”¿Hay alguna causa por la cual quiere usted divorciarse de su esposo?”. Eso le preguntó el juez de lo familiar a doña Gorgolota. “Sí, su señoría -contestó ella-. La causa maternal”. El juzgador se desconcertó: “¿Qué causa es ésa?”. Replicó doña Gorgolota: “Ya me tiene hasta la madre”. El papá de Pepito leyó la carta que el chiquillo le escribió a Santa: “Quiero un iPhone y un iPad; un balón de futbol soccer y otro de americano; un avión de control remoto; unos patines de hielo; 14 juegos electrónicos; una bicicleta de montaña y una guitarra eléctrica. Y mis demandas no son negociables”. Doña Macalota le dijo a su casquivano esposo don Chingueta: “Ten este champú. Sirve para evitar la caída del cabello”. Contestó don Chinguetas: “A mí no se me cae el cabello”. “A ti no -replicó su mujer-, pero a tu secretaria sí”. No diré de la demagogia y el oportunismo que mostró López Obrador al escoger el 12 de diciembre como fecha para registrar su precandidatura. Ya había dado muestras de utilizar con propósitos políticos emblemas religiosos cuando bautizó a su partido con el nombre de Morena en obvia y tendenciosa alusión a la Guadalupana. Tampoco hablaré de su anuncio en el sentido de que dará un salario de 3 mil 600 pesos a los “ninis” -personas que ni estudian ni trabajan- mientras se capacitan en un taller o una empresa. Razonable como puede parecer esa propuesta, no es difícil que con ella aumente el número de quienes buscan trabajo con ganas de no encontrar. Una cosa sí comentaré, y es a propósito de la descentralización que AMLO se propone hacer de las secretarías de Estado. Tal se diría que para él la ciudad más septentrional de México, o sea situada más al norte, es Puebla. Ahí enviará a la SEP, y todas las demás dependencias que descentralizará estarán en ciudades más al sur: en Oaxaca la Sedesol; Energía en Villahermosa; Pemex en Ciudad de Carmen; Salud en Acapulco; la CFE en Tuxtla Gutiérrez; Semarnat en Mérida y Turismo en Chetumal. Decenas de ciudades hay en el norte con igual número de habitantes que las anteriores y con el mismo grado de desarrollo (o de subdesarrollo). Alguna explicación debe tener el tabasqueño que justifique esa marcada concentración suriana. Si la tiene debe darla a conocer por aquello de la igualdad de oportunidades para todos. Por mi parte sigo pensando que la tal descentralización tropezará con obstáculos muy grandes, y que si eventualmente AMLO llega a ponerla en práctica tendrá que hacer una más de las muchas consultas populares que lleva ya anotadas en su agenda presidencial. Doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad, y don Sinople, su marido, hacían un viaje por ferrocarril. Frente a ellos iba un sujeto que, se veía a las claras, estaba lejos de pertenecer al Country Club. En efecto, no tardó el tipo en demostrar su condición cerril: soltó de pronto un sonoroso cuesco que debe haberse oído hasta en las islas Aleutianas. “¡Cochino, marrano, cerdo, guarro, puerco! -se indignó don Sinople-. ¡Cómo se atreve usted a ventosear delante de mi esposa!”. “Perdone, caballero -se disculpó el pedorro-. No sabía yo que íbamos por turno”.Ya conocemos a Usurino Cenaoscuras.Es el hombre más avaro en la comarca. Su abnegada esposa le pidió tímidamente: “A ver si esta Navidad me compras un vestido”. Respondió el cutre: “No sabía que vendieras vestidos”. Él: “Si fuera yo rico ¿me amarías?”. Ella: “No sé si te amaría, pero sí me casaría contigo”. En el velorio del difunto su viuda lloraba con gemebundo acento. Una comadre suya trató de confortarla: “No llore, comadrita. Consuélese pensado que mi compadre le dejó siete hijos”. “¡Ande! -replicó entre hipidos la mujer-. ¡Ni siquiera son suyos!”. FIN.
? MIRADOR.? Por Armando FUENTES AGUIRRE.? “Canta como los propios ángeles”.? Así dice una frase consagrada. ? (O decía, porque las frases consagradas y no se usan).? La expresión se usaba para alabar a quienes cantan bien.? Yo supe, sin embargo, de un ángel que cantaba mal. Desafinaba terriblemente; perdía el compás a cada rato; empezaba a cantar antes que los demás ángeles y terminaba cuando ya todos habían acabado. ? El director del coro angélico se desesperaba, pues en las grandes ocasiones -digamos cuando llegaba al Cielo un predicador, cosa que sucedía allá de vez en cuando- los ángeles debían cantar como los propios ángeles, y el ángel desafinado echaba a perder el número.? Fue, pues, el maestro con el Señor y le pidió que le diera al ángel alguna otra comisión que no fuera la de cantar.? -Tráemelo -le contestó el buen Dios-, y lo tendré a mi lado. Los ángeles y los hombres que desafinan en la vida son los que más necesitan de mi amor.? ¡Hasta mañana!...
?MANGANITAS.?Por AFA.?“. Elecciones.”.? Elegir en estos casos? es algo muy imprevisto.? Hasta ahora lo que hemos visto? han sido puros dedazos.