausencia de apoyo para acceder a las fuentes de ocupación destinadas a quienes por tradición han detentado en este país poder político y económico.

“Los jóvenes ahora son victimas de un sistema que no hace nada por defenderlos, sino que además permite que les ataque y se les vulneren sus derechos, la juventud llegó al hartazgo de la pobreza, de la injusticia y de la falta de oportunidades. Los estudiante s ricos y pobres hoy unidos protestan por sus hermanos de una normal rural que han sido victimas del poder político y de la delincuencia organizada.

Se trata de una lucha natural de los jóvenes que ofrendan sus vidas, cuando no tienen forma de defensa y sólo sola presencia por ser mayoría ponen a temblar a las debilitadas y anquilosadas estructuras de un sistema caduco, agónico que no ha podido llamar a un cambio, cuando, sólo se piensa en la grande de proyectos de inversión que rayan en la corrupción y la impunidad.

El doctor Genaro Aguirre, dice que de continuar la ausencia de un programa de apoyo a los jóvenes de este país, serán dos generaciones las que se perderán por la falta de espacios educativos, de empleo y de las garantías para que cuando menos puedan intentar enfrentar una crisis en donde por el sólo hecho de ser jóvenes, son vistos como enemigos de los supuestos buenos y malos.

Los jóvenes ya no quieren ser carne de cañón del poder político y fáctico. Porque se preocupan de que ante los problemas del país, sólo les queda emigrar y enfrentarse al problema de optar por el rumbo equivocado del que son victimas tanto mujeres como varones.

Hace falta mayor conciencia de la sociedad civil para que se brinden oportunidades a los jóvenes en los trabajos y en las escuelas particulares mediante becas.

Esto no se resuelve con protestas ni manifestaciones, se va a resolver cuando a la juventud se le den verdaderas oportunidades de preparación para la vida y de un trabajo redituable.

Los jóvenes de este país no son delincuentes, y no hay que olvidar que son mayoría y por lo mismo son quienes te deciden una elección presidencial y de gobernadores, alcaldes, diputados locales y federales y de senadores.

Hoy los atacan y los persiguen mañana los pretenderán comprar su voto pero, los jóvenes son los únicos que por su lucha y convicción no venden su voto.

A la juventud hay que protegerla del alcohol, de los vicios de las drogas y de todas las situaciones que impiden su superación y que detienen su futuro.

El deporte es para los jóvenes un alimento una necesidad de esparcimiento y de escape a sus emociones, lamentablemente ahora ni eso pueden hacer practicar un deporte con plena libertad.

A los jóvenes no se les puede ni debe reprimir y menos recomendar que no protesten de forma pacifica, cuando es su única arma de defensa y así se les considera como la más peligrosa para un sistema en donde la juventud tiene un pleito de décadas por otras masacres y matanzas en la ciudad de México en 1968 y la del jueves de Corpus de 1972. Simplemente no se olvidan como ahora Ayotzinapa no se olvidara de la memoria de este país y el mundo. Así las cosas.