Por Catón
Columna: De políticas y cosas peores
Aplauso a Peña
2017-01-21 | 10:14:39
Si yo fuera uno de mis cuatro lectores
me abstendría de leer el cuento que
descorre el telón de esta columnejilla,
y el que al final lo cierra. Ambos relatos
contienen una alta dosis de eso que
antes se llamaba sicalipsis, vale decir
malicia sexual o picardía erótica, según
define la Academia. He aquí el primero
de esos vitandos chascarrillos. Cierto
infeliz señor a quien llamaremos don
Motilo fue víctima de un penoso mal
que puso al doctor Ken Hosanna en la
necesidad de privarlo de sus testes, dí-
dimos o compañones. A fin de sustituir
las partes objeto de la ablación citada, y
para que el escroto del señor no quedara
horro y vacío, el célebre facultativo
usó un par de cebollitas de Cambray
que luego de breve regateo consiguió
a buen precio en una verdulería de la
localidad. El implante probó ser eficaz:
no hubo rechazo, y el saco testicular del
paciente recobró su forma y contextura
originales, si bien -hay que decirlo- los
mencionados cebollines no cumplían,
por su naturaleza vegetal, la función
de las glándulas que fueron removidas.
Al cabo de algún tiempo el competente
cirujano se topó en la calle con don
Motilo y le preguntó cómo le iba con la
operación reconstructiva que le había
practicado. “Muy bien, doctor -dijo él-
. Sólo hay un pequeño inconveniente
relacionado con mi vida conyugal”.
“¿Qué inconveniente es ése?” -inquirió
el médico. Contestó don Motilo: “Cada
vez que mi esposa me hace cierto gusto,
llora”. Tan pocas ocasiones da Enrique
Peña Nieto de que se le aplauda que no
puedo dejar pasar la ocasión de aplaudirle
hoy. Merece encomio el viaje que
hizo a Monterrey para expresar su solidaridad
a los regiomontanos y nuevoleoneses
con motivo de la tragedia sucedida
ahí, y ofrecer apoyo a los familiares de
las víctimas. Esa acción presidencial,
oportuna y bien realizada, habla de un
mandatario con sentido humano que
acude con prontitud al lugar donde su
presencia es necesaria. Más allá de toda
política el gesto de Peña Nieto es digno
de reconocimiento. No seré yo quien se
le regatee, aunque sé bien que en los días
que corren es políticamente incorrecto
decir cualquier cosa buena de él. Yo, que
me especializo en ser políticamente
incorrecto, lo aplaudo sin reservas. Una
joven aldeana entró a robar manzanas
en el huerto de un avaro propietario. La
sorprendió el mal hombre y le dijo que
la iba a entregar a los alguaciles a fin de
que la pusieran en prisión. La muchacha,
gemebunda, le suplicó que no lo
hiciera: tenía salud frágil, le dijo, y había
oído a su padre decir aquello de que “An
apple a day keeps the doctor away”, una
manzana al día mantiene alejado al
médico. Necesitaba la fruta para seguir
el consejo paternal y mantenerse sana.
En buen estado de salud se hallaba la
garrida moza, a juzgar por las buenas
carnes que mostraba: tenía opulento
tetamen y prominente traspuntín. Así,
el aprovechado huertero le dijo que la
dejaría libre, y aun le regalaría otra
media docena de manzanas -de las
picadas por los pajaritos, eso sí-, a condición
de que yaciera con él ahí mismo.
Sobre el de grama césped no desnudo
-el verso es don Luis de Góngora y Argote-
cedió la joven al deseo del avieso
tipo, que se refociló cumplidamente
en ella. Acabado el lúbrico episodio la
muchacha preguntó: “¿No quiere usted
asegundar?”. “¿Por qué?” -se sorprendió
el tipo. Explicó ella: “Es que ahora que
estaba en el suelo vi unas peras muy
buenas”. Viene ahora el segundo relato
sicalíptico que arriba se anunció. El
maestro explicaba a sus alumnos todo
lo concerniente a los mamíferos. Preguntó:
“¿Alguno de ustedes conoce un
pez mamífero?”. Arriesgó Pepito: “¿El
pezón?”. FIN.

MIRADOR
›armando
fuentes aguirre
San Virila fue al pueblo a pedir
el pan para sus pobres. Al
llegar vio a un muchachillo que
lloraba desconsoladamente al
pie de un árbol. Le preguntó:
-¿Por qué lloras, pequeño?
G i m i ó e l n i ñ o :
-Mi gatito subió al árbol y no puede
bajar. Haz el milagro de bajarlo
por el aire hasta mis brazos.
Re sp ond ió el f r a i le c it o:
-Los milagros no los hago yo, los
hace Dios. Sentado como estás, y
así, llorando, no vas a lograr nada.
Sube al árbol y baja tú mismo al
animalito. Anda, puedes hacerlo.
El niño se esforzó y escaló el tronco
hasta llegar a la rama donde el
gatito estaba. Lo tomó y lo trajo
de regreso. Orgulloso lo mostró
a San Virila. Le dijo el santo:
-¿Ves los milagros que hace
Dios cuando lo ayudas tú?
¡Hasta mañana!...
MANGANITAS
›por afa
“. El Chapo Guzmán fue extraditado
a Estados Unidos.”. Ahora
hay quienes allá
piden en tono exaltado
que Trump sea extraditado
y nos lo manden acá.

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