Los que saben del tema del análisis de la política veracruzana, puntualmente como expertos, ven en el estado de Veracruz en primer término un horizonte peligroso para el PRI en el 2016.

Se trata del desgaste normal a los muchos años de que el priismo se ha mantenido hegemónico en el poder en estos lares y más tarde que temprano, se tendrá que abrir paso a un nuevo paradigma que es el que se presenta en la actualidad con el avance de la internet, los celulares y sobre todo el efecto de las redes sociales que hasta el momento nadie ha logrado ni descifrar ni entender.

Luego entonces ¿Qué va a pasar en el estado de Veracruz en el 2016? Esta es la pregunta que muchos expertos pretenderán descifrar en los próximos meses y quizás en dos años, toda vez que ya entrado en el cuarto año del mandato del gobernador Javier Duarte y como ha sido tradición, se debe dar paso a un proceso natural de muestreo a los suspirantes de todos los partidos que pretenderán luchar por la gubernatura de la entidad más politizada del país.

Algo importante es que en la época actual, los aspirantes son toda una camada de la generación sándwich, los que estarán buscando las anheladas candidaturas para estar en la disputada elección al gobierno de Veracruz y que bien pueden ser superados por una postulación de algún joven de la época del ciberespacio.

Pero ¿cuál es el paradigma a resolver en torno a las preferencias de los electores? ¿Por qué partido o alianza se estarán decidiendo? ¿Se dará el clásico voto de castigo como ha sucedido en otras entidades en contra del PRI como ha sucedido con las famosas alianzas?

La respuesta es sencilla, en el PRI como ha sido costumbre todos los suspirantes naturales entran en una lógica confrontación con el gobierno estatal, que como ha sido costumbre, buscará tender las redes a algún delfín o delfina.

En la mayoría de los casos y antes del foxismo, en el presidencialismo a ultranza, se esperaba a la decisión central para indicar quién era el elegido por los dioses.

En esa nueva etapa de presidencialismo panista, a Fidel Herrera Beltrán, le tocó vivir los acosos y la intolerancia del gobierno estatal a su movimiento por diversos escenarios del territorio veracruzano.

Arropado por un grupo de amigos, el entonces senador, se montó en su macho y empezó a tejer su red de apoyos desde diversos sectores de la población, en donde entraron todos pobres, ricos y de las diferentes organizaciones.

En su andar político, Herrera Beltrán, encontraba a su paso el bloqueo natural a sus reuniones como sucedió en Martínez de la Torre, en donde desde la secretaría de gobierno y la subsecretaría de gobierno, se le cerraba el paso.

El político de Nopaltepec, fiel a sus convicciones declaraba a los medios de comunicación locales y nacionales, que en aras de la democracia en esta entidad, “todos los veracruzanos que nacen traen bajo su brazo una torta que puede ser la gubernatura”.

En esa época la mayoría de los actores políticos conocidos en el priismo de ahora ya encumbrados, no figuraban en la actividad política veracruzana. A casi diez años de distancia la situación cambió.

Fidel, así caminó y recorrió muchos kilómetros en el territorio veracruzano bajo la mirada celosa de sus enemigos apostados en el palacio sede del gobierno estatal.

Fidel Herrera, hizo sus amarres con mucha inteligencia y logró el principal apoyo, el del presidente del comité ejecutivo nacional del PRI, Roberto Madrazo, quién ante la ausencia de la titularidad del ejecutivo federal en el priismo, arropó al político cuenqueño con la ayuda de los distinguidos miembros de la clase política, así como del ex priista Ignacio Morales Lechuga que lo apoyó.

Aquella mañana en conocido restaurante de la avenida Cristóbal Colon del puerto de Veracruz, Herrera Beltrán, tuvo un encuentro con los perredistas que encabezaba Arturo Hervís, después llegó a la mesa en donde este reportero le presentaba una nota en donde se daba cuenta de que el precandidato atendería a los compromisos políticos con el gobernador Miguel Alemán y su esposa: El entonces senador leyó detenidamente y le subrayo contento varias líneas, para inmediatamente evocar una conocida frase: “que no se hagan bolas el candidato soy yo”.

Al tercer día se dio el destape en el periódico Imagen y varios de los funcionarios del primer nivel del gobierno estatal alemanista, hablaron al diario para indicar que existía una equivocación que ese no era el candidato. Muchos hablaron esa mañana de lunes menos uno, el gobernador Miguel Alemán Velasco, que su silencio denotó lo que tejió con sabiduría bajo el agua y celosamente.

Fidel como ha sido costumbre en este escenario político estatal, en aquella época, descifró el enigma, rompió todos los candados, cánones y las formas de hacer política, para luego en los primeros años de su mandato lanzar señales de su sucesión a favor del ahora gobernador Javier Duarte.

Hay que recordar que en esa época aun el PAN seguía al frente del ejecutivo federal, ahora en estos tiempos, el PRI ya montado en el gobierno federal con el presidente Enrique Peña Nieto, los analistas advierten de su propia sucesión en el estado de México, en donde el candidato más alto en las encuestas era Eruviel Avila y así sin discusión dejó pasar a quién estaba más altamente posicionado.

Este enigma, según los expertos es el que se dará en el 2016 en el estado de Veracruz en donde será el propio presidente Enrique Peña Nieto y el propio gobernador Javier Duarte, quienes darán paso como candidato o candidata del PRI al gobierno estatal a quién esté más alto en las encuestas y así convenga a luchar por una reñida que estará difícil ganar por lo cerrado de los números en los porcentajes de las preferencias.

Por eso, aquí la recomendación de los expertos va en el sentido de que los priistas, deben estar unidos en torno al gobernador Duarte, a fin de que su mandato siga creciendo con ello conservar la gubernatura de Veracruz en el 2016. Por eso para que gastar la pólvora en infiernitos entre los propios priistas que bien les conviene la unidad o como dirían para que las cortan verdes, si maduras caerán solitas. En pocas palabras los mensajes por venir de ambos políticos serán la clave del rumbo de la candidatura. Así las cosas.