Para el más prolijo autor contemporáneo de la literatura universal de nuestros tiempos, Gabriel García Márquez, en una entrevista concedida a la televisión española en 1982 en ocasión de haber obtenido el premio nobel, el escritor y periodista colombiano que ya anda en los 85 años de edad, describía diversos aspectos de su vida y la forma en donde mentalmente concebía cada una de sus obras, para después dedicar más de cinco horas diarias a escribirla con gran pasión y paciencia.

García Márquez, en esa entrevista decía: “soy más periodista que escritor” al entrar a una etapa de su mayor fama mundial y establecía que respetaba el ejercicio de sus compañeros que lo abordarían en la búsqueda de la anhelada entrevista.

La visualización de su libro en largas jornadas para le elaboración de una novela sólo en su mente, y después escribirla en los horarios cuando sus hijos en la mañana partían a la escuela.

Dice, García Márquez, que escribir no requiere de un silencio absoluto, sino simplemente la concentración absoluta para no desviarse del tema y de la idea.

Recordaba que una de sus obras: El Otoño del Patriarca, avanzaba una línea por día, cuando en sus demás obras logró escribir una cuartilla a doble espacio diariamente.

Mencionó los efectos de la influencia de su abuela en diversos aspectos de su niñez que le dieron una formación amplia del lenguaje por el uso de un castellano elemental que compartía con las frases, leyendas, los clásicos adagios y refranes contribuyeron a su formación en al arte de la narrativa en su pueblo natal Aracataca que siempre escuchó en el hogar y en los personajes de su pueblo.

También, todos los escenarios vistos y diálogos escuchados, en su pueblo natal fueron parte elemental para su obra cumbre: Cien Años de Soledad: El tiempo pasó y el coronel era el único habitante de la casa que no seguía viendo a su padre amarrado al árbol de castañas. Su madre lo saludaba como si todavía siguiera allí. Con el reinicio de los combates entre conservadores y liberales, Aureliano optó por refugiarse en el exilio de sus pescaditos de oro (como solía fabricar en su adolescencia). Y así lo haría hasta el momento de su muerte que justo coincidió con las últimas vacaciones de Meme.

Así fue, como fue el primer nacimiento en Macondo, el coronel Aureliano Buendía, estaba atrapado bajo el estigma de su nombre y destinado a una muerte segura: "Desde el principio de su adolescencia, cuando comenzó a ser consciente de sus presagios, pensó que la muerte había de anunciársele con una señal definida, inequívoca, irrevocable...". Este personaje condenado desde su nacimiento, puesto que su concepción no tendría que haber ocurrido, por la relación de parentesco entre Úrsula y José Arcadio Buendía.

Su soledad estaba basada en la de una persona aislada y retraída del mundo, pues ya desde su nacimiento esas características estaban perfiladas. Su predilección por las actividades solitarias del laboratorio, la elección de una espesa de escasa edad, su decisión por entrar en la guerra, y su posterior vuelta a ese oficio de hacer pescaditos (que había abandonado de joven), lo caracterizan como una persona poco desenvuelta, que de la única manera que podía relacionarse con los demás era violentamente. Se alejaba él mismo, al principio no fue discriminado, pero luego otras todas las batallas se fue alejando de sus seres queridos hasta el punto de no quererlos más cerca.

García Márquez, presenta una imagen de un Aureliano que evidentemente no es el mismo que tuvo el emprendimiento de casarse, de ir a la guerra, sino más bien como un hombre mayor caído a menos y consumido por en su propia soledad, pensativo y añorante de sus buenos tiempos de dictador en época de guerra. "Ese recuerdo como todos los de los últimos años, lo llevó sin que viniera a cuento a pensar en la guerra"

Murió en soledad, tal como había estado llorando en el vientre de su madre y como vivió toda su vida. "La familia no se enteró hasta el día siguiente, a las once de la mañana..."

Después amplio el abordaje del periodismo visto desde los primeros años hasta ahora del periodista y escritor colombiano, Gabriel García Márquez, por la amplia contribución con su extensa obra literaria de novelas, cuentos y poemas y de toda una vida dedica al periodismo desde su natal Aracataca.
García Márquez, hace uso de la historia de vida y la narrativa que combina con generosidad a través de las antiguas crónicas orales con entrevistas a sus familiares y amigos de su pueblo natal. El escritor y periodista como el mejor y el más reconocido en los tiempos modernos por tratarse de un fuerte impulsor de la cultural la literatura y el periodismo de investigación.
Se recordó aquella su frase dada a periodistas veracruzanos en una entrevista en Xalapa, cuando se realizó por parte de un grupo de destacados escritores veracruzanos y de todo el país bajo el auspicio de la Universidad Veracruzana en los sesentas un seminario de periodismo, en donde el laureado periodista y escritor anunció: “como Pinochet no cae volveré a escribir”.
Para el maestro Ignacio Oropeza López, académico distinguido de la UV, el periodista y escritor colombiano Gabriel García Márquez, ha sido un personaje humilde y sencillo que raya a veces en la timidez y nunca se mostró como un artista excéntrico, a pesar de que algunos de sus biógrafos lo han querido mostrar diferente. Acá en estos lares y en tierras veracruzanas que disfruto visitar en los inicios de su extraordinaria carrera.
Dice el ex director de la Facultad de Comunicación de la UV, que el famoso Gabo se mostró siempre atento y nunca buscó acaparar la atención. García Márquez ha tenido en sus aportes literarios y periodísticos, además de muy humanos un genio esplendoroso, excepcional y único. Por eso ha ganado muchos premios.
En el mundo del periodismo y la literatura, existe mucha preocupación por el estado de salud del escritor y periodista colombiano, quién en últimas fechas se dijo estaba enfermo.
Gabriel García Márquez, encontró en México un lugar idóneo para proyectarse internacionalmente como escritor al realizar en esta tierra su obra cumbre Cien Años de Soledad, y caminar por estos lares y principalmente en Veracruz en donde encontró mucho de parecido al ambiente de las regiones colombianas que le ayudaron en aquel tiempo a reducir la nostalgia.
Nunca ha dejado, dice de tener el contacto cálido y natural con los amigos de toda la vida y los nuevos amigos, en donde abreva en la intimidad y acepta las críticas iniciales a sus obras que dice va narrando, hasta terminarlas de escribir.
Los tiempos de café para hablar de literatura con sus amigos y las muchas horas de ir al cine, más las muchas horas de niño de escuchar le dieron un vasto bagaje de conocimiento y en donde los expertos no alcanzan de maravillarse de la magistral forma de enlazar el lenguaje para la conformación de sus muchas obras literarias. Así las cosas.