Han transcurrido casi 4 meses de que los nuevos diputados federales conformaron el Congreso de la Unión, con sus respectivas fracciones y por ende las bancadas por ecada estado, y en el caso de Veracruz se alza como una de las más nutridas donde Morena cuenta con 25 legisladores, le sigue el PAN con 5; PRI, 4 y PRD Y MC apenas con 1 representante de la entidad.
El tema es que a pesar de que en el caso de PRI y PAN son menos integrantes tienen su cabeza de grupo, tal parece que Morena con dos decenas y media de diputados federales que son veracruzanos entre electos por mayoría y plurinominales no terminan por ponerse de acuerdo y al finalizar el año, aún no tienen a su coordinador de bancada.
Esto demuestra sin duda que la diferencia entre grupos es tal que no logran uniformar criterios y aunque coincidieron en una propuesta inicial, este personaje declinó pues dice tener ya demasiado trabajo, lo mismo que hizo cuando se le inquirió poder venir a encargarse de una dependencia estatal en la entidad, también mejor optó por rechazarla.
Y es que cuatro nombres se han manejado con la posibilidad de incluirlos como los líderes de esta facción pero ninguno ha sido aceptado mayoritariamente entre las tribus.
Al primero con el que hubo coincidencia fue con el empresario porteño, Ricardo Exsome Zapara, quien obtuviera el triunfo por ese distrito con más de 80 mil votos, pero con un poco de soberbia, y sabiendo que sus intereses personales puedan estar mejor en la Comisión de Infraestructura a donde fue posicionado, simplemente agradeció la deferencia y dijo no.
Eso sí no ha dejado de hacer propuestas y de acomodar a su gente en diversos puestos claves, como la SIOP, DIF y Seguridad Pública. Además de posiciones menores en dependencias con representación en la conurbación Veracruz-Boca del Río, desde el World Trade Center, el Acuario y otras más de carácter administrativo. No obstante, la molestia es de los morenistas al no ser tomados en cuenta por Exsome Zapata, pero como dicen por allí, esa es otra historia y ya habrá tiempo de verse las caras.
Una vez descartado, Exsome quiso pasarle la estafeta a Rafael Hernández Villalpando, uno de los más votados por cierto, con más de 117 mil 600 votos en el distrito de Xalapa; pero saltó el gobernador Cuitláhuac García Jiménez y dijo que prefería que la responsable de la bancada veracruzana fuera su incondicional y casi fraternal, Dorheny García Cayetano, quien fuera su asistente personal pero más que eso, pocos saben que la legisladora por la vía plurinominal es como su hermana.
Entonces surgió un tercero en discordia, el diputado federal por el distrito 6 de Papantla, Jaime Humberto Pérez Bernabé a quien lo respaldan algo así como 60 mil sufragios. Y a quien lo apadrina nada másy menos que el supercoordinador federal, Manuel Huerta Ladrón de Guevara. Y es que Pérez fue su secretario de Finanzas en el Comité Estatal de Morena.
Las fracciones de Morena en Veracruz y su discordancia no deja avanzar el tema del “jefe” de los diputados veracruzanos, y mientras tanto, siguen sin cabeza, siguen sin un guía, siguen huérfanos. La lucha de poder, y los diferendos por incrustar su posición impera por encima del bienestar común. Algo incongruente en la doctrina de Morena.
MORENA, ¡ASESINOS!
El grito de asesinos, que tanto enarboló Morena y Andrés Manuel López Obrador, y en ocasiones hasta lo empleó en sus protestas y la lucha por décadas contra el sistema político, hoy se le revierte y hasta es utilizado en su contra.
Bien dicen que “no es lo mismo ser borracho que cantinero” y es que ayer durante el homenaje luctuoso a la gobernadora de Puebla, Erika Alonso y su esposo, el Senador y coordinador de la fracción del PAN, Rafael Moreno Valle, lanzaron consignas contra Morena sumándole el grito de Asesinos e injuriando también a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
Que ninguna culpa tenía la funcionaria presente durante el evento donde se hizo el homenaje ante las cenizas de los cinco fallecidos, además de los políticos mencionados, su asistente privado y los capitanes pilotos. Cuando Sánchez Cordero fue anunciada a pasar junto a las urnas con los restos, los gritos no se hicieron esperar e incluso el maestro de ceremonias debió llamar al orden.
Sánchez Cordero no es Morena, si el enojo es contra el partido político, tampoco iba en nombre de El Peje, era le representante del Gobierno federal, y la que asistió en nombre del Presidente de la República, y si bien se entiende el dolor y enojo de los presentes no era para la ofensa.
Hoy como gobierno, Morena en el poder, deberá lidiar con la retrospección, con la responsabilidad de atender los llamados y la exigencia de justicia como en este caso. Y aunque las acusaciones de los panistas, seguidores de Moreno y Alonso, estén fuera de base, es su obligación por ser quienes encabezan el sistema político mexicano, de atender estos reclamos con toda la voluntad que desde el primer minuto demostró el propio López Obrador.
Algo que sin duda deberá encargarse el Presidente y su equipo antes de que la especulación crezca como una bola de nieve.
Este hecho trágico ocurrido en Puebla, la muerte de estos personajes de la política mexicana, hace recordar otros casos como el del entonces secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño quien murió al desplomarse el jet en el que se transportaba y donde viajaba también uno de los zares antidrogas más importantes que haya tenido México, José Luis Santiago Vasconcelos en noviembre del 2008, éste último mencionado como blanco del narcotráfico durante el juicio en EU a Joaquín El Chapo Guzmán.
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